Felipe ha vuelto a concentrarse en su proyecto inicial: afirmar que en nuestro país hay seguridad. Ello porque la inversión extranjera ha bajado, el turismo no ha crecido y las visitas de mexicanos que trabajan en Estados Unidos a nuestro país son menores a lo habitual, algo que incluso ha traído que las remesas que llegan del vecino norteño disminuyan.

Otra de sus preocupaciones es la reforma petrolera. Asunto que posiblemente no salga adelante y si logra aprobarse será con modificaciones sustanciales, pues en su intervención la líder del PRI, Beatriz Paredes Rangel, dijo que no aceptaría modificaciones a la Constitución.

La empresa del encuestador Ulises Beltrán, BGC, señaló, el 11 de mayo, que únicamente 6 por ciento de la población tenía mucha confianza en Calderón (aunque luego corrigió y dio cerca de 30 por ciento de aceptación). La cifra es terrible, ya que dos meses atrás los que mostraban esa preferencia eran el 35 por ciento de los entrevistados. Aquellos que dicen tener aceptación regular a Felipe, bajaron de 32 a 22 por ciento. Y quienes dicen que no le dan mucho crédito se elevaron de 10 a 35 por ciento.

Estamos, pues, ante el desbarrancamiento grave de un personaje que en sus primeros meses en Los Pinos llegó a tener alta aceptación. Pero ya se ve que la ola de crímenes imparable, no obstante los decomisos de droga, la captura de algunos criminales y la incautación de armas son insuficientes para tener conforme a la población.

Por ello, una encuesta de Reforma (1 de junio de 2008) señala que en la guerra entre el crimen organizado y Felipe, el primero va ganando (53 por ciento), mientras el segundo sólo obtiene 24 por ciento.

La realidad es que lejos de paliarse los enfrentamientos criminales, éstos crecen. Hace pocos días, en una jornada asesinaron a 34 personas. Ya sobrepasamos los 1 mil 300 ajusticiados. Por lo que a finales de año, de seguir las cosas así, habrá más de 3 mil homicidios. Un número inusitado y espantoso.

Para algunos comentaristas, estamos como en el primer año de Ernesto Zedillo –1995–, cuando la gente desconfiaba terriblemente del gobierno por el famoso error de diciembre. Esa calamidad trajo como resultado el apoyo del gobierno de Estados Unidos, que por medio de Bill Clinton dio un préstamo de 50 mil millones de dólares para sanear la economía. México, entonces, puso el petróleo como garantía para salvaguardar ese dinero.

Que la situación es complicada en extremo, lo muestra que algunos columnistas, incluso uno dedicado a la empresa, escriben que Juan Camilo Mouriño será removido de su puesto en la Secretaría de Gobernación. Y es que en dicha oficina se requiere a alguien más ejecutivo y con un conocimiento amplio del país. Además, las acusaciones por el tráfico de influencias de Juan Camilo y su familia siguen causando problemas, no obstante que una comisión de legisladores lo exoneró de cualquier responsabilidad.

Así como hay bajas en la confianza de Felipe, también la PGR en dos meses, de marzo a mayo, descendió en su aprobación de 18 a 10 por ciento. Y la policía judicial tiene un 7 por ciento de aceptación, sólo un poco más que los diputados y senadores que están en 5 y los partidos políticos en 3 por ciento.
Números en verdad alarmantes, máxime en un momento donde hay serios problemas económicos, sociales y políticos.

¿Hasta cuándo realizará un movimiento importante Calderón? ¿O tendrá necesidad de un sacudimiento enérgico en su gris y torpe gabinete? Sólo él y su círculo íntimo lo saben. Pero de no ser pronto, los diferentes fierros en la lumbre que tiene lo podrán quemar. Cuidado.

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Revista Contralínea / México
Fecha de publicación: 15 de junio de 2008