Sea cual sea el resultado del voto de los iraquíes el 15 de octubre, el proyecto constitucional es un texto nocivo resultante de un proceso inadecuado.
Muchos observadores consideran actualmente que la presencia estadounidense y británica ejerce un efecto negativo en la situación interna de Irak. De ahí que mientras más rápido esas tropas abandonen el país, mejor marchará todo. El verdadero problema reside en encontrar un medio de salir del país sin agravar el caos. Por ello, muchos han puesto sus esperanzas en la constitución. No obstante, se trata de una esperanza falsa y si el proyecto se adopta, estará fuera del control de los Estados Unidos y del Reino Unido.
De hecho, dado que los iraquíes que están hoy en el poder no hacen más que obedecer los designios de Teherán, la ratificación de un tratado constitucional que ellos redacten sólo servirá para apoyar a Irán. Debido a ese texto, los sunitas laicos y prooccidentales se han vuelto hoy hacia el wahhabismo y esto continuará desarrollándose si se adopta un texto que ellos conciben como un instrumento para marginarlos.
Es importante lograr de nuevo la participación de los sunitas y excluir al liderazgo pro iraní. Pero ni los Estados Unidos ni el Reino Unido pueden hacerlo. Por tanto, hay que acudir a la Unión Europea, a la Liga Árabe y a la ONU.

Fuente
The Independent (Reino Unido)

«The last thing Iraq needs now is the passing of its draft constitution», por Scott Ritter, The Independent, 2 de octubre de 2005.