Cancún, Quintana Roo. La mafia rusa opera en Cancún bajo el esquema del crimen organizado y es aquí, en lujosas suites con vista al mar de la zona hotelera y de la Riviera Maya, donde se planean los grandes contrabandos de droga, de diamantes, de armas, el robo de vehículos y de precursores químicos para enviarlos a España, Italia y Portugal a través de diversos puertos de Quintana Roo, Yucatán, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, según revela un informe “confidencial” de la International Criminal Police Organization (Interpol).

El documento clasificado pertenece al proyecto ROCCISS (Regional Organizad Counter-Crime Information Sharing Sistem) de Interpol. En su introducción, asegura que “es una compilación de información criminal dirigida a la secretaría general” de dicho organismo, proporcionada por países miembros implicados en el proyecto, que utilizan la red de comunicación de la organización internacional.

El análisis de este informe secreto de ROCCISS “será muy útil en la evaluación de los resultados de iniciativas supranacionales con objeto de identificar tendencias criminales y de promover intercambio de información criminal. El comercio mundial y el aumento rápido en comunicaciones globales está teniendo el efecto de hacer a los países más pobres, vulnerables a los grupos organizados para que asienten sus operaciones allí, lo que ha dado lugar a un incremento en actividades criminales.

“La discrepancia entre las figuras recogidas de mensajes individuales de ROCCISS y el número de casos abiertos en la base de datos de ICIS, es debido a los criterios para la información que entra en esa base. Los crímenes de menor importancia o los acontecimientos criminales divulgados, sin la suficiente información, están situados en un archivo durante tres meses, hasta que finalice la llegada de otros detalles. Por ejemplo, los mensajes sobre aseguramientos de menos de 100 gramos de heroína o cocaína o información referente a deportaciones mínimas no se registran en la base de datos de ICIS.

La información de la Policía Internacional asegura que son cinco las organizaciones rusas asentadas en este desarrollo turístico: Solntsevskaya, de la mafia ucraniana y otras células de Chechenia, Georgia, Armenia, Lituania, Polonia, Croacia, Serbia, Hungria y Rumania, e incluso Albania, identificadas como Tambosvkaya, Poldolskaya, Mazukinskaya e Izamailovskaya, ligadas con la principal organización trasnacional conocida como Vory V Zakone (Ladrones de la Ley).

Todas ellas compiten por las rutas del narcotráfico que controlan gran parte los cárteles mexicanos, señala el informe.

Estas bandas, indica el reporte de Interpol, se establecieron en México (y Cancún es pieza clave) tras la captura de importantes figuras del cártel del Golfo, como Osiel Cárdenas Guillén y varios de sus lugartenientes.

Los rusos buscaron y aún buscan “establecer un puente de tráfico de drogas, comercio ilegal de armas, lavado de dinero y trata de blancas a Estados Unidos y controlar la prostitución local, secuestro, usura -a través de casas de empeño- y tráfico humano.

Sus tentáculos se mueven desde este polo turístico hasta Baja California (Tijuana), pasando por el Distrito Federal. Sus ganancias han sido estimadas por este organismo internacional en 3 mil millones de dólares anuales.

La organización

En su análisis, la Interpol explica que los contactos de la mafia rusa en México carecen de una estructura vertical, es decir, que no existe un solo jefe o jefes.

Esto les permite conseguir narcóticos a menores precios con las bandas mexicanas, en tratos que realizan en lujosos hoteles de la costa de Cancún o de la Riviera Maya, así como en residencias particulares de sus asociados mafiosos, al tiempo que diversifican su mercado. Por ejemplo: los albaneses operan en la prostitución con mujeres procedentes de Sudamérica, Albania y Europa del Este. Sus ingresos son destinados a la compra de armamento.

Sin embargo, Interpol aclara que el nivel de maniobra en nuestro país es bajo comparado con los cerca de 10 mil grupos criminales que operan en los ex países soviéticos, donde operan miembros de la mafia rusa, integrada en su mayoría por ex agentes de inteligencia de la KGB.

Estos poderosos grupos trabajan como cualquier empresa legal trasnacional, lo que hace difícil su localización. En algunos casos formalizan alianzas con empresas mexicanas o con consorcios internacionales, lo que a su vez les permite desarrollarse en el tráfico de drogas, lavado de dinero, tráfico de mujeres y prostitución; en el robo de autos y autopartes y en el fructífero negocio de los diamantes.

En la isla de Cozumel, por ejemplo, se conoce al menos una empresa de corte internacional, Diamon Port, con domicilio en avenida Rafael E. Melgar número 27, que estuvo involucrada en diciembre de 2001 en un contrabando de diamantes y oro decomisado por agentes de la Policía Federal Preventiva (PFP) en el aeropuerto de Cancún.

A los detenidos, un israelí, un colombiano y un mexicano de nombres Ezrad Gad, Fabio Alexander Vargas y Aníbal Rivero Escalante, respectivamente, se les decomisaron dos maletas de mano con nueve lotes de diamantes africanos de la más alta calidad; mil 238 cadenas de oro, 503 brazaletes, 91 pulseras, mil 520 anillos, 156 aretes, 96 dijes y cinco mancuernas. Al ser interrogados se dijeron representantes de la compañía Diamon Port S.A. de C. V., pero no pudieron probar su dicho.

En todos los casos son organizaciones que han establecido un sistema de cooperación con empresarios mexicanos que son prestanombres y con algunos políticos y caciques de la región, como es el caso de la Isla de Cozumel, en donde cohabitan decenas de joyerías dedicadas al negocio de los diamantes y área de influencia de Nassim Joaquín Ibarra, conocido entre los suyos como Tatich, padre de Pedro y Ady Joaquín Collwell, conocidos políticos de la región.

Se dice de Tatich (que en maya quiere decir “gran padre”) que hizo su inmensa fortuna como “abonero” de casa en casa y que desde siempre ha sido el gran negociador y representante de intereses sin preguntar mucho por el origen del dinero. Tiene las conexiones para conseguir permisos estatales y federales para todo, principalmente hoteles.

La característica de estos grupos, se señala en el informe, es su enorme capacidad para pasar inadvertidos. Prácticamente son “invisibles”.

Estas organizaciones tomaron ventajas de la globalización de mercados y al estar formalmente organizadas continúan en crecimiento como resultado del establecimiento de reglas y la distribución de tareas y territorios, puntualiza.

En este sentido, Interpol alerta que México se ha convertido en el paraíso de negocios ilegales de por lo menos 18 diferentes organizaciones del crimen trasnacional.

El reporte de inteligencia de la legendaria policía internacional asegura haber identificado en territorio nacional células de Asia, Europa del Este y Latinoamérica.

Además de la organización rusa figuran otras mafias, como la asiática, la estadounidense, la italiana y la mexicana, en la mayoría de los casos asociada con la mafia colombiana.

Dragones aliados

La mafia asiática opera con bajo perfil en México –dice Interpol– y en otras naciones latinoamericanas, lo que dificulta su identificación, y posee más de un millar de conexiones, según estima la policía internacional.

Está conformada por células de la Yacuza japonesa. Cuenta con conexiones en los ámbitos del contrabando de software, negocios de entretenimiento, liceos y pornografía infantil. También participa en la trata de blancas, prostitución, tráfico de droga y lavado de dinero.

El reporte de la organización policiaca internacional señala que los cárteles mexicanos optaron por aliarse a la mafia china dedicada al contrabando de todo tipo de mercancías, tráfico de personas a Estados Unidos y de drogas.

La alianza se ha afianzado en la llamada mafia china, cuyos miembros son llamados “cabeza de serpiente”. Su actividad fundamental se centra en el contrabando de mercancías y el tráfico de emigrantes, sobre todo de la provincia de Fujian, muchos de los cuales son utilizados como “burros” para el transporte de droga hacia Estados Unidos, agrega la investigación.

La mafia americana, conocida como Cosa Nostra o la Mob Americana, ha establecido conexiones en México en materia de lavado de dinero, especialmente en la industria de la construcción. Además se le vincula a actividades de extorsión y tráfico de estupefacientes.

De las organizaciones latinoamericanas destaca la llamada mafia colombiana, que opera en alianza con los cárteles mexicanos.

La mafia italiana está activa en México mediante el tráfico de droga, la prostitución y el lavado de dinero, aunque en menor escala, dice Interpol.

En el caso de los cárteles mexicanos, es decir la mafia mexicana como la denominan las autoridades estadounidenses, tienen como principal actividad el tráfico de enervantes, pero en los últimos años han ampliado su mercado hacia el tráfico de indocumentados, la prostitución, el secuestro, el robo de autos y el lavado de dinero. Ahora tienen otro negocio: la industria de la violencia.

La llamada EME

La mafia mexicana es identificada en el reporte como la EME. Tiene una infraestructura compleja para el tráfico de droga, lo que le permite controlar el mercado de metanfetaminas, cocaína, heroína y marihuana en el norte del país.

Detenidos los principales líderes de las organizaciones mexicanas dedicadas al narcotráfico, aún operan en el país siete grandes organizaciones de la droga conocidos como los cárteles de Tijuana, Juárez, del Golfo, de Amezcua, de Díaz Parada y los Valencia.

Estas organizaciones establecieron ya nuevas reglas para su supervivencia que evitan enfrentarse e interactúan siempre y cuando se respeten territorios.

Revista Contralínea
Publicado: Febrero 2a quincena de 2007


Revista Contralínea (Por: Xavier Méndez Camacho)

El proyecto Rocciss

El proyecto Rocciss nació durante una conferencia el 24 de noviembre de 1998 con los representantes de la Asociación de Organismos de Policía del Caribe, la Secretaría General de Interpol y la Policía Regional Británica. Allí se alcanzó un acuerdo que estableció un mecanismo para el intercambio y el proceso de información criminal patrocinado por ACCP de Proyect ROCCISS. Las instalaciones técnicas y los recursos existentes de Interpol son utilizados por los miembros de ACCP.

El objetivo principal de este proyecto es promover el intercambio de datos criminales en el área del Caribe que recaba ROCCIS comprende tráfico de drogas; crimen organizado; crímenes financieros de alta tecnología, como fraudes con tarjetas de crédito y ciber-crimen; fugitivos; organizaciones mafiosas internacionales que se ligan a bandas locales de diversos países y ciudades del Caribe; tráfico de emigrantes; trata de blancas; pornografía infantil, y terrorismo.