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La Asociación de Software Libre de Venezuela (SOLVE), una organización de usuarios, promotores y especialistas, radicada en las principales ciudades del país, con una actividad militante ligada a los movimientos sociales, critica esta medida.

Dice la gente de SOLVE: "La Asociación de Software Libre de Venezuela (SOLVE) denuncia los peligros de una alianza entre el Centro Nacional de Tecnologías de Información (CNTI, dependiente del MCT) y la empresa trasnacional IBM".

"El acuerdo -sigue SOLVE-, anunciado el viernes 24 de febrero (de 2006) a través de numerosos medios de comunicación, indica que IBM participará en el Laboratorio Nacional de Software Libre con poderes de decisión sobre las aplicaciones libres que serán escogidas como pilotos en la Administración Pública Nacional para su migración hacia el Software Libre." (www.aporrea.org, 4 y 5 de marzo 2006)

Todo indica que SOLVE tiene razón. En la página web oficial del Centro Nacional de Tecnologías de Información, de Venezuela, se dice: "IBM de Venezuela evaluará, seleccionará y brindará soporte técnico en la implementación de pilotos basados en tecnologías Linux y de estándares abiertos".

"Adicionalmente -sigue el CNTI de Venezuela- aportará en calidad de préstamo, los equipos, productos y programas que permitirán desarrollar las herramientas necesarias para el diseño y fabricación de productos de software desarrollados con estándares abiertos". (www.cnti.org.ve)

Esta medida oficial contradice la decisión política del Presidente Chávez, que en diciembre de 2004 firmó el Decreto 3390, que autorizaba a migrar los sistemas del Estado al Software Libre con estándares abiertos, "una decisión trascendental y aplaudida a nivel mundial". El Decreto nacionalista de Chávez es anulado con el pacto del CNTI con la IBM. No por el acto de pactar, sino por lo pactado.

Dormir con el enemigo

Más grave si recordamos la historia negra de la IBM contra
procesos revolucionarios y gobiernos indóciles al control de Washington. El más cercano caso es el de Chile del gobierno de la Unidad Popular (1970-1973). Sin la actuación "inteligente" de la IBM, el golpe contra Salvador Allende y el proceso político chileno no habría sido tan fácil.

Pero la historia contrarrevolucionaria de la corporación no nació en el Chile de Salvador Allende. La probó durante todo el siglo XX, cumpliendo el deber de toda corporación imperialista. La ingenuidad de creer que se puede pactar con una corporación económica sin caer en las redes del Estado imperial al que pertenece, es eso: una ingenuidad política de alto riesgo.

El imperialismo del siglo XX, sobre todo desde el final de II Guerra Mundial, tiene la particularidad de ser un abigarrado sistema mundial de basado en corporaciones multinacionales y Estados opresores. La muestra mas aleccionadora para Venezuela fue el saboteo petrolero de diciembre 2002, febrero 2003.

En el libro "IBM y el Holocausto", una investigación del escritor norteamericano Edwin Black, se cuenta en detalle la colaboración de la IBM con el régimen nazi de Adolfo Hitler: "Esta tecnología de IBM permitió que el régimen nazi identificara con rapidez y eficacia a los judíos. La tarjetas perforadas de IBM
permitieron a los nazis identificar a millones de víctimas".

El nazismo, como fascismo y el régimen imperial del Mikado en Japón, fueron las expresiones más desarrolladas del viejo sueño de dominar el mundo. En el caso del nazi-fascismo el objetivo declarado era frenar la Revolución Bolchevique y pulverizar a la

Unión Soviética, esclavizando a los pueblos eslavos. Para Hitler y su gobierno, los gitanos, los judíos y los comunistas estaban declarados como ’seres prescindibles’.

Ese sueño global nació con el capitalismo cuando este sistema de explotación desarrolló el mercado mundial, desde el siglo XV, XVI, pero dio un salto en su intención desde finales del siglo XIX. Kant, entre otros, señalaba la necesidad de ’un sistema regulador internacional’.

La novedad la aportaron las corporaciones multinacionales nacidas entre 1895 y 1910. Todo el siglo XX fue marcado por su paso dominante y la estrecha relación con los Estados de los que surgieron. Ninguna guerra, golpe de Estado o dictadura, de los últimos 100 años puede ser explicada sin su participación.

Uno de los valores ilustrativos del libro de Edwin Black, es que muestra esa vieja amoralidad de las multinacionales, para las que no hay régimen bueno o malo, sino útil a su lucro. El nazismo fue eso, tanto como la bicentenaria democracia estadounidense. Incluso, la irreverente ’revolución bolivariana’ y su régimen, puede ser una fuente de renta y después una víctima.

"Hitler -dice el autor- no hubiera podido identificar y detener de forma tan eficiente a judíos y otras minorías para utilizarlos como esclavos y finalmente exterminarlos, sin la ayuda de IBM".

Black considera que se usó la tecnología de IBM para organizar desde la identificación de los judíos a través de censos, registros y rastreo de antepasados, hasta el manejo de los ferrocarriles y la organización del trabajo esclavo en los campos de concentración.

Cada persona internada en los campos nazis tenía una ficha, una de esas tarjetas perforadas. La clave de los judíos era el número 8; la de los homosexuales, el 3 y los gitanos, el 12. Esas tarjetas perforadas las fabricaba IBM en Estados Unidos, y permitieron al régimen de Hitler identificar y localizar y millones de víctimas.

El autor considera que IBM y su filial alemana, llamada Deutsche Hollerith Maschinen Gesellschaft -Dehomag-, diseñaron estos complejos procedimientos e incluso se anticiparon a las necesidades del Reich. Dehomag era la filial más rentable de IBM.

Después de la guerra fue renombrada como IBM-Alemania. El gigante azul -dice el autor americano- "no se limitó a vender máquinas al Reich para luego apartarse. Esta subsidiaria de IBM, con pleno conocimiento de la central de Nueva York, diseñó con gran entusiasmo para el uso específico de los nazis, los complejos artefactos y sus aplicaciones especializadas como empresa corporativa oficial".