La publicidad que busca motivar la visita a este país y los mensajes dirigidos al público nacional paulatinamente ampliaron las imágenes de población andina, incluyendo otras de algunos pueblos originarios de las denominadas tierras bajas; pero, el común denominador estuvo concentrado en mostrar imágenes fijas y “congeladas” de dichas poblaciones.

En los días precedentes, entre el 5 y el 7 de agosto, en la ciudad de Sucre se ha producido un doble descongelamiento de dichas imágenes.

Motivados por la instalación de la Asamblea Constituyente, miles de mujeres y hombres de todas las edades, provenientes de la totalidad de los pueblos y nacionalidades bolivianas, convirtieron a las plazas y avenidas de la capital de la República en postales y afiches en movimiento y la población boliviana de-codificó colectivamente su propia realidad.

Allí mismo, entre los 255 constituyentes que asumían el desafío de elaborar una nueva carta política que legitime las demandas de los movimientos sociales, una mayoría muy significativa representaba a los pueblos indígenas y originarios.

Nunca antes en Bolivia se había dado la presencia simultánea de pueblos y nacionalidades motivados por un evento político. Esta vez no fueron invitados de segunda o tercera categoría y no acudieron a tratar de vender alguna artesanía para su sobrevivencia.

Estuvieron allí para decir -más bien- que quieren el surgimiento de una Bolivia diferente, a decir de un constituyente, los pueblos y nacionalidades acudieron para respaldar “el trabajo por la Bolivia que nunca se pudo construir”.

Construyendo consensos en medio de las diferencias

El Movimiento al Socialismo ha logrado vencer la difícil etapa de la fase preparatoria de la constituyente, mediante la conformación de un directorio con presencia de casi todas las fuerzas políticas.

Silvia Lazarte, mujer indígena de origen quechua, ex dirigente sindical de los cocaleros del Chapare, elegida en representación de Santa Cruz, presidirá las deliberaciones durante un período fijado entre 6 meses y un año, ella en su discurso combinó la sencillez de su origen con la firmeza de sus convicciones, reivindicó su origen y su condición de mujer y convocó a un trabajo entre iguales y sin exclusiones.

Ahora se mantiene la expectativa por el trabajo. Evo Morales y Álvaro García Linera, presidente y vicepresidente de los bolivianos, ratificaron la responsabilidad que tiene la constituyente en la superación de la exclusión y en dotar a la revolución boliviana de una estructura básicamente social y comunitaria.

Los representantes de los partidos de oposición prácticamente se excusaron en brindar opiniones de fondo y prefirieron sumarse a las expresiones de buenos deseos para el naciente cuerpo colegiado de constituyentes.

No obstante ello y con seguridad, no tardarán en surgir las diferencias.

Para utilizar nuevamente la alegoría con la que iniciamos esta nota, se podría decir que ahora los partidos tradicionales y los sectores sociales que controlaron la vida política boliviana forman parte de las “imágenes congeladas” y les costará mucho trabajo dejar dicha condición.

La expectativa que recorre a Bolivia es que, junto con las diferencias será necesaria la búsqueda de consensos sobre la base de una hegemonía social y comunitaria. Tarea muy difícil pero no imposible.

El tiempo, que no será muy largo, ratificará o rectificará esta opinión.