Resulta una gran cadena que suma al uso irracional de los recursos hídricos, su contaminación acelerada por las más diversas causas, desde desagüe de aguas negras hasta vertimientos venenosos de toda dimensión.

No olvidar, por supuesto, el efecto invernadero provocado por las masivas emanaciones de gases tóxicos, y productor de lluvias ácidas y altas temperaturas con la consecuente destrucción de manantiales, arroyos y cauces mucho mayores.

De hecho, una reciente información del Fondo Mundial de la Naturaleza dejaba sentado algunas de las posibles marcas de un futuro de angustias. Los grandes ríos del planeta, dice esa institución, están llegando a un punto crítico. Caudales trascendentes como el Ganges y el Yang Tsé, en Asia, y el Bravo y La plata, en América, están en la lista de los que coquetean con la muerte.

Y, desde luego, sin mirarse por dentro ni expiar culpas propias, ya existen quienes hablan del tema de la escasez de agua potable como un dilema de "seguridad nacional", tan importante como el del petróleo.

Quienes así "razonan" no son, por cierto, los mayores preocupados porque no menos de 3 mil 800 niños perezcan diariamente en el planeta por causas asociadas a la carencia de agua. En todo caso la alarma reside en que su boato y opulencia pueden terminar con los cauces secos, y es necesario conquistar y controlar los aún utilizables para proseguir el derroche del que son autores y usufructuarios.

Nadie se llame a engaño. Llegada la hora, la humanidad puede asistir a las agresiones militares de los poderosos para hacerse de las fuentes de abasto en todos los "oscuros rincones" del orbe, como hoy lo hacen en busca de crudo. Y de hecho se preparan, con la creación, por ejemplo, de un Comando Especial para operaciones en África, o sembrando bases en el corazón selvático de América del Sur, a un paso de las riberas de los ríos amazónicos.

Para ellos las soluciones no están en fomentar un uso racional del agua disponible, controlar las fuentes contaminantes, crear embalses para almacenar el líquido y promover una cultura conservacionista y de miras sostenibles al estilo de naciones como Cuba. Los conquistadores solo tienen ojos para los caminos de la violencia y la usurpación.

Agencia Cubana de Noticias