... Desde aquella invasión española al Perú, luego de la vida colonial, de la vida republicana y hasta nuestros días vivimos infectados del virus de la corrupción que día a día se hace mas universal en la población nacional del Perú e Iberoamérica. Fijémonos entonces, quienes fueron los que ayudaron a la toma del Imperio del Tahuaintisuyo, quienes eran los gamonales, burgueses y aristocráticos de nuestra raza, que con la sangre y el sudor de nuestros antepasados engrandecieron su poder y economía, sí con el dolor y sufrimiento de nuestra gente - «Cholos del Perú andino» - que eran la carnada de los cañones en cuantas guerras internas vivió la patria, mucho antes de la independencia de la elite limeña que se jura en 1821.

Repasando la historia republicana que se gesta desde aquel año «independentista» hasta 1894, nuestros soldados de tropa eran recluidos de los pueblos andinos y sus oficiales eran de familias hacendadas o de abolengo burgués con poder económico quienes asumían los grados y rangos, los mismos que eran manejados por la «aristocracia limeña o centralista», para llegar al primer poder de la patria; ahí tenemos como ejemplo ese manto de la corrupción y la traición, sí esa mal llamada guerra del pacifico Perú – Chile de 1879 – 1884, la misma que lo declaramos que no fue una guerra sino una invasión al Perú y a Bolivia, para luego expropiarse tiránicamente las riquezas del guano y salitre de Arica, Tarapacá, Antofagasta y Atacama, bajo el imperio capitalista ingles que carcomió el cerebro de los «poderosos del Pacifico» (conformado por peruanos, chilenos y bolivianos, todos ellos traidores y corruptos).

Amigo lector, Ud. se preguntara pero que tiene que ver el uno y el otro con el titulo de CORRUPCIÓN; hemos querido darle esta somera introducción para mirar el pasado y ubicarnos, para precisar sin lugar a equivocarnos que hoy la patria esta infectada y pudriéndose con el virus de la corrupción, y que esto se acentúa mas en aquellos hombres poderosos de la economía y la política, «lideres» y hombres malformados o mal educados (que se encuentran en cuantas oficinas exista, y en las calles) para ganar «su dinero» sin importarles la ética, la moral, o los sanos principios de servir en la empresa publica o privada con honestidad, con transparencia, y con eficiencia, o vivir en el sano juicio de apoyar al débil o enseñar al que no sabe.

Actualmente somos testigos en el Perú, que los corruptos del régimen pasado fueron juzgados y sentenciados a penas benignas por convivir con la mafia fuji-montesinista - y en el presente gobierno todo los indicios de corrupción vienen siendo investigados – fuera quien fuera – eso esta bien - pero esta lectura que nos demuestra – Que, existe en estos momentos una conspiración capitalista y política (acaso no son las mismas familias y apellidos que vienen de centurias de años, y que ven peligrar su fortaleza económica y que sus vidas han sido descubiertas en puras quimeras políticas, y que por ello pasaran tan pronto al olvido y al juicio supremo de nuestros pueblos; espero equivocarme) contra el sistema democrático en transición, quienes no soportan que en este siglo XXI el poder viene de los pueblos del Perú Andino, y que en el 2006 muchos serán historia pasada sin pena y gloria para recordarlos.

Es aquí donde los medios de comunicación (radial, televisiva y escrita) quienes estaban comprometidos con ese grupo del poder económico del País, así como los espurios generales y ex – ministros del régimen pasado y corrupto - la «prensa chicha», viene y venían hilvanando la defensa de sus amos (a costa de denuncias triviales y bulliciosas noticias especulativas, en contra de los pequeños burgueses de la política de este siglo), quienes en la hora, de sus sentencias ni pío pronunciaron, porque fue el fuero civil y el poder oligárquico que indulgentemente salvaguardaron su supervivencia social; sí, a favor de los conspiradores de la democracia, que día a día no descansa por malgastar la imagen del régimen actual, al dejar entrever aquel dicho: «mira quien juzga al corrupto» o el pasaje bíblico que nos dice, en Mateo 7, inc. 1: «No juzguéis para que no seáis juzgados; 3: ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?, y 5: ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano»; es ésta la ruta de estos zoilos de la democracia, con lo que entretienen y confunden a la opinión pública nacional e internacional, demostrando con ello que el poder de la «información» es letal, para manipular las noticias y por ende la conciencia de cuanto individuo mal preparado o educado escucha, ve o lee.

Pero mirando retroactivamente en nuestro País, acaso no se ve este mismo juego de los «políticos caseros» y de algunos mal llamados hombres de «prensa», que caminan y hablan al compás de una corruptela domestica y de cantina, para beneficiar el ego populista - delirante de algún politiquero, y sobre ello hacer cualquier información desproporcional e infantil y entregar como noticia, haciéndole el juego cual tablero de ajedrez?. Nuestros actos deben ser responsables con la sociedad, al denunciar con objetividad y no hacer denunciología, hagamos buenas investigaciones periodísticas, no pasar a las no tan buenas, a las malas y ridículas; y la premisa nuestra debe ser que la competencia no devalúa el sentido imparcial de la investigación periodística, porque eso afecta la labor de la prensa seria, creando todo una rama de opiniones suspicaces, y que con justa razón se da el cuestionamiento de la opinión publica en contra de la Prensa, local, regional y nacional.

Y por ultimo, recordemos que la democracia es justicia, todos tenemos el derecho de apoyar al pobre e incluirlos a la sociedad soberana y libre; y decimos que en estos tiempos de la globalización, se vienen aplicando nuevas formulas de acción social y participación política – es aquí entonces que la prensa tiene un rol protagónico para el fortalecimiento del sistema democrático en el país, y por tanto debe de estar a la altura de la importancia que requiere la sociedad para facilitar la reflexión sobre si misma, y juntos caminar por las senda de la justicia y el desarrollo.