No hay que ser muy zahorí para darse cuenta que Estados Unidos dará preferencia a otros temas que al TLC con Perú, Ecuador y Colombia. El ministro del TLC y Asuntos Foráneos, oficialmente de Comercio Exterior, Alfredo Ferrero, ha tenido la desfachatez característica de anunciar que si todo falla hay que rogar por la prolongación del APTDEA. Es decir David Waisman tenía razón cuando denunció que nuestros negociadores iban “de rodillas” a Gringolandia. ¡Qué vergüenza!

Sólo a estúpidos y débiles mentales puede ocurrírseles que el presidente Toledo va a convencer a “su amigo” Bush de cambiar lo que son designios geopolíticos e imperiales de la potencia norteamericana. Si habló con él o se saludó por algunos minutos ¡ya es bastante! Bush es un gringo típico, racista, descomedido, irresponsable, un clásico WAS (white anglo-saxon) que trata al resto como lo hizo con las víctimas del huracán Katrina. ¿Cree alguien que dará algún trato preferencial al mandatario de una república cuasi bananera? ¡Tonterías!

Aquí las agrupaciones empresariales, con tufo oportunista, ya empezaron a pedir que Perú prolongue, del modo que fuese, las ventajas propuestas por la APTDEA, porque ya todos han llegado a la conclusión inequívoca que el TLC es una meta lejanísima y un rotundo fracaso como política comercial. Y ¿ahora qué nos dirán los cacareadores de la piedra filosofal que ellos decían que era el TLC? ¡Ferrero y su patota han propuesto que roguemos!

Cuando en un país sus autoridades se comportan como cipayos, serviles orgánicos, vendepatrias congénitos, ramplones endémicos, no hay chance siquiera de esgrimir actitudes negociadoras, porque el ámbito se reduce a “sí o sí”. ¿Quién le aprieta las tuercas a los farsantes ganapanes y mercaderes exaccionadores que han actuado a vista y paciencia de todo el mundo?

¡Es el momento en que parlamentarios, autoridades decentes del actual gobierno –que presumo hay- yugulen esas propagandas mentirosas y que le cuestan al pueblo millones de dólares sobre algo que ya empieza su derrumbe! La democracia no es sólo el voto, sino pararse firme y espetarle al gobernante que está malgastando los dineros del ciudadano de a pie. ¿Qué esperan para cortar esos 50 millones de dólares de auto-bombo que el gobierno impone al país?

El señor García Pérez dijo que reduciendo al 50% el sueldo de los parlamentarios, autoridades ediles y de gobiernos regionales, se hacía un ahorro enorme suficiente para pagar el aumento a los policías. Mi opinión modesta es que se quedó corto: ¡debían quedarse sólo con el 20% de lo que hoy ganan!

Los policías son peruanos como cualquiera de nosotros. El que usen armas, uniforme, trabajen en horarios estrambóticos y en condiciones aberrantes y que practiquen, no pocas veces –hay que decirlo sin ambages- la coima censurable, no los diferencia del resto de los ciudadanos. ¿Podría saberlo el ministro de Economía Zavala? Por allí un ministrito de humos subidos habló de un psico-social. Claro, cuando se gana –como lo hacen ellos- más de 25 mil soles al mes, es imposible, increíble, abstruso, entender a quienes no llegan al equivalente de US$ 300 al mes.

En este cuadro de injusticia, la gran “esperanza” de los grupos dominantes y aprovechadores del poder económico y financiero, el TLC, pasa por momentos de agonía extrema. No reconocerlo es un crimen, como lo fue también mentirle a la gente sobre lo que este tratado realmente significa contra nuestros productos del agro y contra la cultura y leyes.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!