Fracasada la invasión mercenaria por Playa Girón, organizada, armada y financiada por el gobierno norteamericano, este siguió el curso de su plan contrarrevolucionario Mangosta, dirigido a desestabilizar a Cuba, y como parte de él sobornó y ordenó a los cancilleres latinoamericanos que expulsaran a la Isla de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El conciliábulo ocurrió en la reunión de Punta del Este, Uruguay, para declarar al régimen cubano incompatible con el "sistema interamericano", intentar aislarlo en el plano internacional, satanizar al gobierno revolucionario y desatar el terror por medio de agresiones multivalentes, incluido el bloqueo económico, comercial y financiero.

La respuesta no se hizo esperar se produjo al pie del monumento a José Martí, donde la voz vibrante del Comandante en Jefe Fidel Castro desgranó verdades como templos, para exponer la larga historia de explotación y vasallaje a que han sido sometidos los latinoamericanos por parte de Estados Unidos.

Advertía el documento sobre la engañosa Alianza para el Progreso, programa lanzado por el presidente John F. Kennedy para mantener adormecida la conciencia rebelde de los oprimidos, ante el clarín de esperanza que para ellos representaba el ejemplo de la triunfante Revolución cubana.

El devenir se encargaría de corroborar el temprano fracaso de aquella engañosa Alianza al igual que hoy sucede con la titulada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y demostrar que los principios de la Revolución perdurarían y servirían de inspiración a la toma de conciencia de millones de seres oprimidos.

"Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados de América Latina, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia... ", afirmaba la II Declaración de La Habana.

El panorama actual del área ha dado ampliamente la razón a esa afirmación con el progresivo arribo al poder de fuerzas populares en varios países y el surgimiento de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), encabezada por Cuba y Venezuela, que representa un verdadero oasis de esperanza integradora.

La verdadera justicia social, como aspiración suprema del ser humano, es posible sobre la base del ejercicio del poder soberano del pueblo a través de sus instituciones, que legislan y laboran en función de sus intereses, y los defiendan sin plegarse a injerencias ni chantajes foráneos. Tal es la enseñanza que sigue mostrando la Mayor de las Antillas.

Diversidad de etnias y pueblos pueden hallar en la unidad de principios y propósitos comunes el arma invencible que corona la victoria, así lo patentizó el histórico documento cuando subrayó:

"Porque esta humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente.

Ahora en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable independencia."

Agencia Cubana de Noticias