Después del 11 de septiembre de 2001 los terroristas comprendieron que debían utilizar los medios y se han adaptado bien a la era mediática, contrariamente a América y a las demás democracias. Los extremistas violentos tienen sus expertos en medios de comunicación y conciben ataques que aparecen en primera plana cuyo impacto es magnificado mediante la utilización de todos los medios de difusión posibles. Saben que un ataque mediático puede causarnos tanto daño como un ataque militar.
En la actualidad libramos la primera guerra de la era de la mensajería electrónica, blogs, blackberries, cámaras digitales, celulares, emisiones de radio e información durante las 24 horas. En Túnez, el principal periódico tiene una difusión de 50 mil ejemplares para 10 millones de habitantes, pero florecen las antenas parabólicas. Sadam Husein no se equivocó cuando las prohibió en Irak. Lamentablemente, numerosas cadenas informativas manifiestan una abierta hostilidad hacia Occidente. En ciertas regiones del mundo, los medios sólo sirven para encender los ánimos y deformar, más que para explicar e informar. Al Qaeda los utiliza como tribunas y sólo tardíamente hemos aquilatado la dimensión del problema. Comenzamos a adaptarnos. En Irak, el ejército norteamericano y el gobierno iraquí han trabajado juntos para brindar informaciones exactas, pero esto ha sido calificado como «compra de artículos de prensa». La explosión resultante de artículos críticos bloqueó toda iniciativa.
Hay que comparar la cantidad de artículos dedicada a Abu Ghraib con los dedicados a las fosas comunes de Sadam Husein. Los gobiernos libres deben situar la comunicación en el centro de cada aspecto de la lucha. Mientras más tiempo nos lleve establecer un marco de comunicación estratégica, más espacio ocupará el enemigo. Sin embargo avanzamos. El eco mediático alrededor de la acción de Estados Unidos después del temblor de tierra en Pakistán mejoró nuestra imagen en dicho país.
El gobierno debe desarrollar su capacidad de anticipación y reacción en materia de información. Igualmente debemos hallar nuevos métodos para llegar a los pueblos del mundo. Durante la Guerra Fría, Radio Free Europe fue muy eficaz. Debemos pensar en la creación de nuevas organizaciones y programas capaces de desempeñar un papel tan útil en nuestra guerra contra el terror. Es cierto que el enemigo es hábil en la manipulación de los medios y en la utilización de los instrumentos de comunicación modernos para su beneficio, pero tenemos una ventaja: la verdad está de nuestro lado y termina siempre por triunfar.

Fuente
Jerusalem Post (Israel)
Daily Star (Líbano)
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.
Los Angeles Times (Estados Unidos)
La Libre Belgique (Bélgica)
Korea Herald (Corea del Sur)
Die Welt (Alemania)
El Tiempo (Colombia)

«War in the Information Age», por Donald Rumsfeld, Los Angeles Times, 23 de febrero de 2006.
«Fighting wars in today’s media age», Korea Herald, 24 de febrero de 2006.
«La guerre contre le terrorisme est aussi médiatique», Le Figaro, 24 de febrero de 2006.
«How to fight terrorism in the media», Daily Star, 24 de febrero de 2006.
«The media war on terror», Jerusalem Post, 26 de febrero de 2006.
«La guerra de los medios contra el terror», El Tiempo, 26 de febrero de 2006
«Warum Nachrichten Waffen sind», Die Welt, 6 de marzo de 2006.
«Guerre médiatique», La Libre Belgique, 6 de marzo de 2006.