Los desafíos de los revolucionarios en América Latina

Los revolucionarios guatemaltecos valoramos de sobremanera reunirnos aquí en la República de Ecuador, para dialogar y desarrollar esfuerzos y estrategias conjuntas con los revolucionarios de América Latina, para enfrentar las políticas de agresión y el nuevo colonialismo. No debemos olvidar que los imperialistas afinan sus estrategias para consolidar su dominio, a los pueblos del mundo, a través de la intervención y la agresión económica, política y militar.

El mundo unipolar encabezado por Estados Unidos es un escenario violento, ya que privilegia la guerra y la agresión en lugar de la negociación, la paz y las relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo. En términos económicos, el mundo unipolar no se detiene en su afán del control del comercio y de la economía mundial y la mayor consecuencia es la degradación de la naturaleza y del ambiente. Por ello, el mayor peligro que se cierne sobre la humanidad entera es la depredación ambiental provocada por el vertiginoso y dañino proceso de globalización económica bajo la forma como lo llevan las grandes corporaciones mundiales.

Los pueblos y los gobiernos revolucionarios deben unirse en su lucha antiimperialista, este es un esfuerzo que debe de ser conducido de manera responsable, superando prejuicios y pasiones partidarias, por todas las organizaciones revolucionarias del continente; los pueblos de América Latina deben unirse; los pueblos del mundo deben unirse; todos los países del mundo sometidos a las políticas de agresión y control del imperialismo deben unirse para enfrentar al imperialismo que encabeza los Estados Unidos de América.

El sistema capitalista mundial se acerca cada vez más a la fase más crítica de su historia. Mientras millones de toneladas de mercancías no encuentran mercado para colocarse, millones de seres humanos padecen hambre y marginación, producto de los altos niveles de desempleo y de los ingresos miserables, generados precisamente por el sistema económico explotador y expoliador. Las políticas neoliberales han marginado al Estado de la conducción de la economía en beneficio de la población, el mercado, mecanismo controlado por los monopolios, se encarga de acumular mayor riqueza en los bolsillos de los capitalistas.

La expansión del imperialismo

La conformación del Estado en los países sometidos a los intereses de los capitales norteamericanos y la tendencia que revela no es la de reducirse o minimizar su papel en la conducción de la nación, por el contrario, lo que se visualiza es que se está consolidando un Estado que juega, cada vez con mayor protagonismo, un papel determinante en crear las condiciones institucionales y legales para facilitar el ingreso y la instalación, sin restricciones, del capital transnacional y su articulación con la burguesía nacional. Se debe precisar que los capitales estadounidenses y sus monopolios, se han servido de su propio Estado, para crear políticas, estrategias, programas y acuerdos que sirvan a sus intereses en las relaciones económicas internacionales.

Los capitales transnacionales que se instalan en las economías empobrecidas, en su forma se perciben ligeramente como una inversión de capital que busca óptimas rentabilidades, sin embargo en su esencia, es una fuerza económica, social, política e ideológica que busca provocar cambios profundos en todas las estructuras del Estado y de la nación sobre la base de interactuarse con el capital doméstico y desplazar a la propia burguesía nacional.

Partiendo de esta concepción, esta articulación estratégica de capitales, requieren de un Estado fuerte que institucionalice, desde la concepción de la lucha de clases, los intereses exclusivamente del capital. Las economías empobrecidas están frente al imperialismo que se instala como fuerza integral transformadora de todas las instituciones del Estado.

Los desafíos de los revolucionarios centroamericanos

Los Estados centroamericanos deben abordar, de forma responsable e inmediata, su protagonismo en la conducción del desarrollo socioeconómico de los países del área y cerrar los espacios para que la concepción del “rentable negocio” no envuelva todas las esferas de las políticas públicas. El Estado debe enfrentar, de manera directa, el problema del régimen de tenencia y distribución de la tierra, que afecta a la mayoría campesina que vive en condiciones de pobreza y extrema pobreza. El Estado está llamado a efectuar transformaciones en la agricultura, a liquidar los restos del feudalismo, a impulsar programas estatales de industrialización estratégica, a acabar con el analfabetismo, a elevar el nivel de vida material y cultural del pueblo y a invertir en programas productivos y de calificación masiva de la fuerza de trabajo.

Los pueblos de los países centroamericanos deben unirse en su lucha antiimperialista, este es un esfuerzo que debe ser conducido de manera responsable, superando prejuicios y pasiones partidarias, por todas las organizaciones revolucionarias del área; los pueblos de América Latina deben unirse; los pueblos del mundo deben unirse; todos los países del mundo sometidos a las políticas de agresión y control del imperialismo deben unirse para enfrentar al imperialismo que encabeza los Estados Unidos de América.

Resulta demagógico pregonar, desde la visión de los capitalistas centroamericanos, que el interés por el comercio exterior radica en la generación de empleos y en la motivación para la inversión. El comercio exterior, históricamente en Centroamérica, se ha sustentado en un sistema agrario basado en la alta concentración de la tierra en pocas manos y en la sobreexplotación de la mano de obra asalariada en el campo. El comercio exterior siempre ha estado condicionado a los intereses de la oligarquía agro exportadora, concentradora de la propiedad de la tierra, y a la estrechez del mercado interno, producto de la precariedad de los ingresos de la mayoría de la población. Dentro de este régimen de propiedad y concentración de la tierra, únicamente se puede hablar de inversión y comercio exterior en beneficio de los grupos de poder económico.

Por las características mismas del sistema capitalista y en el caso particular de los monopolios que controlan la economía de los Estados Unidos de América, el comercio exterior se convierte en su principal instrumento y mecanismo de salida a sus bastos excedentes de producción de mercancías. No resulta casual, entonces, la lucha por el control de los mercados mundiales y por las principales fuentes de materias primas, empleando todo tipo de estrategias; incluso, el chantaje, la amenaza y hasta las intervenciones militares. El proceso de la llamada negociación del CAFTA ha estado matizado por las constantes advertencias por parte de los negociadores norteamericanos sobre las implicaciones económicas y políticas, para los países de la región, de no firmarse el Tratado en los términos que conviene a los intereses de los capitales que representan.

El proceso de negociación del CAFTA, que respondió a una estrategia de exclusión en el debate de los más representativos sectores de la sociedad civil, ha dado como resultado el acuerdo comercial, Centroamérica y la economía más poderosa del planeta, que se enmarca dentro de las características descritas y que ha provocado un fenómeno de incertidumbre en la población centroamericana y en los principales agentes económicos.

Los retos de los revolucionarios socialistas en América Latina

1. Consolidar la lucha antiimperialista
Enfrentar la política de agresión y el nuevo colonialismo. En los últimos años el pueblo de Guatemala, así como en el resto de los pueblos hermanos centroamericanos, se ha venido consolidando la conciencia de emplear la unidad y la solidaridad para enfrentar de manera contundente, junto a otros pueblos del mundo, las políticas agresivas e intolerantes de las fuerzas imperialistas, comandadas e inspiradas en la política global de dominio del señor Bush.

En la medida que los movimientos revolucionarios en América Latina se consolidan, la política agresiva intervensionista y criminal de los imperialistas se tiende a agudizar. Por esa razón la actitud de los criminales marca de alguna manera y es un indicador del auge de la revolución en nuestro continente. Frente a esta política se debe fortalecer la unidad y las respuestas aleccionadoras de los procesos revolucionarios.

2. Conformar frentes amplios y democráticos de lucha
Los sectores democráticos y progresistas; los diversos pueblos; mujeres y hombres, adultos y jóvenes; deben integrarse en los frentes amplios de lucha, unidos por la conquista del poder político para provocar las transformaciones sociales, políticas y económicas. Construir las naciones solidarias, antiimperialistas, humanas, con justicia social, con igualdad y equidad para las mujeres, con desarrollo económico orientado al bien común y sostenibilidad ambiental.

3. Construir la revolución socialista desde ahora.
Construcción de la democracia socialista desde ahora en todos los espacios de la vida social del pueblo. Se trata ni más ni menos de comenzar cuanta antes, en todos los espacios de la vida social, a construir las bases de lo que deberá de ser la sociedad socialista.

Construir, desde ahora, relaciones de producción, de poder popular y conciencia socialista que se refleje en la cotidianidad de la vida social que anticipen la sociedad que hemos soñado.

La nueva sociedad no será producto, únicamente, de un evento especial, que pueda significar la toma del poder por los sectores populares, sino además de ello, una construcción histórica, social, económica y política, que comienza, desde ahora, con lo que hacemos y la forma en que lo hacemos.

Las organizaciones políticas revolucionarias deben ser las primeras en prefigurar la democracia y deben ejemplificar lo que es la conducta y la praxis socialista.

4. Desarrollar organizaciones sociales y políticas que prefiguren la revolución socialista.
Los revolucionarios y las organizaciones democráticas y progresistas deben trabajar permanentemente por anteponer los intereses del pueblo y de la revolución por encima de los intereses personales, impulsar el trabajo colectivo y democrático en todos los niveles del trabajo revolucionario e impulsar la construcción de revolución socialista desde ya en todos los espacios de la vida social y militante. Debemos de lanzarnos a la construcción de organizaciones autónomas, independientes y democráticas donde se prefiguren los principios y los valores de la sociedad por la que luchamos construir, generar el debate político e ideológico respetuoso y la propuesta permanente.

5. Lucha permanente, en todos los espacios de la vida política, por alcanzar mejores condiciones de vida para la población
Los revolucionarios y sus organizaciones deben impulsar la lucha permanente, en todos los espacios sociales y políticos, para trasformar las condiciones de vida de la población. Las organizaciones políticas y sociales deben ser las formadoras de la conciencia de lucha donde se estén gestando las nuevas generaciones de líderes.

6. Incorporar a otras instituciones e instancias en la lucha por construir la revolución socialista.
La formación de conciencia por el cambio debe darse en todos los espacios de la vida social, en la familia, en los centros educativos, en las iglesias y en todos los conglomerados sociales.

7. Armonizar las diversas demandas sectoriales y regionales.
La diversidad de problemas que afronta la población y las particulares condiciones de vida vive cada pueblo, cada sector y cada región, debe permitir a las organizaciones políticas y sociales armonizar la orientación en torno a los objetivos comunes que hará posible construir la revolución socialista.

8. Capacidad para adecuar la lucha revolucionaria a las condiciones cambiantes de la sociedad
Los escenarios políticos, económicos y sociales sufren permanentes transformaciones, por tal razón la táctica revolucionaria debe ser capaz de adecuarse a las nuevas situaciones. Se deben superar los dogmatismos, los dirigentes revolucionarios deben tener la capacidad de desarrollar la actitud y sentido crítico para detectar los cambios que tengan lugar y asumir con objetividad nuevas orientaciones y directrices.

9. Continuar ocupando posiciones en los espacios del poder del Estado
Se hace imprescindible que las organizaciones populares y los partidos políticos, democráticos y progresistas, continúen ocupando espacios en los ámbitos de los poderes del Estado, con la intención de profundizar las contradicciones de clases que se producen en estos.

10. Intensificar la movilización masiva de los sectores populares
La lucha debe superar los espacios de las organizaciones sociales y políticas, se debe estimular la movilización de las masas populares en torno a las reivindicaciones históricas de la población y con la orientación de las organizaciones sociales y políticas.

Saludamos a todos los líderes latinoamericanos y del mundo, presentes en este encuentro, les expresamos nuestra más firme voluntad de participar activamente en todo intento de unidad y justicia para enfrentar en cualquier frente de lucha, al imperialismo norteamericano, donde se demande la construcción de la patria socialista.

ALTERNATIVA NUEVA NACIÓN ANN


Guatemala

Ecuador, julio de 2008