Mamita, ayer tuve clase de Geografía y la señorita Lola Gallardo ha traído un mapamundi grandotote. Yo le pregunté dónde quedaba España, es que quería saber dónde mismo es que vive usted, aunque todavía no sé ubicar Andalucía. Varias veces le he preguntado a mi papi, pero como que no quiere hablar de eso, o tal vez sea que él tampoco sabe. Y es que han pasado más de tres años y siempre que le averiguamos cuándo vendrá usted, nos dice que ya mismito, que tengamos paciencia, que si nos portamos bien usted ha de venir rapidito. Mi hermanito Jorge piensa que tal vez usted ya no nos quiere. Yo le digo que no, que usted nos quiere bastantísimo, ¿no es así mamita? He pegado un estirón que ni tiene idea y ya no necesito el banquito donde me subía para alcanzar a mecer la mazamorra en la cocina de gas, mi abuelita me enseñó a hacer arroz con leche que me queda de rechupete. Cuando venga verá que no digo mentiras y le he de cocinar toditos los días.

En la escuela estoy bien, mi papi está contento porque el día de la entrega de las libretas mi maestra le felicitó, pero también la profesora del Jorgito le ha dicho que no pone atención en clase, que siempre está cazando catzos y que si no se pone pilas va a perder el año. La Micaela es la que menos sufre, este año le toca ir al jardín de infantes. Dejándose de cosas, creo que no sabe quien es usted porque a mí me ha empezado a llamar mamá. El otro día los amiguitos del Jorgito le han preguntado ¿En qué trabaja tu papá?: Quehaceres domésticos. ¿Y tu mamá? Trabaja viajando por todito el mundo dizque ha dicho, y se han reído agarrados la barriga media hora seguida. Regresó con un ojo morado y mi papito le preguntó qué te pasó y contestó: Nada, ¡cosas de hombres!

Mi papito es bueno con nosotros, a veces el tío Abel cuando se va a traer mercadería de Colombia le deja encargada la buseta para que maneje, pero últimamente se ha vuelto como malgenio, tal vez sea porque siempre pierde en el ecuavoley y los amigos le vienen a dejar un tanto mareado, entonces enciende el tocadiscos, pone música de la Juanita Burbano y se queda solito en la sala cantando con la luz apagada. Eso sí, se levanta de mañanita para hacernos el café, nos plancha el uniforme, nos lustra los zapatos, nos peina y nos va a dejar a la escuela en la buseta.

Este año termino el séptimo de básica, quiero ir al Colegio Victoria Vásconez Cuvi de Latacunga, pero lo que me preocupa es quién va a cuidar a mi papi y a mis hermanitos, quién les va a controlar que hagan los deberes, porque el ciclo básico funciona en la tarde y a mi abuelita hasta hay que darle pasando la aguja en la máquina de coser porque ya no alcanza a ver, por eso estoy pensando mejor matricularme en la nocturna del colegio de aquí mismo, de Mulaló, para no dejarles botados viendo los dibujos animados que les tienen loquitos al Jorge y a la Micaela.

Mamita, yo preferiría que viviéramos como vivíamos antes, con poca plata pero que estuviéramos los cinco juntos otra vez. Claro que es bonito cuando nos llama por teléfono los domingos y hablamos harto rato, pero los regalos que nos manda en los cumpleaños, la ropita de Navidad y año nuevo, dejándose de cosas, no recompensa su ausencia. Creo que éramos felices cuando nos íbamos a traer canastos de capulíes para que la abuelita haga jucho, ir a los potreros a hacer volar las cometas, o cuando subíamos a la rueda moscovita cuando venía el circo.

Hoy me fui a hacer las compras en el mercado. Le encontré a mi papito con una señora bien bonita, hasta nos llevó en un auto bien elegante a comer pinchos y salchipapas, pero la verdad, sentí algo feo en el estómago. Yo le agarré de la mano a mi papito y no dejé que le abrace a esa señora. Ahora me di cuenta, es por eso que mi papito anda mal genio, aunque, para qué también, a nosotros nunca nos grita, ni nos maltrata como sí ha sabido hacer la mamá de la Marisol que dice que su papá también se ha ido a España y que ya se van a separar. Ella es la única amiga de la escuela a la que todo le cuento, hasta que ya me dio el periodo y que los chicos empiezan a molestarme, pero yo paso como que no escucho nada, a pesar de que me da no sé qué cosas en la panza cuando me dicen cosas bonitas.

Mamita, yo siempre me he preguntado cuándo vendrá, le extrañamos un mundo, tanto que cuando el Jorgito entra en la modistería en que usted trabajaba con la abuelita se pone a jugar al sastre, toma las medidas, hace como que corta la tela con sus dedos chiquitos en tijera y se pone a coser en la máquina imitando el sonido del zig zag. Como le dije, la Micaela es la que menos sufre, aunque a veces me pregunta quién es esa señora que está en el cuadro colgado en la pared y le digo que es usted, nuestra mamá, y ella se mete debajo de la mesa, y se pone a llorar inconsolablemente, tanto que ni la abuelita, ni papá ni yo sabemos qué hacer para que se calme.

Le repito que en clases, lecciones, aportes, tengo buenas notas. Estas vacaciones le voy a pedir a mi abuelita que me compre un cuaderno de cien hojas y de cuatro líneas para mejorar la letra y disculpe que tenga que despedirme, porque la señora del automóvil nos ha venido a ver para llevarnos a pasear.