Que nadie baje la pluma del periodismo alternativo. Hay que mantenerla enhiesta. Así se rinde homenaje a hombres y mujeres que, por su lucha incansable a favor de las transformaciones revolucionarias, son eternos en el alma de los pueblos.

Gonzalo Mendoza, nuestro entrañable ‘Avispa’, ha fallecido esta tarde (24 de julio), dejándonos un gran dolor, mezclado con lo que solo hombres como él saben inyectar en el corazón de quien los escucha, los ve o los lee: el ansia de arrancarle al tiempo la inmortalidad de la esperanza, de la alegría y la ternura.

Al explicar el por qué de su talento, el destacado pintor, muralista, caricaturista e ilustrador solía decir: “fue un don que descubrí en la escuela y fui perfeccionando en la secundaria”. Sus dibujos y caricaturas obtenían siempre el primer lugar en los concursos de arte que organizaba su establecimiento educativo, allá por la década del cincuenta. Los premios que más gustaban a Gonzalo eran los libros de dibujo, que Avispa devoraba en un proceso intenso de autoeducación.

En sus primeros pininos por el mundo de los trazos tuvo el respaldo de su padre, quien también le proveyó de libros y materiales. Pero la gran habilidad para representar la realidad, seriamente caricaturizada, vino acompañada de inquietudes de carácter social. Cuando estuvo en cuarto año de secundaria tuvo su primer contacto con las juventudes comunistas, hecho que lo marcó para el resto de sus amaneceres.

Al terminar la secundaria, y ávido de seguir profundizando sus conocimientos filosóficos, ideológicos y políticos (el marxismo había ‘envenenado’ sus antiguas concepciones acerca de la realidad del hombre y de los pueblos), Gonzalo Mendoza se decidió a estudiar sociología en la Universidad Central.

Fue en aquel intervalo de la vida cuando empezó a usar su inconfundible boina, símbolo de su intelectualidad rebelde.

Sin embargo, lejos de abandonar su actividad artística, se sirvió de ella para expresar sus ideales políticos, principalmente por medio de la caricatura. Famosas, por ejemplo, fueron sus caricaturas en la época de la dictadura de Velasco Ibarra, las cuales salían impresas y firmadas bajo el nombre de la Escuela de Sociología. Además, colaboró en la revista Surcos y en otras publicaciones de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE). ¡Cuántas veces estuvo perseguido, escondido y preso por su atrevida plumilla! Velasco daba una recompensa de 500 sucres a quien diera información acerca del paradero del ‘terrorista de la FEUE’.

Había llegado la hora, entonces, de buscar un nombre de combate para firmar las caricaturas, un seudónimo que fastidiase el alma de los aludidos y que provoque la halgazara de los lectores... Casi de inmediato lo encontró... Sería zzz, zzz, una ‘Avispa’, zzz, zzz, que picara la conciencia de los demás.

El arte al servicio de la revolución

La sociología, como profesión, Gonzalo Mendoza casi no la ejerció. No obstante, esta materia de las ciencias sociales le sirvió para afianzar sus convicciones ideológicas, para que el marxismo le terminara de agitar la sangre.

La caricatura siempre fue su principal ‘puñal’ para atacar a los intereses derechistas y dictatoriales del país. Así, colaboró en las revistas La Calle, La Mañana, Contrapunto y Espacios, publicaciones progresistas, con alguna tendencia izquierdista, y en Vistazo. También trabajó en los diarios Ecuador, Amazonas, La Prensa y Hoy. En cada uno de estos medios de comunicación mantuvo firme su posición de izquierda revolucionaria, tan firme como su boina en la cabeza, razón por la cual tuvo algunos inconvenientes con la línea editorial de estos periódicos. “Recuerdo que cuando me entrevisté por primera vez con Benjamín Ortiz, en ese entonces flamante director de Diario Hoy, las primeras palabras que me dijo, en tono enérgico y algo despectivo, fueron: ‘¿Usted pretende destruir el estado burgués?’. ‘Yo solo no puedo’, le respondí. Sí me ayudarán...”, nos relataba en una de esas largas tertulias en la sala de redacción del quincenario alternativo OPCIÓN, en el que este último lustro pinceló y trazó sus piquetazos contra la burguesía y el imperialismo; tertulias que tenían la virtud de dejarnos con la boca abierta a quienes doblábamos su juventud.

La década del ochenta y del noventa también fueron pródigas en la creación de sus cuadros y dibujos, verdaderas historias de denuncia social, muy apreciados por los críticos de arte. Una de sus exposiciones más importantes fue ‘América Latina en blanco y negro’ (1987), muestra de 40 dibujos que representaban la esencia de pueblos luchadores, rebeldes y nunca sojuzgados. ‘Los ojos del silencio’ (1989) y ‘Noches de Bagdag’ (1993) son los títulos de otras colecciones exhibidas. Hay que señalar que varios de sus cuadros han sido subastados como parte de campañas de solidaridad con movimientos, organizaciones o fundaciones de izquierda.

Mendoza también ha pintado hermosos murales, como el de la Asociación de Trabajadores Eléctricos (Quito), el del Municipio de Cuyabeno o el gigantesco Che Guevara, que se encuentra en el paraninfo del mismo nombre en la Universidad Central. Además fue un prestigioso ilustrador de libros y revistas, que ha trabajado con distintas instituciones estatales y particulares. En 1997, editó su libro de caricatura y sátira política: “animales políticos políticos animales”.

En cada una de sus obras, el aguijón de la ‘Avispa’ pica, y pica deberas, a las conciencias ‘inconscientes’, que no creen en la necesidad de un radical cambio social.

Este día martes, 25 de julio, todos los compañeros de ‘Avispa’ estaremos junto a él en el Paraninfo ‘Che Guevara’ de la Universidad Central del Ecuador, a partir de las 10h00. ¡Que se alce la pluma del periodismo alternativo! ¡El combate por la vida sigue!