En su edición del 5 de septiembre de 2006, el diario francés Le Monde publicó un artículo sobre Venezuela con un título especialmente inquietante: «Venezuela: Hugo Chavez s’ouvre la voie pour une présidence à vie» [Venezuela: Hugo Chávez se prepara el camino para una presidencia vitalicia].

El contenido del artículo, firmado por Paulo A. Paranagua, deja entrever una realidad muy diferente. En efecto, Chávez no propone convertirse en «presidente vitalicio», lo cual implica que dejaría de someterse al voto de los electores, sino que propone –en caso de ser reelecto en diciembre próximo– la supresión de la limitante constitucional que impide que un presidente ejerza más de dos mandatos. La reforma parece tanto más lógica cuanto que la constitución bolivariana ya incluye una importante limitante: la posibilidad de revocar al presidente antes del término de su mandato mediante un referendo.
En otras palabras, si Hugo Chávez fuese reelecto en diciembre y si la reforma constitucional se aprobara por medio de un referendo en 2010, el presidente Chávez tendría las mismas posibilidades que el presidente de Francia, raramente presentada en Le Monde como un país con instituciones políticas de tipo «bananero».
Aunque el artículo en sí tampoco presenta formalmente a Hugo Chávez como un dictador, en él se da la palabra a la oposición venezolana que no tiene reparos en presentarlo como tal. Lo más importante es que el periodista concluye su artículo recordando los lazos entre Hugo Chávez y Fidel Castro: « El señor Chávez hizo escala en La Habana, donde visitó a su amigo Fidel Castro, en el poder desde hace 47 años ». Esto sugiere, sin decirlo, que el presidente de Venezuela también podría permanecer en el poder por un periodo tan largo.

No es la primera vez que Le Monde trata de dar una imagen desfavorable del presidente de Venezuela o de presentarlo como un dictador. El diario francés «de referencia» se hizo así eco de las acusaciones de antisemitismo difundidas por el Centro Simón Wiesenthal y no deja pasar la menor oportunidad de acusar de populista al presidente venezolano.

Este artículo de Le Monde estuvo precedido de otro similar que apareció en el sitio de Le Nouvel Observateur, semanario francés cuyos accionistas están relacionados con los de Le Monde. Ambos artículos establecieron la tónica del resto de la prensa francesa.