Todavía no se sabe exactamente cuantos son los muertos -que se calculan por miles- ocasionados por el huracán Katrina que asoló con furia devastadora ciudades y campos a su paso por tres estados de la Unión Americana, y ya asoman las recriminaciones en busca de «culpables» de esta terrible tragedia humana que ha consternado al mundo, sin duda el más grande desastre natural que haya afectado al pueblo de los Estados Unidos.

Empequeñecido ha quedado el ataque terrorista del once de septiembre, si el dolor se midiera en el número de víctimas inocentes.

Y en medio de esta tragedia, los del gobierno de Washington para exculpar a la Casa Blanca de toda responsabilidad en el mal manejo de la situación a partir del paso del huracán, apuntan para la gobernadora Demócrata del Estado de Louisiana Katheleen Blanco, señalándola como primera responsable.

Son los Republicanos haciendo política pensando ya en las próximas elecciones congresionales en las que con toda seguridad saldrá a relucir en el debate electoral el tema del huracán Katrina y la responsabilidad de unos y otros en el asunto. Se trata de ver a quien se cargan los muertos. ¡Cosas de la política!

La gobernadora a su vez se defiende señalando como «gran culpable» de lo que ha sucedido antes y después del paso de Katrina, al aparato burocrático federal que esta bajo el mandato directo del propio Presidente George Bush, señalándose que ni se tomaron las precauciones previas en la reparación de los diques y represas de contención de las aguas como se venía denunciando, ni tampoco a posteriori se actuó por la Casa Blanca con la urgencia necesaria para proporcionar el auxilio inmediato a las víctimas de tan descomunal catástrofe humana.

Otros señalan que por culpa de la guerra de Irak- que es la guerra de Bush- la Guardia Nacional no tenía hombres disponibles para acudir en ayuda de los damnificados en los primeros momentos del desastre.

Cuando el mundo ha ofrecido su ayuda generosa al pueblo norteamericano pasando por encima de las diferencias entre gobiernos como hizo el de Cuba con el gesto de ofrecer mil 500 médicos para socorrer de inmediato a las víctimas del huracán Katrina, no caben mezquindades dictadas por el egoísmo y el orgullo personal o las conveniencias políticas. Sabemos por qué La Casa Blanca no ha dicho hasta ahora que sí al ofrecimiento cubano.

Y eso es de criticar. Sin embargo, en mi opinión, yo que no soy Demócrata ni soy Republicano, aunque está de más decir que no tengo la más mínima simpatía por el Presidente Bush, digo este no es el momento de andar buscando «culpables», aunque sin duda que los hay.

Lamentable, muy lamentable y de peor gusto que ante una catástrofe de tal naturaleza prime el interés mezquino electoral de la política partidista vulgar, por encima del deber humanitario que reclaman estos trágicos acontecimientos. Repito no es momento de buscar «culpables», ni en Washington ni en Louisiana, cuando millones de norteamericanos lloran esta gran tragedia-una catástrofe nacional- y otros miles, no se saben cuantos, son cadáveres insepultos flotando en las aguas putrefactas de las calles de Nueva Orleáns.

Enterremos a los muertos, y después veremos.