La verdad sobre Sendero Luminoso, Lima 1997, José Antonio Vallejo Vidal. Transcripción literal de algunos párrafos entre pp. 246 a 295.

Capítulo XX, Cronología senderista e intereses norteamericanos: extrañas y sospechosas coincidencias (75)

(75) Este capítulo ha sido redactado fundamentalmente en base a observaciones propias del autor, a informes personales que recibió, a documentos oficiales y a los libros de Gorriti, Gustavo, Sendero: Historia de una guerra milenaria en el Perú, Ed. Apoyo, 1991 y de Favre, Henri, Perú: Sendero Luminoso y horizontes ocultos, Ed. UNAM, México, 1987.

“En 1959, bajo los auspicios y el financiamiento de la Fundación Ford, se refundó la Universidad de San Cristóbal de Huamanga. Fue designado como rector, a propuesta de la mencionada Fundación, primero un oficial de la Marina de Guerra del Perú y después el folklorólogo ayacuchano Efraín Morote Best, quien había sido, hasta ese momento, el animador principal del grupo indigenista cusqueño Tradición, que estaba fuertemente influenciado por el antropólogo norteamericano John H. Rowe, primer profesor de Antropología Social en la Universidad San Antonio Abad de Cusco y primer director de su Sección de Arqueología y Antropología, financiada por una donación de la Fundación Aksel Wenner Green. Es Efraín Morote quien hizo ingresar, algunos años después, como profesor de la Universidad de Huamanga, a Abimael Guzmán Reynoso, recién licenciado de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa; es Efraín Morote quien contrató posteriormente como catedráticos universitarios a los miembros del Cuerpo de Paz expulsados por Velasco; es Efraín Morote el padre de varios de los principales líderes de Sendero Luminoso. Desde este primer momento vamos a ver que se repiten, como una trilogía inseparable, tres elementos fundamentales: 1) fundación norteamericana e instituciones académicas e intelectuales peruanos ligados a ellas, 2) indigenismo y 3) Sendero Luminoso. ¿Será esto una simple casualidad o será producto de la mala intención del autor? ¿O se tratará de algo mucho más tenebroso?

…..El caso La Cantuta

En 1992 el autor estuvo como profesor contratado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle-La Cantuta. Dado el tipo de asignaturas que dictaba (Ciencias Sociales) y la actitud pro-senderista que reflejaba gran parte de los alumnos de ese centro de estudios, muchas de las preguntas que hacían éstos giraban alrededor de las actividades de Sendero Luminoso y, como era de esperarse, nuestras respuestas era de una total oposición a tal tipo de actividad y explicábamos que SL, no era más que una creación del imperialismo norteamericano mediante la CIA y que era financiado por el narcotráfico, que tenía por finalidad desestabilizar al país para provocar un golpe militar fascista que coloque al Perú de hinojos ante EEUU.

Hasta que, en cierta oportunidad, el profesor Hugo Muñoz nos invitó a su despacho, en la Facultad de Pedagogía –donde se desempeñaba como jefe del Departamento de Servicios Académicos-, y con el pretexto de entregarnos las actas, aprovechó para conminarnos a dejar de hacer comentarios en clase acerca de esa banda terrorista. Lógicamente rechazamos su amenaza amparándonos en la libertad de cátedra. El profesor Hugo Muñoz, en realidad “responsable político” de la secta senderista en La Cantuta, se desplazaba en el campus siempre acompañado de su “guardia de corps” conformada por un grupo de estudiantes pertenecientes al Comité de Internos de La Cantuta, verdadero centro de operaciones de Sendero Luminoso. De allí surgía la propaganda senderista que se irradiaba por toda la universidad, de allí surgieron los responsables del asesinato de la señora Rosa Pretell, supervisora del internado de mujeres y encargada del comedor universitario, que se negó a darles a los terroristas los víveres de los estudiantes para los terroristas presos (por la cual ningún cura hizo misa, no protestó el Departamento de Estado yanqui ni los organismos de “defensa” de los derechos humanos de los terroristas ni los medios de comunicación ni la Cruz Roja Internacional ni los partidos políticos ni los “senderólogos”); desde allí se conducía la organización senderista en la zona de Chosica y Chaclacayo y, por ende, los múltiples atentados que la banda terrorista cometió en esos distritos y en la carretera central.

El 15 de julio la Asamblea Universitaria destituyó a Alfonso Ramos Geldres, ex militante de VR y ex militante del PUM, quien trabajaba aliado con SL, como rector de la UNE. Posteriormente Ramos Geldres es impuesto, en el año 1996, en reemplazo del profesor Cajahuaringa, ex militante de IU, como miembro de la Comisión de Gobierno de la UNE, por el propio gobierno de Fujimori, con apoyo de las bayonetas militares. ¿Cómo explicar esta incongruencia?

Uno de estos días del mes de julio de 1992 nos enteramos, a través de unos panfletos pegados clandestinamente en las paredes de las aulas, que Hugo Muñoz y nueve estudiantes habían desaparecido. Por las fotos de algunos de ellos, publicadas en dichos libelos, pudimos identificarlos como los que servían de guardaespaldas y de claqué al mencionado docente. Ninguna organización política que opera en esa universidad (IU, MRTA, Apra, etcétera), ni organización gremial (Sindicato Unico de Docentes, Centros Federados, etcétera) les hizo caso porque en el fondo todos estaban tácitamente de acuerdo con la “desaparición” de esos miembros de Sendero Luminoso. Al mismo tiempo, sintomáticamente, dejó de salir el periódico mural que SL ponía todos los días en el centro del Campus.

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No sabemos si los hechos ocurrieron así, pero en verdad que los senderistas son trágicos para contar algo que les ha ocurrido a ellos, pero cuando se trata de narrar los crímenes que ellos han cometido con miles de personas, se burlan de sus víctimas de la manera más irritante y además las insultan y las calumnian después de muertas. Pero, al mismo tiempo cabe preguntarse ¿cómo se enteraron tan rápido los senderistas lo que, supuestamente, le había ocurrido a sus compañeros? ¿por qué creerle a los senderistas, que son expertos en la desinformación y en el encubrimiento? Dicen hablar en nombre de “los gremios y organismos del estamento estudiantil”, sin embargo, ellos no controlaban ninguno. Afirman que “los gremios estudiantiles van a responsabilizar”, pero resulta que después, al final, ellos mismos van a culpar a los tercios estudiantiles, ¿no es esto acaso una flagrante contradicción?, y, asimismo, culpan a todos los partidos de izquierda que operan en esa universidad. Pregunta ingenua para los ingenuos dirigentes de la izquierda peruana: ¿debemos creer todo lo que dicen los senderistas?, ¿estaban realmente comprometidos en esta desaparición los dirigentes gremiales estudiantiles y docentes y de la izquierda? Todos sabemos que no. ¿No es cierto?

Por esa misma época, exactamente el 19 de agosto de 1992, el director del Centro Educativo “Almirante Grau” de Ñaña y catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle de La Cantuta, Franklin Távara Gallo, fue asesinado brutalmente por un sanguinario grupo de aniquilamiento de Sendero Luminoso. Su violenta muerte se produjo poco antes de las ocho de la mañana en presencia de su hija Leslie de ocho años de edad, a quien llevaba de la mano al plantel autogestionario que dirigía con dedicación y esmero. El profesor Távara Gallo cayó al suelo después de haber sido alcanzado por dos balazos a la altura del esternón y el abdomen. Los terroristas intentaron volar su cuerpo con una poderosa carga explosiva que le colocaron en el pecho tal como hicieron con la lideresa y mártir de Villa El Salvador, María Elena Moyano. La víctima de 42 años, no obstante la gravedad de su estado, trató de defender por todos los medios su vida, desactivó el explosivo que le habían colocado en el cuerpo y lo arrojó a varios metros de distancia. Al notar que fallaban sus planes de volarlo, uno de los terroristas volvió hasta donde se encontraba el cuerpo sangrante del educador y le disparó un balazo detrás de la oreja y cuando su cuerpo quedó en posición de cúbito dorsal lo remató con un tiro de gracia en la cabeza. Ya anteriormente el profesor Távara había sido amenazado en reiteradas oportunidades por SL. La víctima era el virtual candidato de Izquierda Unida a las elecciones municipales de Chaclacayo y prácticamente seguro ganador pues contaba con el apoyo de la mayoría de la población. En esta ocasión ningún Henry Pease, ni general Robles Espinoza, ni Secretario de Estado norteamericano, ni partido político (de derecha o izquierda), ni organismo de defensa de los derechos humanos, ni Cruz Roja, ni cardenal primado, dijo absolutamente nada ante este trágico suceso. Todos hicieron mutis.

Así continuó la situación, más de nueve meses, hasta principios del año 1993; los senderistas hacían propaganda clandestina exigiendo la pronta aparición de sus compañeros, pero las organizaciones gremiales y de izquierda de la universidad no les hacían caso y mucho menos las organizaciones estatales y de la sociedad civil del país y del extranjero. Cuando, de pronto, y casualmente después del exitoso triunfo de la sociedad peruana que logró atrapar al cabecilla de la organización senderista Abimael Guzmán, el Departamento de Estado de EEUU, en primer lugar, utilizando a un general muy allegado a la embajada norteamericana (Robles Espinoza) y a un político clerical que funge de izquierdista (Henry Pease); y, a continuación, a los organismos de “defensa” de los derechos humanos de los terroristas (CONADE, APRODEH, Amnesty International, etcétera), los partidos de oposición (de la derecha y de la seudo “izquierda”), la Iglesia Católica, es decir, la institución más retrógrada, atrasada y conservadora que hay en el mundo, con un historial bañado en la sangre de miles de inocentes muertos en las mazmorras y en los autos de fe de la “santa” inquisición, que hizo misas y procesiones por el triunfo del excelente escritor antiperuano Mario Vargas Llosa; cuyo jefe máximo, Juan Pablo II, visitó, abrazó y bendijo al sanguinario dictador Pinochet, pero se negó a hacerlo a Fidel Castro, que apoyó al otro sanguinario dictador narcotraficante Raoul Cedras; cuya Comisión Episcopal defendió a una serie de personas acusadas de terroristas, pero, que nunca ha celebrado ni una sola misa siquiera por el profesor Távara ni por las decenas de miles de víctimas del terrorismo senderista; y, sobre todo, los periodistas títeres, como se dice: de mano y lengua servil, a través de algunos medios de comunicación (Caretas, Sí, Oiga, La República, Canal 9 y Canal 4), se dedicaron, a la voz de quien parecía el “gran jefe” (Secretario de Estado de EEUU), a hacerse eco de la propaganda senderista y servir de caja de resonancia del terrorismo, desgarrándose las vestiduras y derramando lágrimas, no muy sinceras, por la “triste desaparición de un profesor y nueve estudiantes”. Pero, en todo momento, como era de esperarse, se cuidaron de llamarlos como lo que realmente eran: terroristas, desinformando de esta manera a la opinión pública. Todos ellos (Departamento de Estado, Iglesia Católica, medios de información, dirigentes políticos, instituciones extranjeras, generales peleles, políticos ingenuos, etcétera) sospechosamente utilizaron el mismo lenguaje del volante senderista transcrito arriba. ¿Siguen siendo casualidades?.”