Evo Morales, presidente de Bolivia.

En Chile se han dicho y escrito muchas cosas de la figura política de Morales, pero al mismo tiempo se han esquivado sus propuestas para el desarrollo de Bolivia, que bien podrían servir para el debate en nuestro propio país. Al respecto resulta particularmente interesante su visión sobre los recursos naturales.

Morales y su base política, el Movimiento al Socialismo, han cuestionado la política estatal hacia los inversionistas, respecto al manejo de las riquezas naturales. Más aún, Evo ha propuesto un proceso regional de unidad que tenga como eje el manejo estratégico de los recursos.

La movilización de los bolivianos en los últimos tiempos ha dado pasos interesantes en esa dirección. En el caso del agua, y siguiendo el ejemplo de Uruguay, se generaron acciones de descontento por el contrato de privatización de Aguas del Illimani y, a partir de ello, obligaron al presidente Mesa a caducar el contrato con la multinacional francesa.

También ha sido intenso el debate en torno a la Ley de Hidocarburos, en el se cual se buscó definir cuáles eran las reglas para que las compañías pudieran explotar este recurso en Bolivia. Aunque se produjeron distintos matices, el eje de la discusión siempre apuntó a que las compañías pagaran royalties al Estado por el uso de este recurso. A partir de este año, se estima que Bolivia recibirá unos 600 millones de dólares anuales de promedio, contra los casi 200 que percibía hasta ahora. Son cifras enormes, en un país con un producto bruto de sólo US$ 8.100 millones y una deuda externa de poco más de US$ 5.000 millones.

A diferencia de la conducta depredadora e irresponsable de muchas elites latinoamericanas, Evo Morales se ha propuesto una visión de Estado que supere errores históricos. Muchos nos hemos conmovido, al leer Las Venas Abiertas de América Latina, con la trágica historia de Potosí, ciudad boliviana que llegó a ser la más rica del mundo en el siglo XVII gracias a la explotación de la plata y que, luego del festín y el despilfarro de la oligarquía local, se transformó en una ciudad fantasma.

Ahora, de la mano de Evo Morales, surge la posibilidad de potenciar en Bolivia y en el continente una reflexión sobre el manejo estratégico de las riquezas naturales.

Marcel Claude, Vicepresidente de Oceana para América del Sur.