Estados Unidos ha desplegado sus tropas en extensos territorios de los países limítrofes con Irán y ha montado sofisticadas y modernas bases militares con instalaciones de poderosas infraestructuras bélicas que están en constante entrenamiento para iniciar la posible invasión.

A más de los preparativos bélicos, el gobierno de Bush presiona a sus aliados y otros países de Europa, América Latina, Asia y África para que las Naciones Unidas, mediante resolución, impongan mayores y más fuertes sanciones económicas a Irán.

Los analistas internacionales de centros académicos de investigación y de influyentes medios de comunicación social, coinciden en señalar que Estados Unidos utiliza los mismos métodos y estrategias que ya probó antes de agredir a Irak.

Los escenarios son coincidentes al desarrollar campañas mediáticas a nivel mundial, con el uso intensivo de técnicas de guerra sicológica y de propaganda negra, siempre con la acusación a Irán de haber iniciado los procesos para producir bombas atómicas y comenzar una carrera armamentista nuclear, a más de fabricar o poseer otras armas de destrucción masiva.

Al mismo tiempo es risible e ilógica la posición de Bush al tratar de justificar la instalación del sistema antimisiles en Europa al afirmar que es para protegerla de los misiles iraníes. ¿Hay algo más torpe y más absurdo, si todo el mundo conoce que Irán no tiene misiles, ni cohetes de largo alcance y no los tendrá en muchísimos años?

Por si esto fuera poco, Bush y sus voceros insisten en que Irán apoya al terrorismo internacional, a los talibanes de Afganistán -cuando todos saben que el Gobierno de Irán no tiene ninguna simpatía por los talibanes- y a la resistencia iraquí que cada día se muestra más poderosa y heroica para enfrentar a los invasores estadounidenses.

Los Estados Unidos de Bush y sus halcones son una creciente amenaza para la humanidad.

Las intenciones guerreristas son claras ya que existen planes ciertos, detallados y precisos elaborados por el Pentágono, para invadir militarmente a Irán, inclusive, con cálculos sobre costos económicos y posibles bajas de tropas yanquis. Esos planes, con acciones clandestinas de la CIA, se han «filtrado» a diversas agencias internacionales de información que, con grandes despliegues, deducen consecuencias funestas para el país árabe, por su constante negativa a obedecer los dictados del imperio, y que con pleno ejercicio de su soberanía desarrolla la energía nuclear con fines pacíficos.

Washington y sus corifeos hablan del desacato de Irán a las resoluciones de las Naciones Unidas y de la imposición continua de sanciones.¿Por qué nunca dice nada de los desacatos de Israel a las resoluciones de las Naciones Unidas?

La hostil política fundamentada en continuas e impertinentes amenazas de la Casa Blanca hacia Irán, conducen a que el Gobierno de este país radicalice su política exterior y que se haya visto forzado a definir y ejecutar variadas medidas tendentes a fortalecer su potencial defensivo mediante la adquisición de modernos y poderos equipos bélicos que incluyen misiles y cohetes tierra-tierra, tierra-aire y aire-aire, de última generación.

En respuesta a la política bélica del imperio, Irán, por primera vez en su historia, en el pasado mes de abril, realizó maniobras militares de inmenso volumen, tamaño y extensión a las que incorporó cantidades sin precedentes de bien equipadas divisiones de la fuerza terrestre, naval, aérea, coheteril y otros armamentos disuasivos que, sin duda, fue una respuesta militar única, a las constantes amenazas de Washington.

Ante esta situación, el gobierno de Bush y sus guerreristas incrementan sus campañas mediáticas y sus planes bélicos y muestran al mundo a un Irán fanatizado, enemigo de la paz y como un «peligro para la humanidad» si accede al arma atómica, y con toda su soberbia y prepotencia imperial amenaza con «castigar» a Irán que se muestra irreductible.

¿Quién le otorgó el derecho a Estados Unidos para convertirse en hegemónico «castigador» si alguien osa contradecir los intereses y dictados imperiales? ¿Quién le confirió a Estados Unidos el rol de gendarme universal?

Intelectuales y analistas latinoamericanos de innegable prestigio como el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el poeta y analista Juan Gelman, el cubano Jorge Gómez Barata, el poeta ecuatoriano Jorge Enrique Adoum y muchas organizaciones de derechos humanos y ONGs, advierten ya de la posibilidad cierta de una agresión militar de Estados Unidos en contra de Irán, que sería una nueva etapa en la «guerra santa» que ha declarado Estados Unidos contra el «terrorismo global» y contra los países denominados «Eje del mal».

El objetivo de Estados Unidos es la dominación mundial que no admite competencias, sobre todo para la depredación y explotación de los hidrocarburos, del agua, de la biodiversidad y el oxígeno. Al precio que sea necesario, Estados Unidos quiere imponer los ««valores occidentales»», «la democracia y la libertad» en todo el mundo; pero al estilo norteamericano y, consecuentemente, liquidar y aplastar las culturas y civilizaciones con todo su pasado histórico, sus costumbres, tradiciones y religiones.

Irán es uno de los países musulmanes de Medio Oriente de mayor prestigio y desarrollo. Su influencia en el mundo islámico es muy grande, tanto como es indiscutido su liderazgo. Esta realidad determina la posición bélica de Estados Unidos y su intencionalidad de apropiarse de las riquezas de la región sin oposición o amenaza a sus intereses. Es la verdadera razón por la cual desea aniquilar a Irán mediante invasiones con todo el poderío militar que, a su disposición, posee el imperio. Ha desplazado portaviones y submarinos al Mar Arábigo y Golfo Pérsico y activado sus inmensas bases militares que están listas y equipadas para entrar en combate.

Irán y la humanidad tienen derecho a vivir y realizar la vida en paz; pero sólo Estados Unidos quiere la guerra porque de la guerra, destrucción y muerte vive y mantiene su hegemonía militar y económica. El poder imperial basa su existencia en las armas y en los conflictos bélicos que genera, razón suficiente para que crezca incontrolable e incontenible el odio antiimperialista, el sentimiento antiestadounidense que son aprovechados por los movimientos terroristas internacionales y las fuerzas extremistas que claman venganza. Los mismos Estados Unidos consolidan esas acciones que bien pueden extenderse por todo el mundo.

A Estados Unidos y sus clases dirigentes y gobernantes no les importa, ni les inquieta la suerte y la vida de sus propios conciudadanos a los que les ha arrebatado sus derechos y libertades y peor les importa la suerte de los países y sus pueblos cuyos gobiernos se han alineado con el imperio. El terrorismo internacional ya ha dado muestras de sus actos criminales en España, en Inglaterra, en Indonesia, en el Medio Oriente. Ese terrorismo ya ha atacado las sedes diplomáticas de Estados Unidos y sus aliados, las bases militares, las compañías e instalaciones de las transnacionales monopólicas.

¿Qué le espera al mundo si se desata una nueva guerra en el Medio Oriente?

Estados Unidos en Irak ya ha perdido la guerra. Son alrededor de cuatro mil soldados muertos oficialmente, centenares de transportes militares, incluidos helicópteros artillados, han sido destruidos por la resistencia. Son ya más de 30 mil soldados heridos y mutilados y en su locura criminal ha matado a cerca de 70 mil iraquíes entre tropas y civiles hombres, mujeres, niños y ancianos. En Afganistán el reguero de sangre es incalculable.

Ahora quiere desatar la guerra contra Irán que es un país que tiene una poderosa fuerza armada. Desde que comenzaron las amenazas bélicas del imperio, Irán ha tenido necesidad de modernizar sus Fuerzas Armadas a las que les ha dotado de modernos equipos bélicos. En estos tiempos, Irán es el país mejor armado de la región y con millares de tropas alta y técnicamente entrenadas. De ocurrir la agresión militar yanqui y de sus aliados, Irán ofrecerá una férrea resistencia y el mundo entrará en una etapa de grave peligrosidad y crisis porque será un conflicto de larga duración.

Al final, Estados Unidos saldrá inexorablemente derrotado, pero, entre tanto, la humanidad entera sufrirá desastrosas e irreparables pérdidas porque primero se cerrarán las vías de transporte de los hidrocarburos que atraviesan los territorios afganos, iraquíes e iraníes, el Canal de Suez y el estrecho de Ormuz, luego se destruirán los oleoductos, gasoductos y tanques de almacenamiento, para terminar con las economías de pueblos, Estados y naciones, incluso, de aquellos países lejanos al teatro de operaciones militares.

Millones de personas marcharon por las principales ciudades del mundo tratando de impedir la agresión militar yanqui y de sus aliados a Irak. Ahora, es deber moral de todos los hombres y mujeres que aborrecen la guerra y que claman por la paz, marchar de nuevo sin tregua ni cansancio, hasta parar la locura bélica del imperio, locura que puede significar el principio del fin de la humanidad.

Es hora de la unidad de pueblos y naciones y de las organizaciones de la sociedad civil, para juntos oponernos y luchar contra las guerras imperiales de agresión.

Toda la humanidad y, sobre todo, los pueblos agredidos, deben conformar un frente internacional por la paz y por la vida porque la agresión militar a Irán será una guerra declarada en contra de la civilización.

La solidaridad de los pueblos libres del mundo debe expresarse en cada rincón de la Tierra.

La tarea nuestra es urgente, incondicional, total: ¡DEFENDER LA VIDA HUMANA!