Ante la convalecencia del comandante cubano Fidel Castro, el gobierno estadounidense reedita su añeja ofensiva en contra Cuba con el llamado “Plan Bush” y aumenta a 80 millones de dólares el apoyo a los autoproclamados disidentes, para acelerar “el fin del estado dictatorial” en la isla por medio de mercenarios y de países aliados en la región, entre los cuales México está en primer lugar.

Así lo apreció el analista político Stephen Jonson, experto en América Latina del Centro Douglas y Sarah Allison para Política Exterior y del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales de la Fundación Heritage. En su artículo “Diplomacia ante el último estertor de Castro”, publicado en la revista de dese institututo de Estudios Internacionales, afirma que el nuevo Plan Bush no significa que Estados Unidos hará el trabajo por los disidentes cubanos.

“Es momento para que los cubanos reflexionen sobre lo que se les ha negado por 47 años y reivindiquen su futuro. También, ya es hora de que los países latinoamericanos, como México, Chile y Uruguay, asuman su responsabilidad de crear una vibrante sociedad libre” en la isla.

Jonson, vinculado a la derecha republicana, conoce la cercana relación que el Partido Acción Nacional (PAN) sostiene hace tiempo con grupos radicales anticastristas. Por lo tanto, el analista implica en su texto que el próximo mandatario mexicano deberá aliarse a la superpotencia en su pretensión por transformar la política interna de Cuba.

Efectivamente, la relación entre organizaciones radicales anticastristas y el actual gobierno mexicano se fortaleció a partir del encuentro del presidente Vicente Fox con esos “disidentes” en su visita a La Habana. Además, se ha traducido en la buena acogida brindada por los panistas a Alfredo Mesa, director y portavoz de la radical anticastrista Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA).

Tal simpatía se tradujo, además, en la iniciativa de la senadora Cecilia Romero -suegra de César Nava, actual vocero y coordinador de la campaña presidencial de Felipe Calderón- para “adoptar a un disidente cubano”.

Ese apoyo tácito y expreso a la causa de los “disidentes cubanos” contra el gobierno de Fidel Castro, quedó de manifiesto en un hecho inédito de las relaciones México-Cuba, cuando en marzo pasado, el Departamento de Estado maniobró para expulsar a la delegación empresarial cubana del hotel María Isabel sin reclamo del gobierno foxista.

En cambio, una veintena de congresistas estadounidenses dirigió su protesta por escrito a Washington por esa injerencia.

Desde Miami con amor

El académico Adalberto Santana, del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, no descarta que los autodenominados “disidentes” -radicados la mayoría en el condado de Dale, en Miami, Florida, y señalados por el gobierno cubano como autores de sabotajes contra civiles y bienes de la isla- hayan financiado campañas políticas del Partido Acción Nacional.

El experto en política contemporánea de América Latina explica que “esto se inserta en una campaña orientada desde los llamados ’grupos de la mafia cubano-americana’, radicada en Estados Unidos, en donde han financiado campañas políticas particularmente en Centroamérica, o como fue el caso de México, financiando la campaña presidencial del Partido Acción Nacional”, y ahí uno de sus propósitos era que hubiera un intercambio político como ocurrió en el año 2000.

Santana advierte que este 2006, conforme con una estrategia estructurada desde Miami, se buscaría “afianzar las posiciones anticubanas en México, pues aquí hay correspondencia ideológica y política entre la mafia cubano-americana y los militantes del PAN, para que los gobiernos de la región sigan las vertientes del influyente lobby cubano en el Congreso estadounidense y en la Casa Blanca.

“Fortalecer esas posturas, como ha sucedido en Centroamérica y México -en donde han dejado centros de influencia-, es el objetivo de esas agrupaciones anticubanas”, subraya el politólogo, quien recuerda que la presidencia de Bush se decidió en La Florida, sede de estas agrupaciones.

El compromiso político entre la Casa Blanca y los “disidentes” se remonta al origen de la Revolución Cubana, si bien se incrementó con el ex presidente George Bush, padre del actual mandatario estadounidense, cuando dirigía la Agencia Central de Inteligencia (CIA), una instancia desde donde se esgrimen las posturas más radicales de la derecha norteamericana y vinculada a la derecha mexicana y centroamericana.

El académico Santana señala que las agrupaciones anticubanas han reconocido el financiamiento que han dado a campañas de partidos centroamericanos, como al partido gobernante ARENA, en El Salvador, y al PAN de México, con el que mantienen una alianza abierta que se ha evidenciado en encuentros de delegados cubano-americanos con representantes de la derecha mexicana y centroamericana.

Un ejemplo de esta alianza se refleja en el artículo del español Miguel del Padrón, publicado el 22 de septiembre de 2005, titulado “Estonia: nueva madriguera de terroristas”. Ahí escribió que el 13 y 14 de octubre se celebraría en Tallin, capital de Estonia, una cumbre contra Cuba y Venezuela. Al encuentro, financiado por la CIA, el Departamento de Estado, la Fundación Nacional Cubano-Americana, el PP de España, el PAN de México y organizaciones afines.

Asistieron como invitados a Tallin: José María Aznar, Mario Vargas Llosa, Jorge Castañeda, Enrique Krauze y varios legisladores del PAN de México, entre ellos, Manuel Espino, Adriana González y un tal Boyo Hallorán.

Por influencia política de estos grupos anticubanos en México, el diputado del partido Convergencia, Jesús Martínez Álvarez, presentó a la Cámara un punto de acuerdo que se aprobó por unanimidad para: “Exhortar al secretario de Gobernación, con fundamento en las fracciones I y II del Articulo 5, de la Ley de Seguridad Nacional, para que la Fundación Nacional Cubano-Americana sea investigada por las actividades anticubanas dentro del territorio de los Estados Unidos Mexicanos, e informe a esta Soberanía sobre el resultado de la investigación".

Tras el exhorto se ignora si hubo alguna investigación a las actividades de la FNCA en nuestro país.

Otro ejemplo de financiamiento a campañas de políticos afines a la causa anticubana, es el caso del Partido Popular (PP) de España. Así lo reveló la entrevista que Ricardo Pascoe, ex embajador de México en La Habana, concedió a la agencia France Press, en 2003. Pascoe aseguró que “era un hecho conocido por parlamentarios de Estados Unidos y diplomáticos europeos que José María Aznar había recibido apoyo económico del multimillonario fundador de la FNCA, Jorge Mas Canosa”.

Más adelante, Carlos Mas Santos, hijo del terrorista y empresario cubano, al referirse al apoyo de Aznar a su causa, declaró textualmente a la Cadena SER: “Es no sólo lo que necesitamos, sino lo que esperamos de él”.

Abundando en el financiamiento de los grupos anticubanos en la campaña presidencial mexicana de los años 2000 y del 2006, Adalberto Santana sostiene que los mismos actores políticos han dado su testimonio al respecto. “Tal sería el caso de Luis Posada Carriles (terrorista), vinculado al flujo de indocumentados cubanos a través de las redes de estas personas que se realiza por territorio mexicano rumbo a los Estados Unidos y que está documentado por la prensa mexicana y estadounidense. Ahí está la información”, concluye.

Mientras Fidel Castro Ruz parece recuperarse del mal que lo obligó a trasladar el poder político de Cuba a su hermano Raúl, Calderón Hinojosa le hizo llegar, por medio de una carta personal, sus deseos por su pronta recuperación. La misiva, que se entregó en mano a la embajada de Cuba en México el jueves 10 agosto, subraya la importancia de las relaciones entre ambos países y expresa “la convicción del licenciado Calderón con respecto a la importancia que la sociedad mexicana otorga a los vínculos con esa nación”, según la nota informativa.

Diplomacia escrupulosa

A Gonzalo Martínez Corbalá también se le acercaron algunos “disidentes” durante su misión diplomática en Cuba. Pero hay diferencias sustantivas entre ésos y los que medran entre Miami y México: los primeros, sólo buscaban tomar algunos cursos en el extranjero o salir de la isla. No tenían expedientes criminales como los segundos, quienes no buscaron al diplomático porque sabían que no tendrían su apoyo.

“No nos prestábamos a eso como se prestaron otros embajadores mexicanos.”

 ¿Cómo quiénes, dígame nombres?

 Usted ya lo sabe, fue público y notorio.

 ¿El caso Lajous?

 Yo no colaboré. Fuimos escrupulosos.

Lamenta el ex senador de la República la campaña a favor de los disidentes cubanos que lanzó hace tiempo la legisladora panista Cecilia Romero, “eso sí es una intervención en política interior cubana y proviene nada menos que de una senadora.”

Martínez Corbalá agrega que no tiene liga o contacto personal con Felipe Calderón, “pero como él ha insistido machaconamente en el respeto a las leyes y a las instituciones, aprovecharíamos esa insistencia, para decirle que hay que respetar las leyes mexicanas e internacionales”.

Fidel, un caballero

A Martínez Corbalá se le atribuye una gran cercanía con Fidel Castro. Ante el delicado estado de salud del mandatario, expresa que no le parece correcto que sus colegas “anden haciendo adivinanzas sobre quién va a relevarlo, Fidel Castro tiene 80 años y le deseo que supere su enfermedad, pero no me parece que su salud sea lo más sustantivo.

“Me atrevo a decir que no va a ser Raúl quien lo suceda, él será un presidente de transición”.

 ¿Tiene usted algún pronóstico?

 No conozco a la generación de jóvenes funcionarios, sé que los hay. Ojalá mejore Fidel Castro.

El también ex gobernador de San Luis Potosí, comparte su experiencia como testigo de un potencial roce en 1981 entre los presidentes José López Portillo (JLP) y Fidel Castro, durante la Cumbre Norte-Sur de Cancún. “Ahí no hubo el comes y te vas. Tuvimos un problema parecido al que tuvieron en este régimen en la reunión de Monterrey, pero lo resolvimos de otra manera.

“Juntamos en Cozumel al presidente. Castro y López Portillo, los dos ahí, en un kiosquito del hotel Presidente, estuvieron dos días sincerándose uno con el otro y salieron amiguísimos. Cuando me despedí del presidente López Portillo -porque me regresaba a Cuba con el presidente Castro en un yatecito en un viaje de 11 horas por el Caribe- le pregunté: ¿usted tiene alguna instrucción, señor presidente? Me dijo: ’Mire Martínez Corbalá, lo único que tengo que decirle es que el presidente Castro es todo un caballero’. Y ahí terminó el conflicto, no hubo comes y te vas. Así pienso que podían haber hecho en Cuba todos los embajadores.

Acusan a Fidel Castro de dictador y que no hay elecciones, pero no se dice el porqué de la situación en Cuba. Si alguien me quiere escuchar, insistiría en que debe levantarse el bloqueo comercial. Creo que el problema entre Cuba y Estados Unidos se resolverá cuando levanten el bloqueo y salgan de Guantánamo, aprecia el político.

Insiste en que México debe recuperar el espíritu de la Doctrina Estrada: mantener o no relaciones con un país, no calificarlo. Como ejemplo de esa diplomacia, narra a Contralínea un acontecimiento hasta ahora ignorado que ocurrió cuando él era el jefe de la misión.

“Como embajador, hicimos todo lo posible porque hubiera una negociación. Cuando un grupo de cubanos impidió la salida de empleados de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, el encargado, Wayne Morris -que era una persona entendida con la que platicábamos- nos pidió ayuda.”

Se trataba, explica el ex embajador, de plantear al gobierno mexicano la posibilidad de que fuera la tercera parte, en ese caso como mediador, que brindara sus ’buenos oficios’ entre Estados Unidos y Cuba. “Le pedí al canciller (Jorge Castañeda padre) que informara al presidente López Portillo, quien estaba de viaje en Europa, y el presidente aceptó.

“Los cubanos también estuvieron de acuerdo aunque, como es natural, pusieron condiciones, ahora se lo puedo decir a usted, y eran que no sólo se negociara la salida de esos refugiados de la Oficina de Intereses, sino que se incluyera que los Estados Unidos aceptaran negociar sobre la liberación de Guantánamo, de los vuelos espías y lo más importante, del bloqueo económico-comercial sobre la isla.

“Y si los conozco bien, me atrevo a decir que todavía cualquier negociación en el día de hoy, cualquier negociación estaría sujeta a esas reglas. Si me pregunta al respecto, le diría que los cubanos tienen razón”, concluye Martínez Corbalá.

Cómo se fabrica a un disidente

Caleb McCarry es el coordinador para la transición en Cuba, pero no tiene oficina en La Habana. Su encomienda es dirigir el esfuerzo de la administración Bush por derrocar a la Revolución Cubana y convertir en realidad la teoría de “la fruta madura”, en donde los propios cubanos se encargarían de devolver la Isla a su condición de apéndice.

Para ello, McCarry destina abundantes recursos para organizar en el exterior seminarios y convites financiados por varias agencias estadounidenses que encubren a la Agencia Central de Inteligencia. Así, los disidentes prefabricados serán luego relanzados a Cuba para cumplir su misión antirrevolucionaria, como se propone la Comisión de Asistencia para una Cuba Libre, dirigida por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y en la que participan Carlos Gutiérrez, secretario de Comercio, y otros altos oficiales del Consejo Nacional de Seguridad, el Departamento de Defensa y la Agencia Central de Inteligencia.

La Comisión solicitó 80 millones de dólares para invertir en la disidencia. Requiere 20 millones de dólares para financiar a la sociedad civil en lo que llama “programas que promueven a la democracia”, además de los 36 millones que ya aprobó la Cámara de Representantes para el 2007, a las mal llamadas Radio y Televisión Martí.

¿Son todas las que están?

La Comisión de Derechos Humanos y el Partido Demócrata Cristiano de Cuba, presentaron el 31 de diciembre de 1996, una lista de Organizaciones disidentes, opositoras y de derechos humanos en Cuba. Puntualizaron que esos grupos “no están controlados por el gobierno cubano”, si bien “muchos han pedido su inscripción ante las autoridades, siempre se les ha sido denegada y por tanto son ilegales”.

Para elaborar la lista se recurrió a “voceros de las diferentes organizaciones, el Buró de Información del Movimiento de Derechos Humanos que dirigen Teté Machado y Ariel Hidalgo y a la Coordinadora de Organizaciones de Derechos Humanos (Codehu) así como a la columna ’Cuba por dentro’ de Pablo Alfonso en El Nuevo Herald de Miami, Florida”, entre otros. El objetivo de esa recopilación, según los autores, es que todos los interesados en el tema “tengan a mano la información global”.

Aquí, un asomo a ese listado de 360 agrupaciones opositoras al régimen político de Cuba, que concitan por igual a abogados independientes, agencias de prensa, movimientos y alianzas con nombres bizarros como:

Defensora del Encarcelado Cubano, Amigos de la Perestroika, Asociación de Rehenes Cubanos, Asociación Humanitaria Seguidores de Cristo Rey, Comité Cubano de Opositores Pacíficos Independientes, la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio Completo, Movimiento Santa Rosa del Triángulo, Partido por la Lucha Abierta hasta la Democracia, o el Proyecto Apertura de la Isla.