La semana pasada Condoleezza Rice anunció el reinicio de las relaciones diplomáticas con Libia, lo que marca el fin de 25 años de bloqueo diplomático, pero también el fin de la doctrina Bush. En su segundo discurso de investidura, George W. Bush afirmara que la supervivencia de la libertad en nuestro país dependía de la propagación de la libertad en el resto del mundo. Sin embargo, desde dicho discurso a la fecha, la administración Bush ha visto sin reaccionar cómo Egipto anula sus elecciones y el final de la revolución del cedro en el Líbano. Abandona a los disidentes chinos y busca un tratado de paz con Corea del Norte.
La democratización ha sido abandonada en beneficio de un falso realismo en materia de guerra contra el terrorismo y de relaciones económicas. En Libia, el demócrata Fathi El Jahmi fue liberado dos semanas antes de volver a prisión. Bush manifestó su satisfacción por su liberación, pero no comentó su nuevo encarcelamiento.
Sin embargo, nada permite afirmar que Bush haya dejado de creer en lo que profesaba. Simplemente la administración Bush no parece dispuesta a tomar las decisiones dolorosas que exigen sus convicciones.

Fuente
Los Angeles Times (Estados Unidos)

«The tyranny doctrine», por Danielle Pletka y Michael Rubin, Los Angeles Times, 26 de mayo de 2006.