Vladimir Putin decidió no responder públicamente a las provocaciones occidentales en Kosovo. Esta decisión del Kremlin se produce, sin embargo, después de una serie de vacilaciones en cuanto a un posible reconocimiento de Abkasia, como medida de represalia, así que el mensaje no resulta muy legible. Simultáneamente, se afirma que el presidente ruso dio luz verde a un programa de financiamiento de movimientos separatistas a través de Europa y Norteamérica, según el modelo que los anglosajones aplicaron anteriormente en la antigua Yugoslavia y en Chechenia.

Durante una conferencia de prensa en Moscú, el general Leonid Ivashov (ex jefe de Estado Mayor ruso y presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos) pronosticó que, después de Yugoslavia e Irak, los occidentales no podrán evitar la tentación de dividir otros Estados. Pero estimó que, al hacerlo, estarán alimentando la fuerza que va a destruirlos desde adentro.

«El reconocimiento de la independencia de Kosovo constituye, en mi opinión, el principio del fin para los procesos de integración en Europa. El mecanismo que conducirá al debilitamiento de la competitividad de Europa ante Estados Unidos, al redespliegue de la energía de la Unión Europea hacia la liquidación de todas las tendencias separatistas observadas en Europa, se puesto en marcha», concluyó el general Ivashov.