La constituyente una oportunidad para cambiar el Ecuador.
Por: Ramiro Vinueza / OPCION/ Ecuador.

El debate abierto en el país alrededor de una reforma política, y de una Constituyente que le dé un nuevo andamiaje jurídico al Ecuador, lleva algún tiempo. En unos casos, el planteamiento ha venido de los sectores más reaccionarios del país, que han planteado realizar algunas reformas que “perfeccionen” la actual carta política, y de otro lado quienes se empeñan en la realización de una Asamblea Constituyente para establecer una nueva Constitución.
Estos planteamientos surgieron a raíz de la crisis política que ha dominado la última década en nuestro país y que ha provocado sendos levantamientos populares y la caída de 3 gobiernos. Pese a que en medio de esta crisis se realizó una Asamblea Constituyente(1997), ésta no democratizó la vida del país y más bien apuntaló el presidencialismo, dando mayores potestades al Ejecutivo, lo que trajo como consecuencia, casi inmediatamente, la declaratoria del feriado bancario por parte de Jamil Mahuad, basado precisamente en esas facultades.
Esta crisis política, que ha provocado la existencia de 8 gobiernos en los últimos diez años, es una crisis constante en la vida republicana de nuestro país en cuyo periódo se fueron promulgadas 19 constituciones.
El debate actual es complejo y muy contradictorio, porque en él intervienen diversos sectores sociales: están inmersos los sectores burgueses más derechistas y reaccionarios, los sectores reformistas moderados; y están también el reformismo pequeño burgués, la izquierda sistémica y la izquierda revolucionaria.

Los que están en contra.

En estos segmentos están los sectores económicos y políticos más conservadores y derechistas. Ellos señalan que una nueva Constituyente traerá más caos, inestabilidad y división en el país. Que no es posible sovietizar a sociedad ecuatoriana, que lo que se pretende es copiar el proceso venezolano y que eso significaría someternos a los designios extranjeros. Sin embargo y ante la fuerza que ha tomado el tema de la Constituyente, afirman que hay necesidad de reformas políticas, pero que éstas pueden ser desarrolladas por el Congreso, que este es suficiente para introducir reformas, porque ya existe una Constitución. Lo que estos sectores plantean, y de hecho tendrían la votación necesaria para romper el “candado constitucional” y tener reformas constitucionales en pocos meses (se ha planteado que las fuerzas principales del Congreso, más otras opuestas a la Constituyente sumarían hasta ahora 76 votos). De hecho estos serían cambios que no cambiarían nada, pues lo fundamental sería sostener los privilegios y el estatus quo de los grupos económicos del país a quienes representan los diputados de mayoría.

Los que están a favor

Aquí están ubicados los sectores democráticos, progresistas, patrióticos, de izquierda y revolucionarios que miran en la constituyente la posibilidad de cambios en la estructura política del país, que reclaman democracia y bienestar. En estas posiciones existen también una gama de posturas que van desde las más funcionales y neoliberales, que quieren solo resolver la crisis de “representatividad”, la gobernabilidad burguesa, sin tocar los temas de fondo como el sistema económico y de soberanía.
Entre estos sectores están Ong´s como Participación Ciudadana, Ruptura de los25, ligadas a organismos e intervención política como la USAID, de los llamados “forajidos”, algunos periodistas y medios e comunicación que se escandalizan cuando oyen las propuestas de que estén representados en la Asamblea Constituyente los indígenas, los maestros, los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y demás sectores sociales.
Por otro lado, se presentan también las propuestas más avanzadas y profundas, que teniendo en claro que no se trata de una Constitución del Estado Popular y Socialista, plantean, tanto por el contenido de los temas que debe tratar la Constituyente, como por la composición que ella tenga, cambios que garanticen el bienestar y los derechos de los pueblos, en los aspectos económicos, políticos, sociales, culturales. Por ello lo conveniente, si se habla de un real interés en el cambio, es la realización de una Constituyente Plurinacional, Originaria y Popular.

Lo plurinacional, originario y popular

Se trata de una propuesta que reconoce la diversidad nacional de nuestro país, y con ella la necesidad de que esté representada en la Asamblea, y tenga reconocidos sus derechos, por fuerza de ley.
Definidos así el carácter y la composición de la asamblea, esta propuesta se propone confrontar las posiciones reaccionarias y las que proponen solo barnizar el sistema con tibias reformas.
Lo originario se refiere a que debe ser cambiado en lo sustancial el andamiaje económico y jurídico de la República, en función de lograr una mayor soberanía económica, política y social, que permita el desarrollo del país y el bienestar de los pueblos, su participación democrática en los asuntos políticos del país, que garantice los derechos y libertades de los trabajadores, que fortalezca la organización popular, que garantice una justicia distributiva tantas veces hablada pero nunca aplicada. En definitiva se trata de abrir causes para el establecimiento de una Patria Nueva, de un Ecuador distinto, que reconozca su diversidad y luche por mayor igualdad social.
Lo popular se establece por la composición de la Asamblea. No para todos está claro que de la composición de la Asamblea Constituyente dependen los temas a tratarse, la posibilidad o no de hayan los cambios que el país requiere. La correlación de fuerzas en la Asamblea cuenta, la cantidad de representación que tengan las fuerzas progresistas, patrióticas, democráticas y de izquierda es clave porque todos los asuntos de la reforma se resolverán con votos.