Cuando ocurrio la invasión de Ecuador por parte de Colombia, el día 1ro de marzo, que resultó en la muerte de 20 combatientes y de uno de los principales líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes, escribí un texto, sublevado por
lo que había acontecido.

Infelizmente, el texto que redacté no llegó a los periódicos antes de la solución adoptada gracias a la pronta y corajuda intervención de los gobiernos latinoamericanos, que dieron al mundo una demostración de unidad y fuerza en defensa de la soberanía nacional.

Como yo no me limitaba a comentar las noticias sobre las FARC surgidas en los periódicos, más mencionaba hechos o contactos que tuve con aquel grupo, tomé la decisión
de divulgar el artículo que había elaborado y que ahora transcribo.

“Y bien, cuando nos vemos delante de la necesidad de escribir sobre cualquier asunto,
verificamos que a su respecto ya nos habíamos manifestado anteriormente, que nuestra
reacción no surge de un hecho nuevo ocurrido, sino de las cuales ya nos habíamos ocupado y asumido una posición definida.

Me refiero a lo que viene pasando con las FARC, un grupo de revolucionarios que, instalados en territorio de Colombia, viene oponiéndose hace décadas a los gobiernos reaccionarios aún
existentes en aquel país.

Es importante aquí registrar, a los que insisten en hablar de la violencia de los revolucionarios
de las FARC, la opinión del historiador británico Eric Hobsbawm (“Globalización, democracia
y terrorismo “): “el combate al terrorismo en estos últimos años, por parte de las autoridades
colombianas, tiene superado, en mucho, la violencia política de esos guerrilleros”.

Me acuerdo de un emisario de ese grupo que, muchos años atrás, me buscó en mi escritorio de Copacabana para pedirme que diseñara unas cartas en contra del Plan Colombia, que, organizado por el gobierno norteamericano, apuntaba a intervenir en las FARC, hiriendo la soberanía del país.

Recuerdo la manera emocionada como aquel emisario me hablaba del asunto, de la indignación que exhibía al comentar la violencia con la que el gobierno colombiano intentaba destruirlos. En pocos días diseñé una carta que me había pedido, una protesta contra aquel Plan odioso. Una colaboración política que mucho me agradó saber que aquellas cartas fueron utilizadas hasta en Europa.

El tiempo corrió y, sin poseer la fuerza para eliminar al movimiento político instalado en el país, el gobierno reaccionario de Bogotá pasó a acusar a la dirección de las FARC de ser conviviente con el narcotráfico en creciente expansión en Colombia.

Ahora, en un momento en que toda América Latina se une contra las amenazas del imperialismo norteamericano, y que, en una actitud de violencia e irrespeto inexplicable,
el gobierno de Colombia resuelve invadir el territorio de Ecuador, comprometiendo la unidad con que América Latina viene enfrentando las presiones venidas de los EE UU.

Con sensatez y firmeza el gobierno brasileño por medio de su ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorin, reclamó unas palabras de disculpa por parte del presidente colombiano, Álvaro Uribe. Y de Hugo Chávez, presidente de Venezuela, se vió una respuesta directa y de coraje que la izquierda latinoamericana esperaba.

Sabemos muy bien que los EE UU tiene la ambición de poseer las riquezas existentes en la amazonía y que el gobierno de Colombia se presta para servir de punta de lanza para esas finalidades.

Nos agrada, principalmente, constatar la manera altiva y vigorosa con la que el presidente Luís Inácio Lula da Silva vine actuando frente a los problemas de esta América Latina tan vulnerable y ofendida.

*Oscar Niemeyer: Es un arquitecto brasileño reconocido mundialmente, el diseñador de Brasilia, un
comunista de firmes convicciones que cumplió 100 años de vida en diciembre del 2007. Este artículo apareció en el periódico brasileño “A Verdade” no. 93, de abril del 2008, con el título “América Latina se une contra el imperialismo”. Traducido por OPCION r/v.

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