Eran las 9:30 y varios pacientes le esperaban en la Fundación “Nuevo Amanecer” ubicada en las calles Olmedo y Guayaquil (Centro de Quito). Algunos iban por primera vez, otros ya le conocían hace mucho tiempo y solo asistían para recibir el alta (recuperación total). Mientras los convalecientes comentaban de la magia de sus dedos para aplicar la Osteopatía, a lo lejos un hombre con mandil blanco, una maleta deportiva color negro y una estatura similar a los jugadores de básquetbol gringo apareció en la esquina: era Jaime Humberto Bonilla Pérez, el médico comunitario que ha recuperado a varias personas pobres de sus dolencias articulares.

La secundaria estudió en la nocturna del Colegio Nacional Bolívar de la ciudad de Ambato. Como toda persona humilde, que no ha tenido la posibilidad de nacer en cuna de oro, mientras en la noche cursaba la secundaria, en la mañana trabaja de estibador (cargador) en una empresa de caramelos. Terminó la secundaria y viajó a la capital a estudiar Ciencias Humanas en la Universidad Central, sin embargo, los golpes económicos y la falta de trabajo le impidieron terminar la carrera: llegó hasta segundo año. Su anhelo de ser médico se truncó...pero no se dio por vencido.

Pese a que las Ciencias Humanas se alejaron de ser su futura profesión, las materias que recibió le sirvieron para revalidar en la Universidad Técnica de Machala (UTM) para seguir veterinaria. De 200 estudiantes que ingresaron para cursar, solo cinco se graduaron, entre ellos Jaime Bonilla. Sus estudios académicos continuaron y la homeopatía y el acupunturismo fueron sus otras especialidades; sin embargo, la Osteopatía, que aprendió en Argentina, conjugada con sus otras profesiones, ahora es su pasión. “La Osteopatía es conocer en su totalidad la conformación de los huesos que tiene el ser humano y que sufren desviaciones o fuertes lesiones por varias actividades físicas. El objetivo es alinear los huesos, es decir, volverlos a su posición original, ya que al no estar alineados, provocan dolores de cabeza, espalda, lumbalgia, cadera, brazos, etc. Lo importante es buscar una mejor calidad de vida con ejercicios y, primordialmente, dejar el estrés provocado por el egoísmo que se crean las propias personas. Me gusta atender a todas las personas, especialmente aquellas de escasos recursos económicos, quienes son los que, por no tener dinero, sufren mucho” nos comenta el doctor Bonilla. Ahora viaja a Guayaquil, Santo Domingo, Latacunga y otras ciudades de las provincias de Chimborazo, Los Ríos, Tungurahua. En Quito, atiende en la Fundación “Nuevo Amanecer”, previa cita.

Mientras terminábamos de conversar era el momento de atender a otros pacientes, que insistían en su celular para que les ayude a calmar sus dolencias. Un médico que cura con sus dedos a los pobres del país.