Foto arriba: Steven Jones, profesor de física en fusión nuclear y energía solar, enseña en la Universidad de Brigham Young University. Jones es un investigador independiente de los sucesos del World Trade Center de New York.
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Estos hombres no son individuos sin conocimientos: Barrett enseñará este otoño una clase sobre Islam en la Universidad de Wisconsin, a pesar de las protestas de más de 60 legisladores. Jones es un profesor docente de Física de Brigham Young University cuyo trabajo académico lo ha convertido en héroe para los teóricos de conspiración [del 9/11].

Cinco años después de los ataques terroristas, una comunidad que (no) cree las ampliamente desacreditadas ideas sobre lo que sucedió el 11 de septiembre del 2001, sigue persistiendo y hasta creciendo. Los miembros intercambian sus ideas por internet y en libros y estudios publicados por ellos mismos. Unos 500 miembros asistieron recientemente a una conferencia en Chicago.

El movimiento dice que extrae nueva energía y credibilidad de un grupo recientemente formado llamado Scholars for 9/11 Truth (Académicos por la verdad del 9/11).

La organización dice que la publicidad sobre el caso de Barrett ha ayudado a aumentar la membresía a unos 75 académicos. Son una pequeña minoría entre un millón de profesores universitarios a tiempo parcial y completo a través de la nación, aunque no todos tienen afiliación universitaria en estos momentos y la mayoría no es experta en campos relevantes. Pero algunos tienen licenciaturas y doctorados de grandes universidades como Princeton y Stanford y empleos en escuelas que incluyen, Rice, Indiana y la Universidad de Texas.

"Las cosas están sucediendo", comentó el cofundador de la organización, James Fetzer, un profesor retirado de filosofía de la Universidad de Minnesota en Duluth, que sostiene, entre otras cosas, que algunos de los secuestradores siguen vivos. Vamos a continuar con esto. Nuestro papel es determinar qué sucedió realmente el 9/11". Lo que realmente sucedió, concluyó la Comisión Nacional del 11 de Septiembre, después de 1,200 entrevistas, fue que los secuestradores lanzaron los aviones contra los dos rascacielos. El National Institute of Standards and Technology (NIST), una agencia del gobierno, presentó 10,000 páginas de informes que encontraron que los incendios causados por el choque de los aviones fueron más que suficientes para derribar los edificios. El grupo de estudiosos rechaza esas conclusiones. Su página web en internet sostiene que el gobierno ha mentido. Dice que "es casi seguro que el World Trade Center fue destruido por explosiones controladas" y queel gobierno no sólo permitió que el 9/11 sucediera sino que incluso pudo haber preparado estos sucesos para facilitar su agenda política".

El instituto NIST y muchos otros científicos no quieren debatir con los teóricos de la conspiración, pues dicen no quieren darles una imagen de credibilidad.

Pero algunos se preocupan porque los expedientes académicos del grupo lo pudieran hacer de cualquier manera.

Miembros del grupo de la conspiración "apoyan ciegamente a Jones porque lo ven como un científico que está apoyando su teoría", dijo F.R. Greening, un químico canadiense que ha escrito varios artículos rechazando los métodos usados por los teóricos de la conspiración del 9/11. Es ciencia, pero está políticamente motivada. Es una ciencia con un motivo de queja y por lo tanto, no es realmente ciencia". Los profesores pueden expresar cualquier opinión fuera del aula, señaló Roger Bowen, secretario general de la American Association of University Professors. No obstante,con la libertad académica viene la responsabilidad académica.

Y eso requiere que ellos enseñen la verdad de sus disciplinas y la verdad no incluye teorías conspirativas, o de que la Tierra es plana, o de que el Holocausto no existió".

Los miembros del grupo no se consideran a sí mismos como extremistas. Simplemente creen que la investigación del gobierno fue inadecuada y sostienen que cuestionar las asunciones ampliamente aceptadas ha sido parte del trabajo de académicos durante siglos.

Pero cuando se le pregunta al grupo qué pasó en el 2001, sus miembros a veces se salen de la rigurosa cultura de datos de la academia para dar paso a sus propios instintos.

Daniel Orr, que tiene un doctorado de Princeton y es ex chairman del departamento de Economía de la Universidad de Illinois, indicó que supo instantáneamente al ver el derrumbe de las torres que habían sido destruidas con explosivos. Le recordó cuando vió la demolición de unos viejos edificios de vivienda en St. Louis, Missouri.

David Gabbard, profesor de Educación de East Carolina, admite que este no es su campo pero aduce que ``soy suficientemente inteligente como para saber que un incendio provocado por los aviones no puede derretir el acero".

Judy Wood, hasta hace poco profesora adjunta de Ingeniería Mecánica de Clemson University, ha sido citada por los teóricos de la conspiración por sus argumentos de que los edificios no pudieron haberse derribado tan rápidamente como sucedió, a menos que se usaran explosivos.

"Si el gobierno de EEUU está mintiendo sobre cómo se destruyeron los edificios, cualquier otra cosa que diga no puede creerse", apuntó.

Los funcionarios de Wisconsin dicen que no aprueban las opiniones de Barrett, profesor adjunto, pero después de que las investigaciones concluyeron, él manejaría el material responsablemente en el aula.

Eso no satisfizo a muchos legisladores estatales.

Fuente: Justin Pope 7/8/06.