por Alfredo Grados; alfredogrados@yahoo.com
12-5-2008

La soberanía es el poder absoluto de un Estado que emana del pueblo o
de la voluntad general y que se ejerce a través de las instituciones
de dicho Estado sin influencias, mandatos o consignas de otros
estados, organizaciones o de cualquier elemento ajeno. Soberano
significa tener ese poder absoluto de decisión perpétuo, supremo, sin
límites, no divisible e imprescriptible.

Un Estado se dice soberano porque dicta leyes de acuerdo con la
voluntad popular y para beneficio de esa mayoría. Dichas disposiciones
no pueden ser objetadas por otros, sean estados u organizaciones
internacionales, puesto que se entiende que ellas no violan la
soberanía de otros estados. El Estado dicta leyes en nombre de su
pueblo para protegerlo, manteniendo invariable su poder sobre el
territorio que lo comprende y su independencia respecto de los demás.

El Estado ejerce su soberanía por medio de sus instituciones haciendo
presencia real en todos los ámbitos de su territorio sin excepción
alguna. En todo lugar hace efectivas y válidas sus leyes y opone todas
sus fuerzas contra aquellos que intenten o pretendan hacer escarnio de
su Constitución. Por ello se afirma que no puede existir como peruana
una institución llamada a defender la soberanía que propugne la
celebración de un acuerdo que reduzca la soberanía; canibalice el
territorio nacional; y, limite la independencia de los habitantes.

El convenio llamado "política de cielos abiertos con Chile" suscrito
por el gobierno de Alejandro Celestino Toledo Manrique fue una
intolerable violación de la Constitución Peruana pues con dicho
acuerdo se limitó la autoridad del Perú en su espacio aéreo y permitió
que la aviación civil chilena copara nuestro cielo y, valiéndose del
apoyo de Estados Unidos, Chile ha impedido la supuestamente implícita
reciprocidad. Exista o no el convenio de "cielos abiertos"
actualmente, ello ha causado un daño enorme a la Nación que tuvo como
precedente la destrucción de la aviación civil internacional peruana.

El principio de la presencia peruana es punto fundamental del
ejercicio de la autoridad, poder o soberanía en nuestro territorio
para mantenerlo integrado e independiente. En el área continental las
instituciones del Estado tienen la obligación de llegar a todos los
puntos fronterizos para rechazar la presencia de intrusos. No existe
justificación, aún en el caso de un error diplomático, para mantenerse
apartado del problema diciendo "eso es un problema diplomático y chau"
porque esto también es un acto de traición al pueblo que delega a las
instituciones la responsabilidad del cuidado de la integridad.

La presencia peruana tiene que ser la manifestación auténtica de su
soberanía en el Espacio Marino, en la Plataforma Amazónica, en el
Norte y en el Sur. Sin una poderosa Marina Mercante ¿quién vigila ese
territorio e informa a las autoridades de las actividades ilegales?
¿quién cuida de las 200 millas náuticas de Mar Territorial? ¿quién
recorre diariamente cada espacio de nuestras aguas con ojo de águila
para cuidarlo? ¿quién nos defiende en el Mar de Grau de las acechanzas
enemigas? ¿quién detecta y captura a piratas depredando nuestros
recursos? Es necesaria una poderosa Marina Mercante del Perú como una
institución del Estado que coadyuve en la vigilancia, protección y
defensa de la soberanía en el Mar de Grau.

En la Plataforma Amazónica Peruana vemos entrar a soldados extranjeros que construyen una base y nos ofrecen edificar "una escuelita" para los niños del lugar ¿acaso la base militar está ubicada en un lugar poblado de niños? ¿quiénes son ellos para que tomen una decisión en el territorio peruano? ¿no es esa una responsabilidad del gobierno del Perú? Qué lástima que en recientes declaraciones del Presidente Alan García Pérez se haya referido a la Amazonía Peruana para fomentar la llegada de capitales chilenos sin la dación de leyes que protejan esos pisos ecológicos y sin la obligación por parte del inversionista para regenerar los bosques y reforestar las áreas afectadas.

No deseamos los peruanos ir a La Haya para definir situaciones que se
debieron solucionar con nuestra autoridad. Hacer ello es, asimismo,
hacer caso omiso a las enseñanzas de juristas de la talla y el talento
de Alfonso Benavides Correa llamado el paradigma de la defensa de la
soberanía peruana. La presencia peruana en cada centímetro cuadrado de todo el territorio es la mejor garantía para ejercer la soberanía,
cuidar la integridad territorial y defender nuestra independencia.