En una carta dirigida al presidente de la República francesa, 49 diputados UMP expresan su «aversión» por la adhesión turca. La palabra utilizada dice mucho más de nosotros que de los destinatarios.
La larga historia de relaciones de Turquía con la Unión Europea no puede resumirse a los tratados; es, sobre todo, la historia de las representaciones recíprocas y de lo subyacente. De hecho, lo que los europeos deben manejar es la diferencia, piedra de toque de esas relaciones. El repliegue de identidad, los temores, los fantasmas, y no tanto la xenofobia y el racismo, pueden constituir razones legítimas para rechazar la candidatura de un país, de una sociedad, de una cultura que tienen mucho que aportar a la Unión Europea. Es triste ver a una gran parte de una clase política hacer frente común con las intenciones nacionalistas de Austria y Chipre.
Sobre la cuestión chipriota, es necesario que Turquía reconozca a ese Estado antes de entrar a la Unión Europea, pero ello exige sobre todo la reunificación de la isla, lo que Ankara apoya. No se pueden pedir nuevas concesiones sobre este punto a Turquía, corresponde a los pueblos chipriotas resolver el problema.
Por supuesto, existen problemas en Turquía, la democracia y la situación de los Derechos Humanos no son perfectos (¿dónde lo son?), sin embargo se ha hecho mucho. La adhesión de Turquía es una oportunidad de promover la paz entre las culturas.

Fuente
Libération (Francia)
Libération ha seguido un largo camino desde su creación en torno del filósofo Jean-Paul Sartre hasta su adquisición por el financiero Edouard de Rothschild. Difusión: 150,000 ejemplares.

«Turquie: mauvais prétextes», por Semih Vaner, Libération, 3 de octubre 2005.