Human Rights Foundation (HRF) fue fundada en el año 2005, por Thor Halvorssen Mendoza, con el apoyo de su padre, Thor Halvorssen Hellum, ex agente de la CIA (ejecutó acciones en El Salvador y Nicaragua durante los años ochenta) y zar antidrogas de la DEA; además presidió la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela (CANTV), durante el régimen de Carlos Andrés Pérez. Junto a Hilda Mendoza, Thor Halvorssen Hellum conformó una de las familias más poderosa e influyente de Venezuela.

Personajes -amigos cercanos al círculo de los Halvorssen- como el ex ministro británico Tony Blair, el “religioso” Pat Robertson (quien sugirió asesinar a Hugo Chávez), constan entre los benefactores de Human Rights Foundation; esto sin mencionar a Armando Valladares, un ex oficial de policía, miembro del grupo represor del dictador Fulgencio Batista, derrotado por la revolución cubana en 1959.

Precisamente Armando Valladares, junto a Carlos Alberto Montaner, son dos de los agentes encubiertos por el gobierno norteamericano para ejecutar labores de espionaje y acciones terroristas coordinadas por la CIA y el Pentágono, en contra del pueblo cubano. Son figuras a las que siempre Estados Unidos utiliza para mostrarlos como disidentes “héroes”, “sobrevivientes” del régimen de Fidel Castro.

Un oscuro personaje…

Armando Valladares, "poeta construido por la CIA", salió de la Isla en 1982, tras un acuerdo entre los gobiernos de Francia y Cuba, en una acción que fue calificada por los voceros del imperialismo como “libertad de un poeta inválido, mártir de la prisión”. Efectivamente, Valladares fue encarcelado en 1960, con otros 16 terroristas, por cargos de sabotaje y homicidio en la Isla (violaciones de los derechos humanos), razón por la cual fue condenado a 30 años de prisión. Su condición parapléjica fue una farsa para llamar la atención pública (una vez liberado, en París, descendió del avión sin ninguna imposibilidad) y desprestigiar al gobierno cubano.

Inmediatamente después de su libertad, Armando Valladares fue nombrado embajador de EE UU en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, por el ex presidente Ronald Reagan; posteriormente es designado activista por los derechos humanos y Veedor Internacional de sufragios patrocinados por los Estados Unidos. ¡Vaya perfil de quienes, osadamente, se van convertidos en “activistas de los derechos humanos” y representan sin pudor a organismos como Human Rights Foundation!

La ofensiva en América Latina


Aunque inicialmente dirigió sus acciones en contra de Venezuela, la HRF no ha escatimado esfuerzos para abrirse otros frentes en la región, principalmente en países como Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia; casualmente todos ellos con gobiernos con tendencia de izquierda. Aunque sus funcionarios, con Thor Halvorssen Mendoza a la cabeza, declaran a los cuatro vientos que Human Rights Foundation es una organización “apolítica, ni de derecha ni izquierda", defiende a ultranza al gobierno norteamericano y su política exterior en el mundo, poniéndola como “ejemplo de democracia”.

HRF se caracteriza por cuestionar a los gobiernos latinoamericanos -considerados enemigos de los EE UU- que impulsan un proceso de gobierno distinto al impuesto por el imperialismo. Una muestra clara de ello es la acción desestabilizadora que emprendió en contra del presidente Evo Morales, en Bolivia, llevándolo al borde de una guerra civil. Junto a los opositores al régimen, aupó grandes manifestaciones en contra de ese gobierno democráticamente establecido. Respaldó las posturas reaccionarias de los prefectos separatistas Fernández, Suárez y Cossío, inconformes con la aplicación de una nueva Constitución, democrática, de amplios beneficios para el pueblo boliviano.

A esta labor de difamación y descrédito de los gobiernos democráticos de América Latina, no es ajena el apoyo y participación de organizaciones como la USAID, la cual, en el caso de Ecuador, ha implementado una serie de programas de “asistencia social”, principalmente en las provincias fronterizas con Colombia, donde de seguro lo utilizan para acciones de inteligencia en el marco del Plan Colombia. A ello hay que agregar las acciones sospechosas emprendidas por ciertos estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil, en los meses previos a la aprobación del referéndum, como muestra de rechazo al gobierno de Rafael Correa.

No es casual que, al mismo tiempo que se generaron estos acontecimientos, a través de distintos medios aparecieran supuestos “líderes universitarios” venezolanos como los “críticos capacitados” del nuevo momento que vive la sociedad ecuatoriana. ¿Acaso esto no es una forma de intromisión en los asuntos del estado ecuatoriano? No es de extrañarse que se esté utilizando a estos falsos “dirigentes estudiantiles” para incidir en la opinión pública, principalmente de la juventud, a rechazar el proceso de cambio impulsado por Correa.

Allí entra el papel de organismos como Human Rights Foundation, para aprovechar la adhesión, principalmente de la juventud, a su “causa humanitaria”, e iniciar una campaña de formación y encasillamiento de jóvenes estudiantes para luego promoverlos, supuestamente, como los nuevos actores sociales, los nuevos líderes políticos, los nuevos representantes ciudadanos, que a la postre actúan como portavoces de la política norteamericana y de las acciones emprendidas por la CIA. En este aspecto, la USAID tiene gran experiencia: Ruptura de los 25 y Participación Ciudadana (que paradójicamente tienen representación en el gobierno de Correa), son solo una muestra de lo realizado en Ecuador.

A las actividades de HRF siempre están ligados intereses políticos y económicos de la derecha tradicional. En Ecuador, Blasco Peñaherrera, al igual que un grupo de estudiantes de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, fueron invitados al evento de inauguración de la sede de este organismo. Sin duda, ésta se convertirá en el centro de operaciones y acciones que, tras el disfraz de los derechos humanos, se difundirán de forma negativa en contra del Ecuador.