Los ríos fueron y siguen siendo los principales medios de comunicación entre los pueblos de la Amazonia. Años atrás, llegar a los pocos poblados era toda una proeza. Conocer los detalles de cualquier acontecimiento o información tardaba mucho, o simplemente no se conocía nunca. En la actualidad las cosas algo han cambiado, hay más centros poblados y algunas carreteras lastradas, que se abrieron por necesidades de las compañías petroleras.

Ahora, para visitar Pompeya, parroquia rural del cantón Joya de los Sachas, se lo puede hacer de dos maneras: llegar por tierra, lo cual significa soportar un camino lastrado de una hora y media desde la cabecera cantonal, Sacha. La vía de acceso es medianamente buena, con baches que dificultan y detienen al vehículo. Se atraviesa por varios centros poblados: la Milagrera, San Antonio, y un destacamento militar que entendemos es para dar seguridad a las petroleras de la zona. Y la otra manera es por el río, desde El Coca.
La parroquia, de acuerdo al censo de 2002, tiene una población de 1 596 habitantes, y está compuesta en su mayoría por miembros de la nacionalidad kichwa. Ellos siempre estuvieron allí. Hoy, por la atención que se ha brindado por parte de la alcaldía de la Joya de los Sachas, liderada por Teodoro Bermeo, el nuevo centro poblado de la parroquia cuenta con agua tratada, se encuentra ya instalada la energía eléctrica, un coliseo cubierto, y una escuela que amplía su infraestructura, y un servicio de transporte en ranchera, con una frecuencia que, por opinión de sus habitantes, es adecuada.
Cierto es que las necesidades son grandes, pero los gobiernos locales empezaron a dar atención a sus habitantes. Su producción agrícola es básicamente para el consumo, llegan pequeños comerciantes desde afuera a ofrecer variedad de cosas, mientras que los habitantes de la localidad venden artesanías y algún animal menor. Se dedican a la pesca, a la caza y al trabajo en compañías, ésta es una zona con un bosque natural que se lo conserva con problemas, lo atraviesan ríos, es lugar de vivienda de un grupo de la nacionalidad kichwa que antes fue amo y señor de todas esas tierras.

Un poco más adelante del centro poblado se asienta el puerto fluvial Itaya, que aún se lo usa, principalmente las petroleras para el transporte de carga y a veces de personal para sus actividades. Junto al río Napo se encuentran las instalaciones del Vicariato del Aguarico, Misión Capuchina, con un acogedor ingreso, que a quienes llegamos por primera vez nos hace soñar en la historia del lugar, acerca de cómo fueron aquellos personajes capuchinos que llegaron, superando dificultades y, por supuesto, también nos hace imaginar a sus habitantes originarios. Acogedor el ingreso, pues se atraviesa una especie de túnel natural formado por la vegetación, para luego llegar a una parte ya despejada, con varias instalaciones donde funciona un colegio a distancia.

El museo de cicame

Luego de una corta caminata llegamos a la parte de mayor atracción, el museo de CICAME ( Centro de Investigaciones Culturales de la Amazonia), que sin lugar a dudas ha realizado un gran aporte para descubrir y describir la historia de las nacionalidades de la zona. Luego de acordar el ingreso con una guía de las madres lauritas ingresamos al pasado, sorprendente y misterioso, vasijas con figuras humanas bien decoradas, macanas de madera labradas, partes de macanas de piedra de toda forma, hachas de piedra que posiblemente fueron armas de guerra en algún momento, urnas funerarias que guardan una historia que casi la mayoría de ecuatorianos no la conocemos. Lamentablemente no se pudieron hacer fotografías, porque entendemos que la luz de la cámara afectaría a los colores naturales que aún tienen esas reliquias históricas. Observando nos atrevimos a preguntar si existen otras cosas que no se permite mirarlas, y nos dijeron que sí. Nos quedamos elucubrando; estamos seguros que hay otros materiales que se encuentran bien protegidos por los misioneros; y claro, también tienen un importante material literario para quienes se interesen en profundizar sus conocimientos históricos de la famosa Pompeya ecuatoriana, y de las nacionalidades de la Amazonia. Luego de admirar al imponente Napo, regresamos con una satisfacción de haber conocido más de los primeros habitantes de la región y su origen.

Un descubrimiento, una frustración

Por parte de trabajadores tercerizados de la Joya de los Sachas se nos entregó un material que para nosotros es algo valioso, y lo queremos compartir con los lectores de OPCION. En un trabajo que realizaron estos trabajadores, al abrir la tierra, encontraron un objeto de cerámica, casi en buen estado, pero no se puede ubicar a qué nacionalidad indígena pertenecería, pero a nuestros lectores les proporcionamos esta foto para que la admiren. Lo lamentable es que existió un personaje que trabajó para la empresa estatal de Petroproducción, que se llevó el descubrimiento con rumbo hasta ahora desconocido, no queremos juzgar, esperamos que se encuentre protegida y en el lugar que corresponde: en un museo.