La tragedia del 79
Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima

55 - Los indios y Arequipa fueron agraviados por Palma

A raíz del reconocimiento del gobierno de la Magdalena por el coronel José La Torre, el pierolismo comenzó a derrumbarse y el escritor y periodista Ricardo Palma reaccionó en forma insultativa contra el pueblo y la ciudad de Arequipa, incrementando en esa forma la leyenda negra que la cobardía no castigada por Piérola, del coronel Leyva, se incrementara. Leyva, el famoso del "apúrate Leyva" de Bolognesi, aquél que careció de respetabilidad en Arequipa por su franca cobardía de no acercarse a Tacna en los días previos a la batalla del Alto de la Alianza.

A ese agravio, Palma se encargó de ampliarlo y fijarlo en letras de molde, al no poder tolerar que nadie se alzara frente a la adorada figura de su caudillo, situación que se aprecia en los párrafos que se copian tanto de sus "Cartas a Piérola", como de sus "Crónicas" ya mencionadas y publicadas en el diario "El Canal" de Panamá: (169).

"Carta 18 — Lima, octubre 11 de 1881 —Excmo. señor don Nicolás de Piérola — Mi distinguido amigo — Arequipa nos ha dado un desengaño más. Era lógico esperarlo de ese pueblo veleidoso por excelencia. La noticia se recibió aquí el 8 por cablegrama de Arica. . .

Son contradictorios los pormenores que hasta este momento tenemos de lo sucedido en Arequipa; pero yo me explico, a mi manera, lo que ha pasado. Don Manuel Pardo acabó de corromper y desmoralizar a ese pueblo, que poco necesitaba ya para perder el resto de virilidad que le quedaba. Sembró en terreno fácil para el mal. . .

Estoy seguro de que, al día siguiente de realizada tan infame traición al patriotismo, habrán tenido que arrepentirse los arequipeños de ella".

Sobre el mismo tema, en sus artículos publicados en Panamá se lee. (170)

"Artículo No. 22, "El Canal", Panamá, 22-X-1881, Lima, Octubre 12 de 1881 — Señor Director — El 8 se recibió un cablegrama de Arica participando que, en Arequipa, se había sublevado el Coronel don José La Torre con las tropas de su mando, a favor de García Calderón. Los argollistas festejaron mucho la noticia de la traición encabezada por un jefe desleal. . . Al fin tiene García Calderón territorio donde su autoridad sea ya reconocida. Una interrupción del cable ha impedido recibir noticias posteriores al 8, y nada de extraño habría en que hubiese sobrevenido una reacción en Arequipa, tan luego como llegase al conocimiento de esa ciudad del decreto en que Lynch desconocía el gobierno de la Magdalena.

Pero háyase o no verificado la reacción, lo positivo es que la conducta felona de La Torre entrega el Sur a los chilenos y nos incomunica con Bolivia, sin que los calderonianos saquen ningún provecho de la traición".

En el siguiente Artículo No. 23 del 19 de octubre, y publicado en "El Canal", Panamá el 2. XI.81, se lee: (171).

"Hasta hoy son escasos los pormenores sobre el motín de Arequipa, y se empieza a creer, que no tiene la importancia que se le dio en un principio. . . ’

En el siguiente artículo, No. 24, publicado en "El Canal" el 12.XI. 1881, se rectifica, pero el agravio queda: (172)

"Al fin llegaron pormenores sobre la revolución de Arequipa. . . Fue el Coronel D. José La Torre, Comandante General de las fuerzas, quien el día 7 a las seis de la tarde, aprovechando que una hora antes había salido para Tingo el señor Solar (prefecto), realizó el movimiento. . .

El pueblo de Arequipa no ha tomado participación en el breve escándalo dado por los militares. Los municipales hicieron inmediata dimisión de sus cargos ante la autoridad revolucionaria".

Se aprecia por los escritos que Don Ricardo Palma se encontró completamente ofuscado por sus celos e incondicionalidad hipertrofiada a Piérola y también por sus prejuicios racistas, clasistas y regionalistas, por eso, sin verificar situaciones se dice y contradice. Primero son los arequipeños quienes se sublevan, después quedan sólo los militares. El gobierno de García Calderón tiene un territorio para gobernar y, no le sirve para nada. Resulta incomprensible la gran ofuscación por la que atravesó el tradicionalista Palma.

Se debe reconocer que, de la documentación existente, fue el único amigo de Piérola que en su oportunidad le dijo la verdad, llegando incluso a escribirle en su carta No. 20 del 3 de noviembre de 1881: (173) "Yo le profeso a Usted muy cordial afecto, y por eso me mortifica verlo firmando decretos que producen desprestigio y ridículo para el gobernante".

En relación a sus prejuicios en general racistas y regionalistas en particular, comentando la derrota peruana de San Juan, escribe con fecha 8 de febrero de 1881, dirigiéndose a Piérola que se encontraba en Jauja, carta No. 2: En el segundo acápite, después de adularlo diciendo que hizo lo indecible por salvar al Perú, manifestó: (174)

"Llegó la hora de la prueba, y los hombres rehuyeron cumplir con su deber, y no encontró usted un hombre que supiera ayudarlo, y hasta sus edecanes dieron muestra de ruindad abandonándolo miserable y cobardemente a los primeros disparos del enemigo. ¿A qué ambicionaban ciertos hombres altos puestos y mando de soldados, si no se sentían con coraje para batirse? He aquí uno de los frutos de la corrupción social.. .

En mi concepto, la causa principal del gran desastre del 13 está en que la mayoría del Perú la forma una raza abyecta y degradada. . . El indio no tiene el sentido de la patria; es enemigo nato del blanco y del hombre de la costa y, señor por señor, tanto le da ser chileno como turco. . . Educar al indio, inspirarle patriotismo, será obra no de las instituciones sino de los tiempos. Por otra parte, los antecedentes históricos nos dicen con sobrada elocuencia que el indio es orgánicamente cobarde".

Los párrafos anteriores nos explican por qué el Palma tradicionalista es eminentemente de cortesanía virreinal y la república, en su pluma, se quedó casi exclusivamente en el ámbito limeño, y su silencio sobre la guerra con Chile es inexplicable, pese a que fue testigo presencial; pues, fuera de la epopeya del Morro y Leoncio Prado en Huamachuco, lo demás es casi ignorado, y, así como los coroneles Francisco Bolognesi y Carlos Llosa, ambos fallecidos en la defensa del Morro de Arica y Pedro Bustamante que hizo toda la guerra, no figuran en el "Diccionario Biográfico del Perú" de Manuel Mendiburu por ser arequipeños, así tampoco en las "Tradiciones" figuran Cáceres, Tafur o Recavarren, por ser del ejército de La Breña. A los dos primeros los mencionó una sola vez, como vinculados a las fuerzas peruanas en Huamachuco, al segundo, lo ignoró y a Miguel Grau, lo mencionó en forma lateralizada en una tradición titulada "La Bohemia de mi Tiempo" al referirse a las andanzas de su amigo Velarde (175). Así fueron los colaboradores de Piérola, que trataron con gran desdén a los mártires de la patria. Siguieron simplemente el camino del dictador (176), quien, el 28 de mayo de 1880 por decreto otorgó condecoraciones póstumas a tres mártires del "Huáscar", confiriendo La Cruz de Acero de primera clase al capitán de navío Elías Aguirre y al teniente segundo Enrique Palacios y, al comandante de la nave, Almirante Miguel Grau, le otorga la misma condecoración, pero solamente de segunda clase, la diferencia, porque a este último, Piérola lo consideraba su enemigo político, por ser civilista y amigo de Manuel Pardo. A Bolognesi no le otorgó ninguna condecoración póstuma y a sus dos hijos muertos en la defensa de Lima, tampoco. En cambio, al traidor y desertor de Arica, Carlos Agustín Belaunde, por ser su amigo, lo premió nombrándolo en 1896, diputado por Tayacaja, pese a las protestas de los diputados de Tacna Libre. Sensiblemente el tiempo no ha corregido esos errores, quedando tergiversados en la historia.