Tres potentes bombas –sin contar a la derecha y a Shimon Peres–, se espera que estallen al paso de Amir Peretz en su camino hacia el cargo de primer ministro: han sido colocados por los dos grupos de opinión más poderosos del país, y también por un genio tenebroso. Si Peretz encuentra el modo de desmontarlas, llegará a la cima. De lo contrario, fracasará.
La primera bomba, por supuesto, fue colocada por la clase acomodada. Es innecesario abundar sobre el poder de esta comunidad y sobre su interés en impedir que lleguen al poder las ideas sociales defendidas por Peretz. Este conoce bien a este grupo, lo enfrenta desde hace mucho tiempo y no necesita que le aconsejen sobre cómo manejarlo.
La segunda bomba le resulta menos familiar: la comunidad militar y policíaca. Esta no acostumbra a recibir órdenes de civiles y si Peretz llega al poder, al no contar con ningún historial militar, con ninguna historia gloriosa y sanguinaria en su haber, representará una amenaza para todos aquellos que sólo creen en las Fuerzas Armadas, defensores de un «Estado Shin Bet». Si Peretz resulta electo, ello constituiría una revolución inimaginable, la llegada al poder de un hombre que nunca ha oído silbar las balas en sus orejas en un país donde este silbido se considera como un ruido de fondo normal.
Un líder civil que contemplaría la realidad desde un punto de vista que no es el que se tiene desde la torre de un tanque o a la mirilla de un fusil, que consideraría a los palestinos como seres humanos y no como «seres buscados por la policía», que sabría que el poderío militar no es la solución idónea y que la pobreza y la descomposición social son tan peligrosas para el país como el Yihad Islámico… un hombre así sería providencial para nuestro país.
Bien profunda, en el mismo medio del camino, espera la tercera bomba, que es la más difícil de desmantelar. Peretz es un mizrahi, un judío oriental –¡y por añadidura, de Marruecos!– o sea, que es un obrero, un mestizo de la más baja clase social. La capacidad de la sociedad israelí para aceptar a un primer ministro con este origen, que habla esta lengua, es algo que queda por ver. Incluso escondido en una botella, el genio del racismo y de la discriminación está siempre dispuesto a saltar en nuestro país. Se pretende negarlo, la actitud políticamente correcta lo disfraza bajo todo tipo de artimaña verbal, pero ese genio sigue ahí.

Fuente
Ha’aretz(Israel)
Diario de referencia de la izquierda intelectual israelí. Propiedad de la familia Schocken. Tirada de 75,000 ejemplares.

«Not one of their own», por Gideon Levy, Ha’aretz, 23 de noviembre de 2005.