Foto arriba: El terrrorista Posada Carriles (en el centro de la foto) acompañado de abogados y amigos, libre gracias a la administración del presidente Bush de los Estados Unidos.
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Y es que esa urbe principal de la Florida, caracterizada como sede preferida desde hace más de 48 años de una mafia inescrupulosa y agresiva, ha completado ahora el equipo de dirección de operaciones violentas, con la llegada de uno de sus más experimentados ejecutores.

Con la plácida instalación en la ciudad de Luis Posada Carriles, ya Orlando Bosch Avila tiene con quien intercambiar ideas, elaborar planes y trasmitir experiencias acerca de lo que les enseñó la CIA para preservar valores y defender la democracia.

Para quienes hayan escuchado o leído declaraciones presentando a Posada y Bosch como dos " viejitos indefensos ", cuya única aspiración es vivir tranquilamente en retiro, resulta necesario recordarles la firme decisión expresada por ambos de continuar ejerciendo su vieja y lucrativa profesión de promotores dinamiteros.

Bosch ha declarado a la televisión miamense, más de una vez, y con no disimulada energía, su deseo de continuar haciendo estallar aviones, embarcaciones y autos, siempre que suponga viajen en ellos" comunistas".

Se trata de un fanático fascista cargado de odio visceral, con un desprecio absoluto por la vida de quienes catalogue como adversarios. Así de sencillo es el asunto para este sujeto con una larga historia criminal no totalmente conocida.

En Bosch la concepción de quiénes son enemigos es tan abarcadora que incluye la raza, evidenciada en una de las entrevistas del canal 41, cuando justificó el derribo del avión cubano con 73 personas a bordo pues, "en definitiva, chico, los que iban allí eran cinco negritas".

Posada, aunque menos locuaz y alardoso, tampoco está dispuesto a ceder su liderazgo criminal como alumno aventajado en explosivos de la CIA y experimentado reclutador de mercenarios.

Imposible constituye olvidar las decenas de páginas de su libro de memorias, llenas de jactanciosos relatos sobre los servicios brindados durante años a esa Agencia y a las organizaciones contrarrevolucionarias del llamado exilio anticastrista.

Como una caracterización magistral de la catadura criminal de este sujeto es la entrevista concedida a la periodista Ana Louise Bardach, del The New York Times.

Interrogado acerca de la cadena de atentados dinamiteros ejecutados contra instalaciones turísticas en La Habana en 1997, en uno de los cuales perdió la vida un joven italiano, la respuesta de Posada quedará como un ejemplo de frío y bien calculado cinismo.

Su tranquila respuesta fue que estaba "en el lugar equivocado y en el momento equivocado", al parecer suficiente razón para merecer su trágico final. Ante la pregunta de cómo se sentía después de causar tanto luto y dolor, aseguró concluyente: "duermo como un bebé".

A las "cualidades" descritas de ambos debe añadirse que debido a tales "proezas" cuentan con la protección de la Casa Blanca, el respaldo financiero de los grupos mafiosos y el reconocimiento social más elevado de la mayoría de los medios de prensa floridanos.

Con tales estímulos no resulta difícil comprender la urgente necesidad de lanzar a los cuatro vientos el alerta que da título a este comentario.

Agencia Cubana de Noticias