Evo Morales nuevo presidente de Bolivia.

La noticia debe haber caído en Washington como una bomba de nuclear de mil megatones. Evo Morales, el líder indígena de los «cocaleros» ganó ayer domingo las elecciones presidenciales de Bolivia de manera arrolladora con mas del 51 % de los votos sin necesidad de tener que ir a una segunda vuelta electoral.

La victoria del dirigente campesino fue reconocida por los dos candidatos adversarios en la búsqueda por la presidencia boliviana que representaban desde dos posiciones muy similares los puntos de vista y los intereses económicos y políticos de la tradicional derecha de ese país sudamericano.

En realidad el verdadero opositor a lo que representa Evo Morales en el escenario boliviano- y ello no era un secreto para nadie- es el gobierno de los Estados Unidos y su presidente George Bush, empeñado en continuar una política de avestruz, metiendo la cabeza en la arena para no ver la realidad de lo que está ocurriendo en el continente americano.

Lo que está pasando, y Bolivia es el último escalón que se suma a la escalera de la Revolución Bolivariana, es que los pueblos del hemisferio sur quieren cambios sustanciales en el manejo de la cosa pública que los libere de la pobreza, la ignorancia y el abismo de las diferencias económicas.

Evo Morales y el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera.

Estas mismas, han provocado por las medidas dictadas por Washington a través de los mecanismos internacionales que promueven absurdas políticas neoliberales impuestas por gobernantes corruptos al servicio de un capitalismo salvaje, al que ya cansados de tanta explotación humillante, los pueblos de América latina le están diciendo: ¡No!

Ya el problema no es Cuba y Fidel. Ahora Washington le carga la culpa a Hugo Chávez y a su prédica americanista y Bolivariana del vuelco profundo que se está produciendo en todas las naciones del sur donde el arco de rebeldía cuanta con pilares sólidos que van desde Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil, a los que se suman ahora Bolivia y que amenaza con extenderse a Ecuador Y Perú sin que deje de tener su influencia hasta en Colombia donde el Presidente Uribe.

Uribe aunque de marcada tendencia conservadora y aliado de Estados Unidos ha tenido que reconocer la realidad buscando unas mejores relaciones con Venezuela negándose a servir de «agente provocador de confrontaciones» con el gobierno del Presidente Chávez.

El hecho de que se estén reuniendo en La Habana y no en otra parte las representaciones del gobierno colombiano y una delegación del grupo guerrillero ELN para buscar un acuerdo de paz que resuelva definitivamente el conflicto de guerra civil que afecta por décadas a ese país del continente, es la prueba más fehaciente de que el centro de equilibrio de América no está ya en el norte «revuelto y brutal» que señalara José Martí, sino que se encuentra al sur del Río Grande, en la América unida con que soñara el Libertador de pueblos Simón Bolívar.

La limpia victoria electoral de Evo Morales en Bolivia debiera ser una clarinada de alerta para el presidente Bush y los que en Washington se empeñan en seguir ciegos y equivocados por el camino de políticas absurdas en las que solo consiguen enajenarse el rechazo de los pueblos de América.

¿Quién le dio la victoria a Evo Morales si no fue el pueblo boliviano? Sus opositores decían que Morales tenía ayuda exterior del Presidente Hugo Chávez.

No, no era cierto. Si ayuda tuvo alguna, fue de Bush que con decir que el líder campesino no era bien visto por su gobierno, hizo mover a la nación boliviana para decir en las urnas, un sí a Bolívar y un no rotundo a la torpe ingerencia extraña.

¿Aprenderán la lección los norteamericanos? Ojalá que si, pero me temo que no? Y para luego es tarde.