La llamada crisis de las subprimes que estremece Estados Unidos no amenaza solamente a las instituciones bancarias y los fondos de inversiones. También se extiende ya a los Estados federales. La caída de los ingresos por concepto de impuestos sobre los bienes inmuebles se suma a la debilidad estructural de los recursos de los Estados federales, que hace tiempo abrazaron las teorías de los libertarianos sobre las rebajas de impuestos locales.

Si no se toman medidas, el déficit total de 13 de los Estados federales (los de Arizona, California, Carolina del Sur, Florida, Kentucky, Maine, Massachusetts, Minnesota, Nevada, New Jersey, New York, Rhode Island y Virginie) se elevará en 2009 a por lo menos 23,000 millones de dólares y más tarde, durante el año 2010, la crisis se extenderá poco a poco a otros Estados (Alabama, Illinois, Maryland, Michigan, Missouri, Ohio, Oklahoma, Texas, Vermont y Wisconsin). Para evitar la bancarrota, los gobernadores tendrán aumentar los impuestos locales y reducir, al mismo tiempo, los servicios públicos de sectores como la salud y la educación, lo cual conducirá el país a una espiral recesiva.