“Expresamos nuestra condena a su presencia, al soborno, a la demagogia y al chantaje que el Presidente George W. Bush trata de llevar a cabo en Nuestra América, apoyado en el bochornoso poderío económico y militar, acumulado en largas décadas de neocolonialismo y explotación de nuestras naciones” - DECLARACIÒN BOLIVARIANA DEL PUEBLO

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Quizá, el dirigente de la Central Única de Trabajadores de Brasil, Antonio Carlos Spis, haya interpretado el sentimiento de hombres y mujeres progresistas y democráticos al decir: “Vamos a seguirlo a donde vaya para expresarle nuestro rechazo a su política criminal”, en tanto que Carlos Gamou, diputado del Movimiento de Participación Popular de Uruguay, aseveró que “no le pintaría un cartel de bienvenida, sino uno que dijera: Fuera de Irak, devuelve Guantánamo a Cuba y termina con el muro en territorio mexicano”.

Sin duda, Bush es un mandatario de extrema impopularidad no sólo en nuestra América y el Caribe, sino en todo el mundo, inclusive en Estados Unidos, por su política belicista que ha hecho correr ríos de sangre en Irak, Afganistán, Kosovo de la ex Yugoslavia, Somalia, Palestina, Líbano. En su gira, Bush, actual representante de Estados Unidos, ha cosechado la siembra imperial de odio étnico, discriminación, dominación neocolonial, depredación y explotación que, históricamente, ha impulsado y ejecutado en su «patio trasero», inclusive con la conformación y respaldo a dictaduras militares y fascistas que torturaron, desaparecieron y asesinaron a nuestros pueblos de América Central, el Caribe y América del Sur.

George W. sostuvo que el objetivo de su gira es el de cooperar para combatir la pobreza, pero los verdaderos objetivos son:

-Recuperar el terreno perdido frente a la insurgencia de los pueblos que decidieron cambiar el rumbo de la historia al elegir presidentes democráticos, progresistas y antiimperialistas,

 contrarrestar el creciente liderazgo del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías,

 dividir a nuestras patrias en momentos en que decidieron la Unión Sudamericana y

 acabar con el MERCOSUR o debilitarlo, como expresaba Abraham F. Lowenthal, reconocido experto estadounidense en Ciencias Políticas.

Esos objetivos no se cumplen gracias a la actitud combativa de trabajadores, estudiantes, intelectuales, profesionales, hombres y mujeres de América Latina y el Caribe, y a pesar de que Bush trajo, en sus intenciones, un saco de dinero, unos 1.400 millones de dólares que ha pedido al Congreso norteamericano, para repartirlo «caritativamente» entre aquellos que se sometan a sus designios, y no le recuerden los estragos que con sus guerras y dominio imperial ha causado en el mundo, según sostenía Patricio Montesinos, en el periódico digital Rebelión y, agregaba, que el Tsunami Bush, bastante debilitado en los últimos tiempos pero destructor al fin, ha tenido que enfrentarse a olas humanas que protestaron por su presencia en la región.

De Estados Unidos, América Latina y el Caribe sólo han recibido maldad, odio, crueldad, explotación, dominación, dictados imperiales, desde los tiempos en que nuestros libertadores luchaban en las guerras de la independencia. Por eso mismo, Bolívar y Martí eran antiimperialistas como lo fueron y son todos los patriotas y próceres que lucharon y luchan por la segunda y definitiva independencia; es decir por la liberación de nuestras patrias.

Bush «visitó» cinco países de la región.

“Pareciera que Bush va de vacaciones en momentos que todo le sale mal”, expresaba la congresista de Estados Unidos, Hilda Solís y definitivamente no le fue bien en esas «vacaciones», en ninguna parte y ni siquiera dentro de Estados Unidos debido a que en ese pueblo crece la desconfianza en Bush, aumenta sin cesar el rechazo a la guerra que pierde en Irak y Afganistán y que ya le cuesta cerca de 3.500 muertos y más de 30 mil heridos y mutilados.

El pueblo estadounidense incrementa el repudio a las cárceles en Guantánamo, Irak y Afganistán y prisiones clandestinas donde se tortura a los «prisioneros» e igualmente rechaza los vuelos clandestinos de la CIA para entregar a secuestrados en cualquier parte del mundo, a cárceles en las que se tortura y se mata. Bush recibe el rechazo de su pueblo que ha comprendido que ha perdido muchos de sus derechos y libertades, como consecuencia de la guerra global contra el terrorismo.

La periodista uruguaya Tania Peña Aguado manifestaba que como preámbulo a su viaje por tierras latinoamericanas, “Bush cargará en caliente, con la acusación de unos 400 delegados de 40 países, reunidos en el Ecuador, para exigir el cierre de las bases militares extranjeras y el cese de la política belicista impulsada por Washington. El filipino Herbert Docena, investigador de Focus on the Global South, dijo, entre otras cosas, que en América Latina a la que Bush dirige ahora su atención, para nadie es secreta la presencia de bases militares estadounidenses instaladas estratégicamente para controlar recursos naturales como el agua, la biodiversidad, el gas y el petróleo. Un 95 por ciento de esos enclaves militares en el mundo, pertenece a Estados Unidos.”

Sobre Bush y su visita, especialistas en Latinoamérica, citados por CNN, señalaron que no están sorprendidos por la reacción social de protesta que, el Presidente George W. Bush, genera en su gira de siete días por América Latina. El hecho verdadero es que existe un rechazo enorme a la política exterior estadounidense hacia el mundo y sobre todo hacia esa región, expresó Arturo Valenzuela, Director del Centro para Estudios Latinoamericanos de la Universidad Georgetown. Añadía que hay muy poca afinidad o simpatía respecto a muchos términos de la estrategia del gobernante republicano y la manera como ha dirigido las relaciones internacionales durante los últimos años.

Eduardo Toledo del Diario Co Latino, informaba que en Centro América crece el antiimperialismo y la oposición de los pueblos a la guerra mediática contra Cuba y Venezuela desatada por el actual inquilino de la Casa Blanca.

Los pueblos rechazan el envío de tropas salvadoreñas a Irak, la instauración del TLC y sus consecuencias, el establecimiento de bases militares, la instalación de la Academia Internacional de Aplicación de la Ley y el repudio total a la Escuela de las Américas a la que asisten militares latinoamericanos que se convierten en proyanquis en perjuicio de sus propios países.

La gira de Bush se produce en la hora más baja de la influencia de Estados Unidos en su patio trasero, sostenía Augusto Zamora en el diario El Mundo de Caracas. Ese «patio trasero», continuaba, se ha convertido en un hervidero de movimientos y gobiernos que celebran el fin de la hegemonía continental estadounidense.

¿Recuerdan la tristemente célebre «Doctrina Monroe» que decía: “América para los americanos” o la famosa Enmienda Platt para intervenir en Cuba y apropiarse de Guantánamo, o las visitas de mandatarios y personajes norteamericanos a nuestra América Latina, víctima de las políticas de dominación imperial de Washington?

Todos los mandatarios y famosos de Estados Unidos que han venido a nuestras patrias han recibido rechazos no exentos de bárbaras represiones por parte de las fuerzas públicas del Continente. Todos los gobiernos sin excepción, sean demócratas o republicanos han sido repudiados por nuestros pueblos y todos los gobiernos de Estados Unidos han actuado en contra de los intereses de América latina y de los anhelos de transformación, cambio, y liberación nacional.

El presidente Eisenhower en 1954 redujo la ayuda económica y aumento la ayuda militar. Con la CIA propició el derrocamiento de Jacobo Arbens en Guatemala y comenzó el genocidio del pueblo indígena.

En 1958, el vicepresidente Richard Nixon visitó varios países de América Latina y fue apoteósicamente repudiado en Caracas, Quito, Lima.

John F. Kennedy promovió la disparatada Alianza para el Progreso, impuso la “doctrina de la seguridad nacional” e invadió a Cuba.

Lyndon Johnson liquidó la Alianza para el Progreso e invadió República Dominicana .

El Presidente Richard Nixon para contrarrestar la influencia de Cuba envió a 20 países al multimillonario Nelson Rockefeller que fue rechazo multitudinariamente. Resultado: 28 muertos, tres mil arrestados y encarcelados y 800 heridos. En su informe Rockefeller decía: que la miseria e inestabilidad política llevaría a la gente a preferir “las vías marxistas para buscar soluciones a sus problemas…Si perdura (la situación) se podrá prever un tiempo en que Estados Unidos se encontrará aislado moral y políticamente de varios o de la mayoría de países del Hemisferio Occidental”.

Nixon prefirió traspapelar el informe y ordenó el derrocamiento de Allende y la instalación de dictaduras militares fascistas que torturaron, asesinaron, masacraron y desaparecieron a millares de personas.

En 1984, el Presidente de Estados Unidos ordenó que Kissinger presidiera una comisión que informó que se debía respaldar el proceso negociador del Grupo de Contadora, pero recomendaba impulsar la solución militar del conflicto centroamericano para mantener la hegemonía estadounidense. Derrotaron al Gobierno Sandinista en Nicaragua, invadieron Granada y mataron a Bishop, invadieron a Panamá y secuestraron al dictador Noriega que había sido un ágil colaborador de la CIA y del imperio. La historia de Latinoamérica está escrita con la sangre derramada por miles y miles de héroes y mártires que lucharon contra el imperio y sus secuaces.

Bush es incapaz de arrebatarle un ápice de impopularidad y liderazgo al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez, y tampoco podrá derrocar a los gobiernos de Kirchner en Argentina, de Evo Morales en Bolivia, de Rafael Correa en Ecuador, de Daniel Ortega en Nicaragua y le resultará imposible acabar con la soñada Unión Sudamericana, así adule socarronamente a Lula o fomente algún tipo de amistad con Tabaré Vásquez, el incomprensible tupamaro que se ha convertido en bombero.

Hugo Chávez avanza en América Latina y en buena parte del mundo. Con éxito total contrarrestó la gira de Bush a quien el pasado 12 de marzo, desde la ciudad de El Alto en Bolivia, lo acusó de impulsar los planes de “magnicidio en algunos países de América Latina que se han aliado contra el imperio y la globalización neoliberal”. Añadía que el gobierno de Estados Unidos a través de la CIA y sus embajadas pretenden asesina a los presidente Chávez y Morales al tiempo que impulsa golpes de Estado en Ecuador, Argentina, Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua.

Las agencias de prensa internacionales reseñaban la presencia de Chávez en Bolivia al afirmar que decía con énfasis: “Gringos go home” y sobre la simultaneidad de sus recorridos sostuvo tajantemente: “Algunos dicen que lo planeamos para ser una gira antiBush. No, fue sólo una coincidencia. Bush es el asomado, esto es nuestra casa; nosotros estamos en nuestra casa…. Ahora se viste el lobo (Bush) con la piel de oveja, viene en son de paz” y sostuvo que sólo era otra de las estrategias del imperio para mantener la hegemonía. Chávez dijo la verdad sobre Bush al afirmar que era ya “un cadáver político” o que le daba taquicardia cada vez que oía de Chávez.

Bush vino contra la Unión Sudamericana , contra el MERCOSUR y contra el derecho de los pueblos y sus gobiernos para actuar y decidir con soberanía y dignidad en cada uno de los Estados.

Bush es fundamentalista hasta insoportables extremos. Sostiene: están conmigo o contra mi y todos los que están contra mi son mis enemigos, son terroristas, son enemigos de la libertad y la democracia (al estilo estadounidense, naturalmente).

Kirchner ya es enemigo de Bush y del imperio y por eso Argentina fue excluida del «dudoso honor de la visita» porque a principios de febrero pasado, el gobierno de Bush decidió excluir de su agenda a Argentina. La razón es que Buenos Aires cerró la Oficina de la Misión de Argentina en Bruselas que mantenía el contacto de cooperación con la OTAN , al mismo tiempo que retiró el contingente de tropas que colaboraba en la operación de «paz» de Kosovo. Para Bush y el imperio es horrendo que Argentina cese las relaciones de socio con el bloque de la OTAN. Hay que recordar la serie misiones fracasadas en Afganistán, Iraq y en ex_Yugoslavia, misiones que muchas veces fueron negativa y fuertemente criticadas por dirigentes políticos, laborales y sociales de Argentina.

El gobierno de Kirchner merece el apoyo de nuestros pueblos no sólo por sacar a Argentina de la OTAN , sino porque Argentina se suma a las nuevas realidades políticas del país, de Latinoamérica y del mundo entero que comienza a cansarse de la dominación imperial que sólo desata el terror a través de las nuevas guerras imperiales, que impulsa las carreras armamentistas, que no renuncia a las geopolíticas de dominación en America Latina a la que pretende someter con nuevas doctrinas de seguridad del Hemisferio Occidental para satisfacer las aspiraciones militaristas de los grupos de poder de Estados Unidos.

Es un hecho que durante la visita de Bush a nuestra América Latina., los gobiernos y personalidades de Venezuela, Argentina y de todos los países de la región ya no pueden «digerir» la retórica de seudopaz, la propaganda negra del imperio, las agresiones mediáticas, la persistente mentira sobre las invasiones militares a Irak, Afganistán, las masacres en Palestina y Líbano, los genocidios en Somalia, los bárbaros bombardeos a la ex Yugoslavia.

La visita de Bush volvió a evidenciar a pueblos y políticos latinoamericanos que el imperio no podrá ganar las guerras en Irak y Afganistán, que la imposición de la democracia al estilo yanqui es imposible y que el discurso de Bush y sus actitudes no dejan de ser fatídicas amenazas a Irán, Korea del Norte, Venezuela, Cuba, Somalia y otros países de África, Asia y de nuestra propia América.

Analistas, cientistas sociales y politólogos de nuestra América Latina y de los mismos Estados Unidos están conscientes que la gira de Bush fue un rotundo fracaso y nadie puede creer que los resultados de ese inútil viaje vayan a cambiar los modos de ser del imperio frente a nuestras patrias, a las que jamás va a considerar socios sino parcelas de explotación y territorios de reservas estratégicas.

En América Latina crece la conciencia social y el antiimperialismo que posibilita la adopción de compromisos soberanos en el incremento de relaciones comerciales, diplomáticas y de amistad con la Unión Europea , China, Japón, Rusia, antes que mantener el histórico sometimiento a Washington.

Politólogos de los cinco continentes comienzan a identificar el proceso de deterioro de Estados Unidos, en su papel de imperio global y destacan que parte de ese deterioro es el creciente e incontenible antinorteamericanismo, incluyendo a los socios de Estados Unidos en la alianza militar de la OTAN. Esas posiciones antiimperialistas en Europa, se evidencian en las recientes declaraciones del Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Franc-Walter Steinmeiyer sobre las perspectivas de la cooperación entre Estados Unidos y la Unión Europea que se podrían interpretar como el deseo recóndito de los alemanes, para alcanzar la liberación de los países europeos, de las alianzas demasiado estrechas con un socio prepotente, que impone dictats y, siempre, para defender sus intereses de dominación global en detrimento de los intereses legítimos de cada país europeo.

El odio de los pueblos no es sólo al guerrerista Bush y sus halcones, sino a todo lo que es y significa el imperio. Es conocida la intención de Washington de instalar sistemas de seguimiento a los aviones en el Golfo de México. Los especialistas mencionan las posibles consecuencias negativas de las acciones simultáneas de Estados Unidos en Europa, donde el Pentágono tiene la intención de instalar un nuevo sistema de defensa antimisil que viola brutalmente el que existe y está en vigencia, con lo que rompería el balance estratégico de las fuerzas armadas y con que desataría una nueva carrera armamentista, nada menos que nuclear.

La visita a nuestra América le dejó a Bush y sus halcones una profunda amargura, porque palparon la desilusión y el desencanto de la política de la Casa Blanca , inclusive en los mismos Estados Unidos. Las evidencias del desencanto son las marchas multitudinarias en protesta indignada por las guerras en Medio Oriente, la pérdida creciente de vidas humanas de jóvenes estadounidenses, la degradación moral de sus ejércitos, la pérdida intensiva de derechos y libertades, el repudio a prácticas de tortura y ejecuciones ilegales, el secuestro de personas mediante vuelos secretos de la CIA , la firme oposición de los demócratas, el rechazo a la doctrina de la presencia global militar en el mundo, la irresponsable política exterior para contraponer las posibles amenazas; pero quizá el más grande error de Washington sea ignorar la opinión de los países de la América Latina que rechazan, solidariamente, la concepción del mundo unipolar.

En su prepotencia imperial Estados Unidos ignora la nueva realidad mundial que busca la paz y lucha contra las guerras desatadas por Estados Unidos, para lo que ha aumentado el presupuesto militar en unos 700 mil millones de dólares. El mundo se opone a la nueva política nuclear del imperio que amenaza a la vida de todo el plantea, según la cual la reducción de cohetes y misiles con las ojivas atómicas “se supone realizar no en la cuenta de liquidación sino a la cuenta de reorientación de cohetes portadores para resolver las tareas no nucleares”. Así mismo es tenaz la oposición a la ampliación de la presencia militar yanqui en el Golfo Pérsico, el endurecer el mando a sus socios de la OTAN en la parte de cumplimiento por ellos a sus deberes financieros y técnicos, el involucramiento de la OTAN en operaciones militares fuera de la zona de su responsabilidad.

Si nuestros pueblos aman la vida, aman la paz y desean ser libres, soberanos, independientes, unidos y democráticos tienen la obligación ética e histórica de impulsar el movimiento antiimperialista y rechazar enérgicamente la existencia de bases militares norteamericanas en nuestras patrias que sólo sirven para dar rienda suelda a la corrupción, tráfico de menores para la prostitución y aumento de la drogadicción entre nuestros jóvenes; pero sobre todo porque son la punta de lanza para apoderarse de nuestros recursos estratégicos: agua, oxígeno y biodiversidad.

En vez de democracia Bush y sus secuaces lanzan un ultimátum a nuestra América Latina: O son nuestros protegidos o reciban un nuevo sistema regional de seguridad. Ustedes deben ser gobernados por Estados Unidos. Ustedes no tienen derecho a tener países soberanos, libres e independientes.

El Congreso Bolivariano de los Pueblos, sostuvo que Bush coloca de nuevo su atención en nuestro continente para impulsar sus planes militares y de saqueo de muestras naciones:

“El sentir popular de rechazo a su presencia, por sus acciones guerreristas e imperialistas en varias partes del mundo, han provocado la muerte de cientos de miles de niños, de mujeres, de ancianos y de hombres, produciendo profundas penurias de pueblos completos, algunos de los cuales, como el iraquí o el cubano, están sufriendo de una u otra forma, la política genocida del gobierno estadounidense.

Nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños sienten profundamente que el presidente George W. Bush, antes de tratar de fomentar las relaciones con nuestros países, debe detener los bombardeos a otras naciones y las agresiones a la soberanía de los pueblos, y emitir una declaración de perdón a la humanidad por los crímenes cometidos y las violaciones reiteradas de los principios básicos del derecho internacional consagrados por la Organización de Naciones Unidas, y además, pedir perdón al propio pueblo estadounidense, por haber violado los nobles principios de la Revolución de la Independencia de las Trece Colonias, y por haberse convertido en el Presidente más contrarrevolucionario y fascista de la historia de Estados Unidos, donde incluso, se ha incrementado la pobreza, la miseria y las desapariciones forzosas que es un delito de lesa humanidad.”