El Gobierno ha dado ya definiciones en torno a la campaña electoral. Ha mostrado un perfil de Asamblea en el que está interesado. Y la primera gran constatación, preocupante aunque no sorprendente, es que decidió alejarse lo más posible de las fuerzas políticas que han sido claves hasta hoy en su acción de confrontación a la derecha: El Movimiento Popular Democrático (MPD), Pachakutik y el Partido Socialista. El argumento esgrimido por uno de los máximos líderes del Movimiento País, el ministro Patiño, es que son partidos muy “desgastados”, y que aliarse con ellos podría hacerle daño a Alinza País.

Según la visión del presidente Correa y de su movimiento, hay que hacer una lista “ciudadana”.

¿Qué implicaciones tierne esta política para el curso de la tendencia democrática, patriótica, progresista y de izquierda? Aunque la campaña aún no arranca, se podría avizorar un escenario poco optimista para los propósitos de cambio verdadero. Y esto tiene relación con el hecho de que la idea misma de Asamblea por parte del Gobierno pasó de ser un elemento de cambio profundo a un elemento de mera reforma.

Es obvio que la Asamblea como tal no implica de por sí cambios revolucionarios, nunca lo implicó, pero la tesis esgrimida por el presidente en la campaña y, sobre todo, la visión surgida en las calles, en medio de la lucha, era que la Asamblea iba a ser un escenario importante para los cambios profundos. Hoy, las primeras señales que da el Gobierno en la estructuración de sus listas no van en ese camino.

Como lo recordamos en esta edición (pág.2), varios de los nombres de la posible lista del Gobierno son personajes (“ciudadanos”) implicados de una u otra forma en la larga y triste noche neoliberal. En la propuesta política de esos personajes no están los temas claves de la agenda histórica de lucha de los pueblos de este país, como la salida inmediata de las tropas norteamericanas de la base de Manta, el no pago de la deuda externa, el combate a la corrupción, entendido como la incautación de bienes mal habidos; la nacionalización de los recursos mineros e hidrocarburíferos, entre otros.

Son estos temas los que sirven de sustento a un proceso de recuperación y defensa de la soberanía y, por tanto, de enrumbamiento hacia el desarrollo autónomo del Ecuador, hacia la construcción de una Patria Nueva. Estos temas continúan siendo bandera de lucha de las fuerzas de la izquierda auténtica, de las fuerzas del cambio revolucionario.

Ya existe el primer partido político que ha rebasado con creces el requisito de la recolección de firmas para la inscripción de candidatos a nivel nacional: el MPD, lo cual lo muestra como un partido que no tiene el “desgaste” que argumentó el Gobierno. Este ya es un primer buen augurio de que en la campaña también habrá una propuesta radical, que entrará con paso firme y con importantes perspectivas.

Es obvio que pese a todo el ataque que ha sufrido el Gobierno por parte de la derecha y a su indudable pérdida de importantes puntos en la credibilidad de los ecuatorianos, es un régimen que continúa contando con el respaldo popular y que, por tanto, será un referente de primer orden en el proceso eleccionario, pero hay tambíen la propuesta de la izquierda, que colocará los temas claves en debate.

Lo que combiene al Ecuador, en este escenario, es que la fractura en la tendencia, provocada por el Gobierno, no afecte mayormente a la integración de la Constituyente. Que las fuerzas del cambio sean mayoritarias y que el proceso avance.