El problema con ambas instituciones son las onerosas condiciones que ponen a los gobiernos para el desembolso crediticio, el costo financiero de los mismos, y el desprestigio de las políticas que no han resultado en
lo que se esperaba sino en mayor concentración del ingreso y mayor
emigración al tiempo que las economías se han desnacionalizado, las
trasferencias netas de recursos se han vuelto abiertamente negativas a
la región, tanto como en la década del 80, y las remesas de esos
emigrantes financian la balanza de pagos y permiten acumular reservas.

Esto amén de la evidencia de que trabajan más para el Tesoro
estadounidense que para el bienestar de la comunidad internacional o
nacional del país asesorado y financiado.

Desde el mes de junio, cuando el Banco del Sur estaba por ser lanzado en
la cumbre de presidentes sudamericanos en Asunción, ha comenzado a haber
un freno. Algunos gobiernos han comenzado a poner el taco en la tierra
para frenar el impulso lanzado primero por Chávez en el año 2005, luego
por Chávez y Kirchner en el 2006 y finalmente por Correa en el 2007 que
habló de ampliar el concepto del Banco del Sur a uno de arquitectura
financiera regional incluyendo un banco de desarrollo, un fondo de
estabilización y una unidad monetaria sudamericana ya bautizada por Evo
Morales como la Pacha, por tierra en quechua. Esta iniciativa
ecuatoriana ya tiene el apoyo de Uruguay, Paraguay y Bolivia, además de
los tres países grandes del inicio.

La primera parte lanzada a debate técnico ha sido el banco del Sur que
vendría a ser una especie de fondo de desarrollo análogo al europeo, es
decir, que financia obras de infraestructura en zonas de menor
desarrollo relativo donde se requieren y pro mueve una matriz de
desarrollo de forma autónoma. Una matriz de desarrollo en América del
Sur pasa por una matriz energética o va acompañada de la misma. Esta
claro que hoy dicha matriz tiene que ser de energía limpia y que las
obras de infraestructura no pueden dañar el medio ambiente

El proceso de consultas técnicas entre los ministerios de Finanzas de
los miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) interesados
ocurre mensualmente, sin embrago ellos dicen que ya está listo el
estatuto del Banco, que lo que falta es voluntad política para hacerlo.

De otra parte hay un debate sobre la Iniciativa para la Integración de
la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y si esta debe o no ser
financiada por el Banco del Sur. Grupos se ponen a esto y otros lo
apoyan. Eso es lo que en inglés se llama un red herring. Es un
distractor de la esencia del problema. La esencia es si América del Sur
se va a integrar dentro de un esquema financiero autónomo del dólar
estadounidense ahora que dicha moneda ha perdido entre el 25% y el 30%
de su valor paritario con el grueso de las monedas sudamericanas y que
América del Sur en el agregado tiene tantas reservas internacionales
como la zona Euro.

Ante el descrédito del FMI en Asia se lanzó la iniciativa de Chiang
Mai. Conscientes que tienen el 84% de las reservas internacionales
mundiales (usando el IFS online del FMI) y que cuando hay guerras
siempre los americanos les piden revaluar a los asiáticos (o sea
devaluar el dólar) han optado por discutir una unidad de cuentas
asiática para estabilizar su comercio intraregional que es el 50 de su
comercio externo total. El proyecto Chiang Mai es que el Asean + 3 sea
una zona común para el comercio, las finanzas, las personas, el
transporte, los bienes y servicios para el año 2015. Su preocupación,
como la europea hace años, es cómo nivelar a las zonas que tienen mayor
atraso para que sea una región relativamente homogénea. Para este fin
están trabajando en un fondo de desarrollo. Lo primero que hicieron los
ministros de finanzas que firmaron la Iniciativa de Chiang Mai en su
declaración del año 2000, en el punto 8 fue encargar a centros de
investigación de la región estudios específicos sobre diversos ángulos
del proceso, reconociéndole a los japoneses mayor avance en los campos
de la investigación monetaria.

Mientras tanto en América del Sur a los niveles más altos no se discute
esto sino si el Banco del Sur será una competencia para uno u otro banco
nacional de desarrollo o si el proyecto tal o cual será conveniente. Al
margen de la frivolidad del debate, debe de hacerse énfasis en que los
bancos nacionales de desarrollo se dedican a la promoción de sus
empresas nacionales. Eso es lo que hace un banco de desarrollo. El
banco de desarrollo mayor sudamericano y quizás americano en total es el
Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES) de Brasil
que tiene préstamos totales equivalentes a 55,000 millones de dólares
estadounidenses, mucho más que el BM en Sudamérica (36,000 millones de
USD), que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (46,000 millones
de USD) y siete veces más que la Corporación Andina de Fomento (CAF)
(8,100 millones de USD). En este marco, que el BNDES promueva a sus
empresarios y al interés nacional brasileño que el Banco del Sur se
deberá de ocupar de financiar una matriz de desarrollo suramericano, una
matriz energética limpia y sobre todo, recircular los excedentes en
divisas que hay en Suramérica en los bancos centrales y que ahora
financian a los Estados Unidos.

El Dr. Fukushima del Nomura Research Institute, auspiciado por Nomura
Securities, dice en su trabajo "Challenges for Currency Coooperation in
East Asia" que el problema con el manejo de las reservas ahora es que
está financiando a un gobierno muy deficitario que hace uso de ahorro
externo para llevar a cabo guerras en la que sus financiadores no
creen. ¿Creen los suramericanos en esas guerras? ¿Alguien cree que
habrá una recuperación económica estadounidense que lo vuelva a colocar
en un sitial de respeto económico? Si la respuesta es positiva, tiene
sentido seguir comprando bonos del tesoro estadounidense. En caso
contrario, es hora de comenzar a trabajar en una alternativa concreta y
rápida. Una lección aprendida en el siglo XX es que los gobiernos
republicanos tienen un manejo poco responsable de la economía y que le
cargan al resto del mundo sus problemas económicos de forma que los
pobres del Tercer Mundo terminamos pagando por el gasto de los ricos
estadounidenses cuando estos pagan progresivamente menos impuestos y su
gobierno hace una guerra. Esto es verdad desde Coolidge, Harding .y
Hoover pasando por Nixon, Reagan y ahora Bush Jr.

La inestabilidad financiera internacional existente en estas semanas es
producto directo de la forma de manejo económico estadounidense. En
América Latina hasta ahora no tenemos ningún salvavidas en caso de
problemas más que el FMI que ya sabemos que primero deja que se ahogue
el pasajero mientras estudia las condiciones con las que lo irá a
rescatar y luego recoge el cadáver de la orilla, normalmente echándole
la culpa de haberse ahogado. Cuando los gobiernos se han soltado del
salvavidas han comenzado a crecer con mejor distribución. Eso lo
aprendimos con Brasil y Argentina. El único país sudamericano con un
préstamo con el FMI, es el Perú y es para enllavar las políticas en caso
de un cambio de ministro de economía en un arranque presidencial. Nunca
se desembolsará pero es una garantía de una forma de manejo económico
que piden las elites ante la incertidumbre de la variable García.

La mayor resistencia del gobierno brasileño al nivel más alto a la
arquitectura regional es que ellos quisieran que el Banco del Sur
financie la IIRSA, una red de carreteras inter-amazónicas. Eso es poner
la carreta delante del burro, como se dice en México. Una institución
inexistente no puede financiar nada..Aunque ocurre, es como dividir una
herencia antes de la muerte del causante. Para que Brasil financie la
IIRSA, si eso es lo que quiere hacer, la forma evidente es que emita
bonos en una unidad de cuentas sudamericana pagadera en moneda nacional
dentro de Sudamérica y ese dinero lo entregue al BNDES. Eso se puede
construir mediante un fondo para bonos sudamericanos y la culminación de
un estudio sobre la unidad monetaria sudamericana. IIRSA es una
discusión al margen de la urgencia de una arquitectura financiera
regional. Primero diseñemos y hagamos posible la arquitectura luego que
se discuta la IIRSA donde corresponda y con quien toque. No son
sinónimos ni condición de colaboración el apoyo al IIRSA con la
arquitectura financiera, esto lo deberían de tener claro Marco Aurelio
García, el presidente del banco central, Mantega del Ministerio de
Finanzas, el Sr Luciano Coutinho del BNDES.y Amorim.

En segundo lugar, los bancos centrales que compran bonos del tesoro
podrían perfectamente comprar bonos de tesoros de países vecinos y bonos
de bancos de desarrollo garantizados por los tesoros y recircular dentro
de la región las reservas de divisas. En parte ese es el sentido de la
unidad monetaria sudamericana como unidad de cuentas. Ese fue el
sentido de Chávez cuando lanzó el Banco del Sur en el 2005. Eso no se
opone al Banco del Sur que se debería de ocupar de financiar proyectos
en las zonas menos adelantadas para nivelar su desarrollo con el resto
de Sudamérica. Brasil no requiere del Banco del Sur para financiarse ni
para financiar sus proyectos, eso es evidente. Tampoco saca nada
obstaculizando el concepto de autonomía regional. Brasil debería de
mirarse en el espejo de la China en la iniciativa de Chiang Mai. Luego
de oponerse ferozmente, lo apoya sin condiciones porque ha comprendido
que siendo el mayor mercado es el que tiene más que ganar con la
integración completa.

A estas alturas, oponerse a la arquitectura financiera sudamericana es
hacerle un servicio al status quo, al Tesoro estadounidense y a las
instituciones financieras de Washington, debilitadas y desprestigiadas.
La razón que urge, en este momento, es que ahora Washington no se opone
a la integración regional asiática y es posible que tampoco se oponga a
la sudamericana. Con el nuevo gobierno, quien sabe. Hay que recordar
que en 1984 Washington desarticuló el club de deudores que se iba a
reunir en Cartagena, Colombia, con el apoyo de un gobierno
latinoamericano. Que eso no se repita ahora con Brasil. El pueblo
brasileño y todos los sudamericanos esperamos que Lula esté a la altura
de las expectativas de la integración de los pueblos.

 Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM, México, e integra la Red
Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd).

Fuente: ALAI AMLATINA, 24/08/2007.