La Semiótica permite descubrir algunas coincidencias en la realización de las Misas Campales oficiadas por algunos obispos de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana en la ciudad de Guayaquil, el domingo 14 de septiembre de 2008. Y es que la carga de simbología, significantes y significados fue tal, que era imposible, o casi imposible, ocultar la Monarquía Eclesiástica al servicio de Dios en Ecuador.

Un conjunto de música interpretaba: “Dios de amor, Santa Eucaristía, libra al pueblo en tu corazón, TODO ES TUYO, salva al Ecuador”. ¿Me podrían responder ahora los tenedores de la Deuda Externa (la Conferencia Episcopal Ecuatoriana), cuando Sixto Durán Ballén pensó en entregarles esa maravilla de bonos, si pensaron en el “TODO ES TUYO”, salva al Ecuador? ¿Acaso no es significativo el negocio de la educación católica en las principales ciudades del Ecuador? ¿Acaso no se pelean por ser obispos, párrocos, monaguillos, acólitos de la Virgen del Quinche, de la Virgen del Cisne, del Señor de Andacocha, del Cristo del Consuelo? ¿Quién controla los diezmos y limosnas? TODO ES TUYO, SALVA AL ECUADOR.

También al Monseñor Arregui se le escucha decir en la homilía que: “El gobierno de Dios en la Tierra está presente”. Hasta donde se sabe, la Iglesia hace rato se dividió del Estado, después de la época tortuosa de los Borgia en el siglo XV. ¿No será que, y nuevamente acudiendo a la Semiótica, que con la entrega de la bandera de Guayaquil con la imagen de la Virgen María, los colores blanco y amarillo del Vaticano estarán instaurando un Estado dentro de otro Estado, regentado solo por el gobierno de Dios?

Monseñor Arregui nombra a la Santa Cruz y a la Beata de Nobol como signo de los católicos de Guayaquil. ¿Qué mismo es, no dicen que Dios es único y que ni siquiera la Pachamama debería ser nombrada al lado del redentor? Y luego se ufanan de que el Ecuador en la ‘magra Carta magna’ de García Moreno fue consagrado al Corazón de Jesús; y hoy nuevamente se lo vuelve a reconsagrar para que lo proteja al país. ¿La misma biblia cristiana no dice que no se debe adorar a santos e imágenes, sino a un solo creador?

Continúa Arregui en la homilía: “Esta es una fiesta de Dios crucificado y resucitado que invoca a la paz. Necesitamos un orden creativo y dinámico en la sociedad para cumplir con las obligaciones y derechos apegándonos a nuestras raíces cristianas de nuestra cultura para trabajar juntos por nuestra nación”. Señor Arregui, en América la Evangelización asesinó a millones de seres humanos con el pretexto de aceptar a Dios; negó la condición de adorar a sus propias deidades, convirtiendo el Eurocentrismo y el Antropocentrismo en caballos de batalla para explotar a la naturaleza y a la humanidad; luego la compra de indulgencias en la colonia cercenó de su tierra a millones de campesinos, y ahora usted dice que esas son nuestras raíces cristianas. ¿Hasta cuándo, padre Almeida?. ¿Por qué no dijeron ni pío ni pao cuando el señor cura Flores se llevó el santo y la limosna en las Aduanas del Ecuador?