Dirigentes regionales aseguran que los aparatos -¿no quedaría mejor decir los organismos?- de inteligencia cuentan con una docena de fotos donde aparecen la cónsul gringa Michelle Lee junto al estudiante -¿profesional?- Nixon Moreno y otros opositores del gobierno, incluso junto al ex gobernador acciondemocratista William Dávila.
No son nada novedosas las andanzas conspirativas de Michelle Lee. Hay pruebas, fotos, grabaciones y testigos de que financia no solo al “estudiante” Nixon Moreno y al llamado grupo “13 de marzo”, sino que le han pagado viajes a Estados Unidos.

Nixon -¿no le dio vergüenza al padre ponerle ese nombre?- encabeza una lista de favorecidos para becas en el país del norte. Sin dudas es el más aventajado: se ha entrevistado con el embajador Brownfield más de una vez.
Nixon Moreno es el encargado de reclutar a otros estudiantes para la gringa. Tampoco es novedad de que varios funcionarios de la sede “diplomática” de Valle Arriba hacen labor de captación en universidades del país, con el fin de crear una red dirigida a la desestabilización.

Tampoco son novedosos para la gente merideña los vínculos de Michelle Lee con los paramilitares de la frontera, donde viaja con frecuencia. Ella se siente más segura en San Cristóbal, donde suele contactar a Nixon Moreno.
Pongamos las cosas en claro: Michelle Lee es funcionaria de la central estadounidense de inteligencia CIA, su jefe en Caracas es David Fitzgerald, y su especialidad es la subversión.

Vamos a ir descascarándola: utiliza como fachada las “ayudas” de las ONGs Ciudadanos de la Democracia, Uniandes y los Programa de American University, todos financiados por la CIA a través de la NED. Dicen que en el hotel Altamira de Mérida le tienen grabado desde los suspiros hasta los ronquidos. Dicen.

La pregunta que nos hacemos en Mérida es por qué si hay muchas pruebas para botar a esta agente gringa, no ha pasado nada hasta el momento.

Lo cierto es que en la embajada caraqueña de EE.UU. hay tensión: las primarias de Súmate fracasan y ahora se le escapa la candidatura de Nixon Moreno para la Federación de Centros Universitarios de la ULA. ¿Cómo justificar, entonces, tantos billetes gastados por la NED?
El embajador Brownfield sugirió a los medios comerciales de comunicación opositores que limpiaran la cara de Corina Machado –la única latinoamericana que gusta fotografiarse con Bush- y de Nixon Moreno, sobre quien pesa, dicen, una acusación por violación. Todos sabemos que una sugerencia de Brownfield es bastante más que eso.

La expulsión de la agente Lee debe ser valuada en su justa medida, sobre todo sabiendo la forma en que responden los gringos. Ellos no esperaban la patada al agregado John Correa y a la DEA de Conacuid: se hizo cuando fue oportuno. Hay grabaciones contundentes de otros agregados militares gringos y agentes de la CIA haciendo su labor, o sea burdo espionaje y desestabilización.

Mientras la señora Lee repite las acusaciones de permitir el narcotráfico y de amparar a los irregulares colombianos, los organismos de seguridad venezolanos –y también los colombianos- tienen documentada de forma irrebatible sus vínculos con narcotraficantes, paramilitares y asesinos que actúan contra Venezuela.
Cada ataque tendrá su contraataque, dicen en Mérida. Hay que esperar a que se lancen, porque George Bush y el nuevo jefe de la CIA no resistirán el escándalo.

¿Por qué los “voceros especialistas”, tan dados a culpar a Bush, no mencionan a los gringos en los sucesos de la ULA?. Con rabo de paja, el presidente de la FCU, Stalin González, salió en defensa de Nixon Moreno y –quizá traicionado por su conciencia- expresó que “No permitiremos que se nos acuse … de estar al servicio de la Embajada de EE.UU”. ¿Quién los acusó de eso?.
Quizá para calmarnos, nos aseguran que se preparan respuestas a las provocaciones de la sede de Valle Arriba. ¿Alguna mujer? Sí, entre otros. Lo cierto es que la lista de candidatos es larga.