Según versiones de habitantes quichuas de Santa Rosa de Yanamarum, entre el 2 y 3 de noviembre se produjo una nueva incursión aérea de Colombia en el espacio aéreo ecuatoriano, cuando tres helicópteros artillados y dos avionetas atacaron desde territorio nacional a la guerrilla colombiana ubicada en Puerto Colombia; los impactos de proyectiles no solo cayeron en el río Putumayo y en el límite de Colombia, también afectaron a algunas viviendas en Santa Rosa, provincia de Sucumbíos.

En este hecho se manejan dos hipótesis, referentes al sitio de dónde provinieron los disparos: la una acusa a las FARC y la otra a las aeronaves del ejército colombiano; la más probable de las hipótesis es que los disparos fueron hechos por el ejército colombiano, ya que las fuerzas insurgentes de Colombia no poseen fuerza aérea.

La historia se repite: las autoridades colombianas siempre niegan cualquier incursión fronteriza que denuncia Ecuador. El Comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Freddy Padilla, negó que se haya violado espacio aéreo de Ecuador e incluso sostiene que los aviones de su país fueron atacados, desde tierra, en el lado ecuatoriano, por grupos armados de las FARC. (En el pasado, cuando las autoridades colombianas han admitido que existieron incursiones a nuestro territorio, sus explicaciones van de acuerdo a sus intereses; han manifestado que fueron ‘sobrepasamientos involuntarios’).

Las pruebas de esta nueva incursión saltan a la vista, pero cabe preguntarse ¿por qué el sistema radar satelital que posee el país no registra estas incursiones aéreas?, ¿por qué se espera la denuncia de los pobladores afectados? La actual diplomacia ecuatoriana, encabezada por la canciller María Fernanda Espinosa y el Ministro de Defensa Wellington Sandoval, están a la espera de los resultados de la investigación técnica por parte de la Comisión binacional de Fronteras, Combifron, que estará listo para el 26 de noviembre.

La nueva incursión ha producido incertidumbre y nerviosismo entre los pobladores afectados, que han perdido varios animales de consumo doméstico. Las comunas quichuas de Santa Rosa y Yanamarum, ubicadas a 170 km. de Nueva Loja, en las riberas del río San Miguel, exhortan al presidente Rafael Correa para que exija a su par de Colombia el respeto de la zona fronteriza.

En los últimos dos años, el país ha reportado seis incursiones a territorio ecuatoriano, y reclamado en varias ocasiones a Colombia por los incidentes en la frontera que han afectado directamente a las poblaciones ecuatorianas. Solo cuatro de estos incidentes han sido reconocidos como responsabilidad de Colombia.

Plan Colombia agoniza, pero sus secuelas continúan…

En un informe publicado en un medio de comunicación norteamericano se dice que “el Plan Colombia ha fracasado para reducir la oferta de droga en los Estados Unidos. Desde hace seis años, se han invertido alrededor de $4,7 mil millones. Sin embargo, no ha caído la producción de drogas en Colombia, Bolivia y el Perú que abastecen el mercado norteamericano. Las fumigaciones aéreas han desplazado los cultivos a otras zonas y los han dispersado más, de tal forma que resulta más difícil el control”.

Con este negativo resultado para los intereses norteamericanos, y ante la presión de Ecuador y en especial de los pobladores fronterizos desde hace seis años, Colombia optó por suspender las aspersiones aéreas en la frontera colombo-ecuatoriana y en su reemplazo se está utilizando el método de erradicación manual de los cultivos ilícitos (coca y amapola), que aparentemente sería más positivo. Pero según Alexis Ponce “este hecho ha producido el fenómeno de los desplazamientos voluntarios masivos de pobladores colombianos a nuestro país; el motivo se debe a que el trabajo de destrucción manual de cultivos ilícitos, en la frontera, que están realizando los paramilitares desmovilizados, ha ocasionado enfrentamientos y amenazas a las poblaciones fronterizas de Colombia y como resultado se han dado los dos últimos desplazamientos voluntarios y no forzados. Ecuador puede convertirse en una matriz esporádica de desplazados alentada por estos grupos desmovilizados de paramilitares. Igualmente, este cambio de la política de fumigaciones aéreas a la política de erradicación manual –continúa Ponce- obedece a un fin: evitar la demanda internacional del Ecuador contra Colombia y sus respectivas indemnizaciones por los daños ocasionados con las fumigaciones aéreas e invasión de territorio y espacio aéreo ecuatoriano.”

Dado el actual fracaso del Plan Colombia, según los intereses geopolíticos de Estados Unidos, Ponce señala que “El presidente estadounidense, George Bush, hizo una petición al Congreso norteamericano para iniciar el Plan México, con un capital de 450 millones de dólares; la principal tesis que se expuso a los congresistas norteamericanos fue: ‘hemos perdido en Sudamérica y tenemos que resguardar nuestra frontera’; el nuevo Plan comprende toda Centroamérica, desde México hasta Panamá. El objetivo es cuidar toda la zona norte de la influencia de gobiernos progresistas como los de Chávez, Correa y Morales”.