Las cosas evolucionan en Irak de un modo totalmente distinto a como esperaba al Presidente: no se encontró ningún arma de destrucción masiva, no fuimos recibidos como libertadores, el petróleo no corre como estaba previsto, la situación se ha vuelto más difícil. Los derechos de la mujer han disminuido y los vínculos con Irán son mucho más estrechos. Y me preocupa que la charia sea «la» fuente del derecho y no «una» de sus fuentes. Asimismo, tengo temores acerca de la integridad territorial del país. Pero nada de eso debe hacernos desistir. La guerra en Irak era algo que quería hacerse, pero que no era indispensable. Nuestro compromiso, sin embargo, ya no es una cuestión de voluntad, sino que reviste un carácter indispensable.
La guerra en Kosovo era «nuestra guerra» en el sentido de que tanto Bill Clinton como yo estábamos convencidos de que debíamos poner fin a las purgas étnicas y permitir a los musulmanes recuperar su patria. Logramos ese objetivo, pero lo que no pudimos hacer fue definir un estatuto claro para Kosovo. Los objetivos en Kosovo eran diferentes a los de Irak, el discurso de Bush ha cambiado con frecuencia. Primero fue el derrocamiento de Sadam y las armas de destrucción masiva, después la democracia en el Medio Oriente y el derecho de la mujer. Hoy en día, la preocupación del gobierno parece ser el garantizar un mínimo de seguridad.
Contrariamente a John Deutsch, el ex director de la CIA que criticó a los «halcones humanitarios» tanto del gobierno de Bush como del gobierno de Clinton y que aboga porque nos ocupemos únicamente de la defensa de nuestros intereses nacionales, yo establezco una diferencia entre la política de guerra preventiva de Bush y el «deber de defensa» que yo recomiendo. En Kosovo no tratamos de formar una sociedad multiétnica, sino tratamos de evitar que se escindiera sumida en un baño de sangre.
Aunque Gorbatchov lo crea, en Kosovo no se trataba de disminuir la influencia rusa; se trataba del proyecto «Europa libre y unida»; los rusos querían una especie de solidaridad eslava. Nosotros no ocupamos a la ex Yugoslavia y no tenemos intenciones de hacerlo. Todos los grupos étnicos deben poner los ojos en Bruselas para lo concerniente a su futuro. No obstante, comprendo que con lo que sucede en Irak, algunos alimenten dudas, con carácter retrospectivo, sobre las intenciones de los estados Unidos en Kosovo.
Los militares norteamericanos sólo deberían intervenir en los sitios donde hay gente amenazada con sufrir purgas étnicas. El problema de la política de Bush no es que sea unilateral, sino que es unidimensional. Todo es visto a través del prisma del 11 de septiembre, como si no existiese nada más en el mundo. Estados Unidos, más que ningún otro país, cuenta con el potencial necesario para hacer el bien.

Fuente
Die Welt (Alemania)

«Bush-Politik ist nicht einseitig, sondern eindimensional», por Madeleine Albright, Die Welt, 7 de septiembre de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.