La primera unidad básica de la estación “Mir” había sido lanzada hace veinte años, el 20 de febrero de 1986, y tenía cinco conjuntos de acoplamiento en la parte delantera y uno en la parte trasera, lo que hacía que la estación fuera capaz de recibir hasta 6 módulos y naves espaciales.

Con el lanzamiento de esta unidad comenzó el proceso de creación de un tripulado complejo orbital versátil. En abril de 1987 se le acopló a la unidad básica el módulo astrofísico “Quant” y en diciembre de 1989, el módulo de reequipamiento “Quant-2”, en junio de 1990, el módulo tecnológico de acoplamiento “Cristal”, en junio de 1995 se le añadió el módulo científico “Espectro” y en abril de 1996, el módulo científico “Priroda” (Naturaleza), luego de lo cual la estación orbital obtuvo su configuración prevista.

Durante todo el tiempo de su permanencia en órbita la estación funcionó prácticamente cinco plazos de servicio completos. A bordo de la estación estuvieron 105 personas, de las que 42 eran cosmonautas soviéticos (rusos), mientras que el resto (63), astronautas extranjeros. La aplastante mayoría de los cosmonautas rusos cumplieron prolongadas misiones de varios meses. El médico Vladimir Poliakov fue plusmarquista absoluto en la permanencia a bordo de la estación.

El tiempo total de su permanencia en el cosmos durante dos vuelos espaciales fue de 678 días. Otros cosmonautas rusos estuvieron a bordo de la estación dos ó tres veces, mientras que Anatoli Soloviov hizo 5 vuelos. De los astronautas de otros países el mayor número de vuelos a bordo de la estación “Mir” los realizaron los norteamericanos: 44 astronautas de la NASA (número mayor que el de cosmonautas rusos) estuvieron a bordo de la misma.

Es cierto, por otra parte, que la mayoría de los astronautas norteamericanos no estuvieron a bordo de la estación más que 4-5 días. No obstante, todos ellos obtuvieron experiencia de vuelo a bordo de la estación orbital, experiencia que les sirvió mucho para el vuelo a bordo de la Estación Espacial Internacional. Hacia aquel período siete astronautas realizaron, alternándose, prolongados vuelos a bordo de la estación orbital. La astronauta Shannon Lucid estuvo a bordo de la “Mir” 188 días, estableciendo con ello el récord mundial de vuelo espacial entre las mujeres. Tres astronautas estuvieron en la “Mir” dos veces y uno, tres veces.

Según hizo constar Frank Calbertson, director científico del programa “Mir” – NASA, durante la ejecución de éste a bordo del complejo orbital se realizaron más de 100 experimentos por 163 investigadores. Lo más importante era que especialistas norteamericanos obtuvieron una valiosa experiencia de trabajo prolongado en el espacio. “Una de las cosas más importantes de que nos hemos enterado -, dijo Frank Calbertson -, era que durante un vuelo espacial se podía esperar cualquier sorpresa”. La NASA hizo en total 479 “clases” de vuelo a bordo de la “Mir”.

Además de los astronautas norteamericanos, a bordo de la estación “Mir” trabajaron 6 astronautas franceses (de ellos, Jean-Loup Chrétien estuvo dos veces), 3 astronautas de la Agencia Espacial Europea, 2 de Alemania y uno de Siria, Bulgaria, Afganistán, Japón, Gran Bretaña, Austria, Canadá y Eslovaquia. Helen Sharman fue la primera mujer astronauta de Gran Bretaña .

En la vida del complejo orbital hubo también momentos alarmantes. Tres módulos no pudieron acoplarse a la estación con el primer intento. En cuatro ocasiones hubo fallas en el acoplamiento de cargueros espaciales “Progreso”. También se produjeron fallas en sistemas de servicio e instrumentos científicos: en el telescopio holandés a bordo del módulo “Quant”, en los girodinos del sistema de orientación del complejo, en el ordenador de control de a bordo; hubo desperfectos en los sistemas de suministro de energía y regulación térmica y hasta incendios y despresurización en uno de los módulos. Mas, gracias a un trabajo bien organizado y coordinado de las tripulaciones internacionales se logró subsanar la mayoría de estas fallas.

A bordo de la estación se realizó una enorme cantidad de investigaciones científicas en el marco del programa nacional de Rusia y de 26 programas internacionales. Mientras que antes un vuelo espacial se consideraba empresa heroica y bastante riesgosa, conforme iba explotándose la estación “Mir” comenzó a percibirse como una labor cotidiana de especialistas cualificados. Durante el vuelo de la estación orbital se han obtenido datos valiosos sobre el Universo y la materia que lo compone, sobre factores cósmicos globales que influyen en nuestro planeta y el espacio circunterrestre, sobre la adaptabilidad del organismo humano a las condiciones de vuelo espacial y las formas de evolución de la vida en general.

Mediante los instrumentos astrofísicos montados a bordo de la estación se obtuvieron imágenes de rayos X que representan el centro de nuestra Galaxia y excepcionales datos sobre la naturaleza de la Supernova que surgió en la Gran Nube Magallánica; se descubrieron fuentes de rayos X más alejadas de la Tierra, así como se detectaron objetos antes desconocidos, incluidos los llamados agujeros negros.

La información sobre los recursos naturales obtenida desde a bordo de la estación orbital y los resultados del monitoreo ecológico se utilizaban sin tardar para actualizar los mapas y controlar la situación ecológica en el mundo. Se perfeccionaban métodos tecnológicos de obtener en condiciones del espacio nuevos materiales con propiedades mejoradas y sustancias biológicas especialmente puras, para no mencionar muchas otras cosas.

Los experimentos e investigaciones se llevaron a cabo dentro y fuera del complejo orbital. El tiempo total de salidas de cosmonautas en parejas al espacio extravehicular sobrepasó 250 horas, y su número superó 50, de decenas de minutos a varias horas de duración cada salida. En el espacio extravehicular los cosmonautas aseguraban el acoplamiento del módulo “Quant” en caso de emergencia, al surgir el peligro de perder el módulo con costosos equipos científicos dentro del mismo. Los tripulantes montaron nuevas células solares, vigas, manipuladores de carga, propulsores extensibles. Ensayaron medios de desplazamiento en el cosmos.

Como el programa de vuelo constaba de misiones principales que aseguraban la presencia permanente de tripulantes a bordo y expediciones breves, esta circunstancia permitía ajustar rápidamente el programa de experimentos en función de prioridades y las condiciones técnicas de los equipos, cambiar de ámbito de investigación en función de los intereses de entidades y Estados.

Gracias a la estación “Mir” ha recibido un mayor impulso la división internacional del trabajo a fin de crear complejos sistemas de información, instrumentos científicos de excepcional calidad. Entre éstos últimos figura, en concreto, el observatorio internacional “Roentgen”, el telescopio-espectrómetro polivalente de exploración, equipos médicos únicos en su género diseñados por científicos e ingenieros de Rusia, Francia, Austria, Alemania, Holanda, Inglaterra y otros países.

Durante la ejecución de los programas tripulados a bordo de “Mir” se llegó a perfeccionar procedimientos en el terreno jurídico internacional y comercial, se definieron criterios económicos e indicadores de costo de los servicios y productos obtenidos en el espacio.

Pero la mayor importancia que ha tenido la explotación del complejo orbital “Mir” reside en el aporte al desarrollo de la astronáutica tripulada. De hecho era a bordo de la “Mir” donde se llegó a perfeccionar el principio modular de grandes colonias circunterrestres habitadas que asegura su desarrollo escalonado y, en lo sucesivo, los trabajos de mantenimiento y reparación que durante un vuelo espacial permitan eliminar fallas imprevistas, liquidar averías y accidentes.

Gracias a la estación “Mir” la comunidad mundial ha cobrado confianza en lo fiable y prometedor de los equipos espaciales, mientras que los vuelos de las tripulaciones han abierto una vía expedita a una cooperación fructífera y multifacética en materia de exploración del espacio.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)