La historiografía del siglo XXI en nuestro país se enaltece con la publicación de las Obras Completas de Eugenio de Santa Cruz y Espejo, el precursor de la independencia y la ilustración de América.

El honor de editar este importantísimo legado de uno de los ecuatorianos más célebres de todos los tiempos le corresponde a la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), tras esfuerzos realizados por su Núcleo de Chimborazo.

Philip Astuto, profesor estadounidense, que por más de 30 años estudió la vida, el pensamiento y los escritos de Eugenio Espejo, es quien prologa y hace la edición crítica de la obra, publicada en cuatro tomos: el primero de ellos recoge la obra educativa (El nuevo Luciano, Marco Porcio Catón y La ciencia blancardina); el segundo, la economía política; el tercero, la ciencia y el periodismo (entre otros materiales constan, Cartas Riobambenses y Primicias de la Cultura de Quito), y el cuarto, la teología (Opúsculos y cartas).

Antes de la edición crítica, Astuto anticipó dos trabajos sobre Espejo, que le servirían de base para su posterior obra: en 1957 publicó ‘Eugenio Espejo, quiteño de la ilustración’, y en 1968, ‘Eugenio Espejo, crítico y pedagogo quiteño del siglo XVIII’.

En 1973, el investigador estadounidense inició la redacción de lo que sería la edición crítica de las obras completas de Espejo, labor que fue culminada en septiembre de 2008 con la publicación de este invalorable material. Lamentablemente, Astuto no pudo ver impreso su trabajo de tantos años, pues falleció en los primeros meses de 2007.

Otra joya intelectual de la Biblioteca Mínima del Bicentenario

Las Obras Completas de Eugenio Espejo son publicadas como parte de la Biblioteca Mínima del Bicentenario, colección que ha difundido otros importantes trabajos: ‘Juicio a Eugenio Espejo’, edición de Carlos Paladines; ‘Páginas de la Historia Ecuatoriana’ (II volúmenes), de Oswaldo Albornoz Peralta, y ‘Eloy Alfaro y sus victimarios’, de José Peralta.
Al respecto, Fabián Guerrero Obando, Director de Publicaciones de la CCE, manifiesta: “La Casa de la Cultura inició la colección de la Biblioteca Mínima del Bicentenario como un espacio para redescubrir nuestra rica historia, compleja ciertamente, pero llena de gestas históricas, de personajes sobresalientes y colectivos humanos que han entretejido nuestro ser nacional. La Casa considera un deber ineludible con la sociedad acercar los clásicos para leerlos, releerlos y meditar acerca de su obra y así hallar nuestras raíces e identidad”.

La importancia de una obra crítica


El historiador Carlos Paladines considera que más allá de la paciencia, la prolijidad y el trabajo acucioso, lo importante del estudio de Philip Astuto está en el punto de partida, en la necesidad de probar la autenticidad, comprobada y autenticada de los manuscritos y manuscritos copias que se encontraban sobre Espejo, en Colombia, Ecuador y España: “Astuto enfrentó el problema de la veracidad y la autenticidad, aspectos centrales de toda buena historia, y estudió todas las variantes importantes o no, en los diferentes textos o manuscritos; además investigó todas las menciones que Espejo hizo de escritores y libros relevantes, para el conocimiento y referencias de la obra del precursor; también delimitó las fuentes primarias a las que recurrió Espejo”.

Paladines considera que ligar el texto con el contexto y las fuentes responde a criterios de interpretación muy actuales, y que esto fue precisamente lo que aplicó el investigador estadounidense en sus estudios sobre Eugenio Espejo: “Los mensajes no deben ser analizados en forma aislada, sino en referencia tanto del sujeto emisor y sus intereses individuales o del grupo a que representa, como del contexto en el cual surge para enfrentar el juego del poder y los intereses. En este sentido, Astuto desplazó el análisis hacia el sujeto de la idea más que hacia la idea misma, lo cual sería un reconocimiento del valor del significante. En pocas palabras, no solo se trata de un trabajo detallado, pormenorizado, sino que profundiza en la reconstrucción de los escenarios”.

Espejo, el portaestandarte del movimiento ilustrado de América

El historiador Carlos Paladines señala:

“A finales de la época colonial, el movimiento ilustrado difundió el principio de que las actividades políticas, culturales y sociales se sustentarán en la razón, la solidaridad, la igualdad y la libertad; sostuvo que el desarrollo de una sociedad se debe basar en la igualdad de derechos y oportunidades, en el respeto a las personas, a la libertad de pensamiento y de expresión, en la separación de la iglesia del Estado, en la educación laica, en la redistribución de la riqueza y la justicia social.

“El movimiento ilustrado es una de las más altas expresiones del pensamiento y de la praxis latinoamericana; uno de sus principales protagonistas fue Eugenio Espejo, que constituye uno de sus mayores portaestandartes, el más alto a nivel continental: sea por la visión de futuro que quiso construir, sea por la protesta que capitaneó contra el sistema político colonial. Espejo fue un adelantado, un precursor de los nuevos tiempos, que sembró las semillas del porvenir y sembró sueños diferentes que todavía están vigentes.
“No por nada, Gonzales Suárez lo colocó en el pedestal más alto al que haya ascendido figura alguna dentro de la Colonia: fue el ecuatoriano más célebre y más extraordinario de esa época”.