El texto agrega que esas dos medidas, tal como las contempla el acto legislativo, "desconocen la eficacia de la política de Seguridad Democrática para romper los vínculos entre el terrorismo y la política". Finaliza sugiriendo que es mejor estudiar un nuevo proyecto "armónico y ajeno a la animosidad política inmediata".

Ahora el ejecutivo va a definir los nombres de la comisión de estudio de Reforma Constitucional, para presentar el proyecto el 20 de julio. Sentencian: "Debe ser una reforma constitucional seria y ajustada a los superiores intereses del país." Qué querrán decir con los “superiores intereses del país.” La verdad, se podría intuir: los “superiores intereses del Gobierno:” Es que ha llegado tan lejos el uribismo en este país que ahora pocos saben distinguir entre lo que es un gobierno y lo que es un Estado.

Sigamos analizando el contenido del comunicado por lo dinámico que ha resultado el ejercicio. "El Gobierno Nacional considera un error pretender reformas a la Constitución por rebatiñas o mezquinos intereses políticos (...) en contra del concepto del Gobierno se han aprobado reformas constitucionales como la de autorizar la moción de censura por una sola cámara, en perjuicio del sistema bicameral de nuestro parlamento y del equilibrio entre el Legislativo y el Ejecutivo.” Ahora: autorizar la moción de censura por una sola cámara, ¿atenta realmente contra el equilibrio entre el legislativo y el ejecutivo? Si no ha prosperado una sola moción de censura desde que la constitución del 91 nos trajo esa figura. ¿De cuál equilibrio está hablando el gobierno?

De lo anterior se infiere que los de palacio entienden el equilibrio como aquel escenario donde el Gobierno pueda actuar a sus anchas sin ningún tipo de control ni responsabilidades políticas de sus funcionarios de turno. ¿Será éste uno de los puntos de la doctrina uribista que predica José Obdulio Gaviria?

Ahora: utilizar la defensa de la Seguridad Democrática como elemento discursivo para defender los intereses del gobierno, no es una estrategia nueva. La no aceptación del TLC con los Estados Unidos fue también vista como una afrenta a la bandera del Gobierno Nacional. La crisis desatada con nuestros vecinos también la lesiona; las declaraciones de miembros de la oposición ahora no son vistas como el reflejo de la libertad de expresión, sino como diatribas e injurias de aquellos colombianos enemigos, ¿de qué? De la Seguridad Democrática. Entonces, no es de sorprender este reciente comunicado de Casa de Nariño.

En las altas esferas de la política nacional lo que está en juego no es tanto la permanencia de un líder a través de los años. Aún a pesar del desconocimiento de millones de colombianos, el gobierno quiere perpetuar la Política de Seguridad Democrática convirtiéndola en política de Estado. Pasar de unas políticas encaminadas a atacar problemas puntuales y coyunturales, como inicialmente se entendía esta línea de acción gubernamental, a una línea de pensamiento con alcances indefinidos ha sido el fenómeno que se ha consolidad en este segundo mandato del presidente Uribe. No nos sorprenda que con el paso de los años la Seguridad Democrática se encuentre tan ensanchada en nuestra sociedad que perderá su temporalidad por lo que las futuras generaciones asimilen que así “siempre ha funcionado el Estado.”

Es por esto último que hay que mirar con lupa la venidera Reforma Política que, con la “ayuda” de la comisión de notables, presentará el gobierno al comienzo de la próxima legislatura, para afrontar la crisis del legislativo. ¿Se tratará éste de un acto legislativo encaminado a depurar las mañas de los políticos mañosos, o de un manifiesto implícito que busque defender la Seguridad Democrática de las incontables amenazas que le han inventado?