La Alta Corte de Justicia de Londres abrió ayer el llamado juicio Yamamah en el que se acusa a la firma BAE Systems de haber instaurado, durante los años 1980, una extensa red de corrupción en el establishment británico así como en otros países. Durante el gigantesco contrato armamentista Yamamah con Arabia Saudita, la firma parece haber sustraído enormes sumas de dinero, cuyo principal beneficiario fue el príncipe Bandar bin Sultan.

El príncipe Bandar, hijo del príncipe Sultan, fue durante mucho tiempo embajador de Arabia Saudita en Washington. A menudo se le considera como un hijo adoptivo del ex presidente George Bush padre, al extremo de llamarlo comúnmente Bandar Bush.

El propio hecho de que el juicio esté teniendo lugar constituye de por sí una gran victoria de la justicia. Lord Moses obligó a las autoridades ejecutivas a desclasificar numerosos documentos que prueban la existencia de la conspiración. Entre las pruebas materiales presentadas ayer hay una en particular que demuestra que, en sus esfuerzos por impedir que la investigación siguiera su curso, el príncipe Bandar amenazó a las autoridades judiciales británicas anunciándoles que la continuación de la investigación expondría a Gran Bretaña a un nuevo atentado comparable al del 7 de julio de 2005, que provocó un baño de sangre en las calles de Londres.

Esta revelación confirma lo que desde hace años venimos explicando desde estas columnas: que los fondos secretos del príncipe Bandar están siendo utilizados por la CIA para financiar el terrorismo seudo islámico a través del mundo, incluyendo los atentados del 7 de julio.

También durante la audiencia de ayer, Lord Moses subrayó que las presiones que Tony Blair ejerció en su momento, desde su cargo de primer ministro, sobre el fiscal general de Gran Bretaña para obligarlo a enterrar el caso, eran «irresistibles» y «comparables a una pistola en la sien».