Al comentar la destrucción masiva de tanques Merkava por parte del Hezbollah y la subsiguiente derrota israelí, Thierry Meyssan escribía en estas columnas en septiembre de 2006: «Hay que preguntarse incluso si la guerra del Líbano no constituye el fin de los tanques, como la batalla de Azincourt marcó el fin de de la era los caballeros con armaduras».

En aquel momento, comentaristas militares pusieron en duda la información sobre la destrucción masiva de tanques Merkava y se ridiculizó la interrogante sobre el futuro de los tanques.

Cerca de 2 años más tarde, la Comisión Winograd reconoce los hechos en Israel, y la utilidad de los tanques en ese tipo de combate está siendo puesta en duda en Australia en el marco de la reflexión sobre el nuevo libro blanco de la Defensa.

El 2 de mayo el Australian Policy Institute incluso incitó al gobierno Rudd a revisar el contrato que su predecesor había firmado para la compra de 59 tanques estadounidenses Abrams. Los expertos señalan que «aunque [este blindado] ofrece una buena protección contra las primeras generaciones de armas antitanques de uso individual que actualmente abundan en la región [de Oceanía], resulta vulnerable a los sistemas rusos avanzados que ahora proliferan por todas partes, sobre todo en el Medio Oriente».