En su discurso de aceptación del Premio Nobel 2005, el economista Thomas Schelling señalaba que el acontecimiento más importante de los últimos sesenta años era que no se hubiera utilizado el arma nuclear y subrayaba cuán importante seguía siendo el tema nuclear a comienzos de este siglo XXI.
El Presidente de la República tenía tres buenos motivos para hablar el jueves sobre el papel de la disuasión nuclear francesa: la disuasión requiere una expresión pública fuerte y repetida, y hacía tiempo que el tema no era abordado; es preciso mantener la legitimidad del esfuerzo nuclear en la opinión y en los ejércitos; era necesario aclarar las ambigüedades de la doctrina estratégica francesa. Esta aclaración permite confirmar que nada ha cambiado: la doctrina sigue estando exclusivamente orientada a la disuasión de cualquier forma de agresión contra nuestros intereses «vitales», que no sólo tienen que ver con el territorio nacional y cuyos límites fueron evaluados por el Presidente de la República. Lo que cambió fue la expresión de esta doctrina. Era útil recordar que la disuasión es un seguro de vida destinado a prevenir una amenaza de mayor envergadura.
En el caso de las potencias regionales, la disuasión sería ejercida, como sabemos desde el discurso de junio de 2001, sobre los centros de poder del adversario pero también, y esto es algo nuevo, contra su «capacidad de actuar», lo que quiere decir una disuasión que se dirigiría a los dirigentes y a sus medios de acción. El jefe del Estado también advirtió que los Estados que recurrieran a grupos terroristas para evitar la disuasión podrían ser castigados y volvió a definir el lugar que ocupa la disuasión en nuestro concepto de defensa. A partir de ahora, ésta constituye la última expresión de la «prevención» y un componente necesario de gestión de las crisis: si Francia puede intervenir en cualquier lugar del mundo es porque está protegida contra el chantaje de una potencia que deseara impedirnos que defendiéramos nuestros intereses.
Podemos lamentar que no se hayan obtenido progresos en cuanto a la europeización de la disuasión, pero el Presidente expresó su convencimiento sobre el carácter inevitable de la edificación de una defensa común que incluya la disuasión.

Fuente
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.

«Les vertus de la dissuasion nucléaire française», por Bruno Tertrais, Le Figaro, 21 de enero de 2006.