Asombroso para algunos, y no tanto para otros, la verdad, es que cada día sorprende menos enterarse de las huascaránicas cumbres del cinismo a los cuales la Iglesia Católica ha ido llegando a lo largo de su historia. Por una parte, la Iglesia siempre hablando en sus homilías y misas sobre el amor y generalidades vanas y claro “de los pobres” mientras, por otra parte son accionistas de empresas, minas, bancos, universidades, corporaciones, colegios, acciones y propiedades sobre las cuales no pesa ni recae, un céntimo de tributo, todo gracias al repudiable Concordato Estado Peruano-Vaticano regalado impunemente por el DL 23211, en 1979, en el gobierno de facto de Morales Bermúdez, alcohólico dictador hoy devenido en “demócrata de último minuto” por estos vaivenes de la política criolla. No nos olvidemos, tampoco que la Iglesia Católica posee un Estado y una banca multimillonaria, que hasta no mucho administraba el controvertido mafioso obispo de Chicago, el recientemente fallecido Paul Marcinkus “el guardaespalda de Dios”.

Hoy por hoy, sin embargo, nos venimos a enterar, de los Tratados de los cuales ha hecho omisión la Iglesia Catolica y el Estado Vaticano en estampar su firma. Y en buen criollo “hacerse de la vista gorda” con las violaciones a los Derechos Humanos no sólo en el Perú sino esta vez a nivel mundial. (basamento en la Encíclica Cipriani.: Los derechos humanos son una cojudez”).

Demos pues un repaso de dichos Tratados. El Estado Vaticano, o sea, el
Estado propio de la Iglesia Católica, no ha firmado y se ha hecho de la vista gorda a la hora de firmar los siguientes Tratados

Supresión de la discriminación basada en la sexualidad,

Supresión de la discriminación basada en la enseñanza,

Supresión de la discriminación basada en el empleo,

Supresión de la discriminación basada en la profesión,

Protección de los pueblos indígenas,

Protección de los derechos de los trabajadores,

Protección de los derechos de las mujeres,

Contra los genocidios,

Contra los crímenes de guerra,

Contra los crímenes contra la humanidad,

Contra el apartheid,

Por la supresión de la esclavitud,

Por la supresión de los trabajos forzados,

Por la supresión de la tortura,

Por la supresión de la pena de muerte

Y claro, en realidad, no es extraño que la Iglesia no firme estos Tratados en pro de los Derechos Humanos, sino mas bien, consecuente con la actitud histórica de la Iglesia Católica que ha sido la de siempre: una entidad propiciadora y ejecutora de crímenes de lesa humanidad, de torturas sin fin, asesinatos y como no, de “vista gorda”. La imagen de Pío XII, es la primera que viene a nuestra mente si por tratarse de “vista gorda eclesiástica” se trata, dado que fue el Papa Pío XII, quien se hizo el loco con el genocidio hitleriano. Por ello, nos preguntábamos: Y ¿cómo podría firmar la Iglesia Católica, por ejemplo, un “Tratado contra la tortura”?, si ellos son casi, casi los inventores de la tortura. ¡Y allí esta la Inquisición para gritárnoslo en el rostro! Mas aun, la diversidad, variedad y modalidades de tortura que han existido son invención ¡qué duda cabe! de la Iglesia Católica con el Pontífice Inocencio III, y ejecutado por la Orden Dominica y ellos han desarrollaron y operaron mediante ese gran Leviatán llamado Tribunal del Santo Oficio y no solo de la invención sino de su perfeccionamiento para que el inculpado se declare culpable así sea inocente. ¿Cómo firmarían un Tratado contra la Tortura? ¡Válgame!

¿Cómo podría la Iglesia Católica firmar un “Tratado contra la Supresión de la Esclavitud”?; ¿Cómo?, si históricamente han justificado la esclavitud a nivel internacional y nacional. Aun existen en el Perú las casas haciendas, que eran terrenos eclesiásticos en Ica, en El Carmen, donde los eclesiásticos poseían y eran propietarios de esclavos y comerciaban con esclavos traídos de África como objetos? En realidad es de lo mas consecuente con su tradición. Evidentemente a sus representantes seguro que les pesa el bolígrafo para firmar semejante Tratado. ¡Ni hablar! Es mas, ideológicamente el Padre de la Iglesia San Agustín justifica en sus escritos la esclavitud. Debemos revisar para ello su texto “De Civitate Dei” (Capitulos 14 a 17 de dicho texto) y descubriremos que el fundador de la patrística católica era un ferviente exaltador de la esclavitud. ¡Sorpresa para muchos!

Y ¿Cómo podría firmar la Iglesia Católica un Tratado por la protección por los derechos de las mujeres? De ninguna manera, pues hacerlo, sería ir en contra de su accionar tanto teórico como práctico. Debemos recordar el emblemático caso de Hipatia de Alejandría asesinada por las huestes de “San” Cirilo, quien ordenó asesinarla de una forma cruel y despiadada porque sus conocimientos y su sola existencia era una afrenta a las “enseñanzas aristotélicas” que defendía la Iglesia por ese entonces, tales como que “la mujer es un ser incompleto e inferior al hombre y debe estar sometido a su obediencia” estas estupideces las encontramos en la “Política” de Aristóteles y eran seguidas y han sido seguidas por la Iglesia Católica a lo largo de la historia.

La mujer era para otro “santo” católico, el poeta francés del medioevo, Bernardo de Cluny, en su “De contemptu mundi” declara a las mujeres “malas esencialmente, por ser motivo de pecado”. Entonces, sin entrar al tema de “Derechos reproductivos”, los cuales la Iglesia se niega y se niega a firmar, y lo que sería motivo de otro artículo, podemos ver que la Iglesia ha sido históricamente violadora de derechos de la mujer. ¿Cómo podría la Iglesia firmar un “Tratado por los Derechos de la Mujer”? Aquí no sólo les pesa el bolígrafo, ¡les pesa la historia y la sotana.!

Tomando en cuenta, sus “consideraciones” por las mujeres: ¿Cómo firmaría la Iglesia un “Tratado” de “Protección de los Derechos de la Mujer”? ¡De ninguna manera!. Ha poco, me tocó presenciar, en un matrimonio religioso católico del distrito de San Juan de Miraflores de una amiga, al cual no podía dejar de asistir por el compromiso amical hacia dicha persona, y fui testigo de primera mano, de un acto humillante para cualquier mujer. El sacerdote oficiante de la ceremonia nupcial, le preguntaba a los contrayentes: ¿Quién va a mandar en la casa”? los dos, muy bien imbuidos en el conocimiento de los derechos civiles respondían, a coro: “los dos”. “No”, respondió el sacerdote celebrante, “Tú” le decía a la contrayente “eres el corazón” y “El, por ser el esposo, es la cabeza”, “Tú le debes obediencia a él”. Es decir, hoy por hoy, estos miembros de la Iglesia promocionan la desigualdad entre hombre y mujer, ¿Porqué firmaría la Iglesia un Tratado de Protección hacia un ser -las mujeres- a quien desprecian a todas luces?

¿Cómo podría la Iglesia Católica, firmar un Tratado sobre la “Protección de los Pueblos Indígenas” si ellos institucionalmente se encargaron de fundar la alevosa aberración de la llamada “Extirpación de Idolatrías”? Una institución siniestra que tuvo como objetivo deshacer, desarticular desaparecer toda la cultura amerindia porque ésta era considerada “hereje”. Los quipus, la historia contable de los pueblos indígenas quemada y destruida en su mayoría, (solo lo que queda hoy son vestigios), la desaparición de los ayllus, el exterminio de la cultura amerindia y todo su legado destruido por los dominicos, franciscanos, agustinos, mercedarios y algunos jesuitas. ¿Cómo va a firmar la Iglesia Católica un Tratado de esa naturaleza de “Protección de los pueblos Indígenas? ¡Imposible! ¡Sería como escupir al cielo!

¿Como podria la Iglesia Católica firmar un Tratado en contra del genocidio”. Si ellos fueron mas de en siete ocasiones genocidas de los pueblos de oriente a los cuales lanzaron las sangrientas “Cruzadas” enviando ejércitos y cuyo último fin fue llenarse con las riquezas del mundo de oriente vía sus mercenarios los “templarios” y “hospitalarios”? Y posteriormente aliándose con los Estados antiguos y modernos en carnicerías invasoras de un reinado o país a otro? ¿Cómo podría firmar un Tratado sobre el genocidio si los pontífices han sido y son grandes amigos personales de famosos genocidas tales como Hitler, Pinochet y Bush?

Y ¿Cómo podría también firmar la Iglesia Católica un Tratado por la supresión de la discriminación basada en la sexualidad? Si para ellos, todo lo relacionado a la sexualidad es malo y pecaminoso, salvo que no se dé dentro “del santo matrimonio”?

Y ¿Cómo habría la Iglesia Católica de firmar un Tratado para la “Protección de los derechos de los trabajadores” si estos, los trabajadores, han sido siempre motivo de sospecha de “marxismo” por parte de la Iglesia y, por lo mismo, uno de las principales enemigos de la Iglesia, y quienes siempre han cuestionado el poder de la Iglesia?

Luego de esta brevísima recapitulación, (una completa de los crímenes de la Iglesia Católica requeriría cientos de tomos) sorprendería, mas bien que la Iglesia Católica y el Vaticano llegasen a firmar algunos de esos Tratados aludidos ya que los mismos van en contra de su propio accionar.