Charles Darwin nació en Shrewsbury, el 12 de febrero de 1809, en el núcleo de una familia culta y acomodada de Inglaterra de principios del siglo XIX. Su abuelo Erasmo y su padre Roberto, que fueron médicos de prestigio, le orientaron a Charles a la carrera de medicina, que la inició en la universidad de Edimburgo... Sin embargo, no le entusiasmó la medicina, por lo que asistió a pocas prácticas en el anfiteatro; darwin mostró aversión por la sangre y por las intervenciones quirúrgicas que se efectuaban sin anestesia. En cambio, empezó a interesarse por las ciencias naturales: aprendió las técnicas de colección de especimenes botánicos y zoológicos principalmente insectos e invertebrados marinos.

El profesor y naturalista Robert Grant, que sustentaba los postulados evolutivos de Lamarck, en sus caminatas le deleitaba a Darwin con largas explicaciones sobre los cambios evolutivos que se podían observar en la naturaleza y que esperaban ser dilucidados por la ciencia. Así fue que Darwin se inició como naturalista, colector y observador de la naturaleza, a la vez que se acercó al conocimiento de las ideas transmutacionistas (término que se empleaba en esa época para referirse a los cambios evolutivos).

Al abandonar los estudios de medicina, su padre le orientó hacia la formación como clérigo anglicano, para lo cual ingresó a estudiar las órdenes eclesiásticas de la Iglesia anglicana en Cambridge, donde obtuvo la licenciatura; empero su verdadero interés fueron las ciencias de la naturaleza, por lo que decidió tomar cursos de geología, botánica y zoología en la misma universidad. Los años de estudio en Cambridge fueron esenciales para su preparación científica.

En la formación científica de Darwin fue determinante la influencia del botánico John Stevens Henslow y del geólogo Adam Sedgwich. Henslow se convirtió en su tutor y maestro; al él se debe la iniciación en botánica. El interés por la geología le llevó a asistir a las conferencias de Sedgwich y a acompañarle a las exploraciones geológicas. Se destaca también la influencia del geólogo Charles Lyell que le permitió entender la antigüedad e historia geológica de la Tierra y con ello construir el marco geológico cambiante de la corteza terrestre, en cuyo escenario se habría producido la transmutación de los organismos.

Las ciencias naturales de la época habían alcanzado un progreso notable gracias a la introducción del método científico en el estudio de la naturaleza, la observación y experimentación dirigidas por la teoría y el empleo de la lógica inductivo-deductiva a la interpretación del mundo físico y biológico. Esto tuvo una influencia determinante en la formación de Darwin como naturalista e investigador. De Sedgwich recuerda esta frase: “la ciencia consiste en agrupar hechos de tal manera que de ellos se puedan deducir leyes”.

Pero fue John S. Henslow quien descubrió en Darwin especiales atributos para las ciencias, así como su gran capacidad de observación e interés por coleccionar rocas, fósiles, plantas y animales de todo tipo; por todo ello le sugirió al capitán Fritzroy que le acepte como naturalista del Beagle, en el viaje de estudio alrededor del mundo. El Beagle fue el barco de la Armada del Reino Unido que debía realizar investigaciones oceanográficas en las costas de varios continentes. El capitán Fritzroy cedió un espacio en su camarote al joven naturalista para el histórico viaje que provocó un profundo cambio en la mente de Darwin y en comprensión de los seres vivientes.

El Beagle zarpó de Davenport el 27 de diciembre de 1831 con el joven naturalista Charles Darwin de 22 años. “El viaje en el Beagle ha sido con mucho el acontecimiento más importante de mi vida y ha determinado toda mi carrera. Le debo a la travesía la primera educación real de mi mente. Me vi obligado a prestar atención a diversas ramas de la historia natural y gracias a eso perfeccionar mi capacidad de observación. La investigación de cada uno de los lugares visitados fue mucho más importante puesto que entra en juego el razonamiento”, según testimonia Darwin en su autobiografía.

Luego de cinco años de estudio de geología, paleontología, biogeografía y la flora y fauna mundial retornó a Inglaterra y se dedicó 20 años a organizar las colecciones y a clasificarlas, a escribir libros y artículos científicos, pero sobre todo a formular y estructurar la Teoría de la Evolución Biológica por selección natural, que le diera fama y prestigio en el mundo científico de la época, fama y prestigio que trascendió las fronteras y el venció el tiempo.

Darwin murió el 19 de abril de 1882 a la edad de setenta y tres años. Llevaron su féretro sus tres amigos: Huxley, Hooker y Wallace. Fue enterrado junto a Isaac Newton. De esa manera acabaron unidos los dos mayores científicos de la historia de Inglaterra. Newton abrió la puerta a la comprensión racional de la naturaleza y a su control tecnológico; Darwin dio paso a la comprensión racional del hombre y de su lugar y misión en el mundo así como a la posibilidad de mejorar la condición humana, según expresión de Julián Huxley.

oswaldobaez@hotmail.com