En el artículo anterior sobre la negritud, identificamos al negro de la región del Chota, como víctima del inhumano sistema de explotación esclavista que utilizaron los jesuitas, mientras que, para identificar a los negros de Esmeraldas, debemos partir de la premisa de que ellos, si bien llegaron a las costas en calidad de esclavos en l553, al desembarcar, ya sea accidentalmente por naufragio o deliberadamente, escaparon de sus amos y se internaron en la selva, en donde vivieron libres, como actores de un nuevo mestizaje con los indígenas nativos de la zona.

Sobre este hecho, el historiador González Suárez afirma: “Esmeraldas se hallaba en aquella época bastante poblada: había varias tribus de indígenas, entre las cuales se distinguían las de los “Niguas”, “Lachis”, “Campaces”, “Malabas” y “Cayapas”, con idiomas distintos del quechua, vivian también varios negros, quienes, tomando por esposas algunas indias, habían formado familias mezcladas, llegando a dominar a los indígenas, enseñorearse de ellos, haciéndose temer de todos para utilizarlos como servidumbre. Estos negros eran náufragos que se salvaron de un barco que encalló en las costas de Esmeraldas y ganaron tierra a nado, se internaron en la selva y se convirtieron en los señores de la comarca”. Según el cronista Serrano Quiroz, en 1660 se dio otro naufragio y llegó a las costas de Esmeraldas otro grupo de gente de color, aumentando con ello la cimiente que daría origen a la población negra actual”. Posteriormente “llegaron de Colombia blancos y mestizos y al realizar un análisis de sus apellidos podemos identificarlos en la forma siguiente: los “Tello” se asentaron en La Tola; los “Estupiñán en las costas de la zona norte hasta Río Verde, los “Concha” en todo el río Esmeraldas y sus afluentes; Los “Plaza” en la zona de Atacames. Estas fueron las corrientes migratorias de raza blanca que trajeron también esclavos negros con sus propios apellidos”.

Entonces se produce el sincretismo cultural y religioso en el micro grupo afroecuatoriano, o sea la fusión de dos elementos religiosos en dos culturas distintas; en algunos hechos culturales se impuso la cultura del colonizador, como en los romances y las décimas y en otros hechos como la música y los bailes, se impuso la cultura afro.

Alfaro tenía un cañón/
que tenía la boca negra,/
y al oír el cañonazo/
se van los godo’ a la mierda;/
este cañón es traído/
de la misma Inglaterra, /
echan bala y le echan piedra/
y al tiempo se oyen tañidos;/
salen los godo’ corridos/
sin tener apelación”

La décima es una combinación de diez versos octosílabos, tiene el carácter de composición lírico-narrativa, escrita en verso y que conserva una rima asonante desde el principio hasta el final. De acuerdo a esta definición, existen cuatro clases de décimas:
 Décimas a lo humano;
 Décimas a lo divino;
 Décimas a lo humano y a lo divino; y,
 Décimas de argumento.

Paulo de Carballo-Neto, el gran estudioso del folclor ecuatoriano que vivió muchos años en el Ecuador, en su obra “Folklore Poético”, añade a esta enumeración la “Décima Glosada”, que está compuesta por:

a) Décima de pie forzado;
b) Décima con estrambote;
c) Décima simple;
d) Décimas improvisadas; y,
e) Décimas sabidas.

En la poesía Fol., cada uno de los versos se llama “pié” o “palabra”, y de acuerdo a la Preceptiva Literaria, el verso es la frase rítmica que resulta de la reunión de cierto número de sílabas con acentos prosódicos debidamente colocados y con las pausas y cesuras debidamente distribuidas. En la poesía popular la estrofa está compuesta de cuatro “pies” o “palabras”, cada cuarteta es asimétrica, es decir que no riman entre sí, aunque también se encuentran poemas con rima simétricas.

Veamos un ejemplo de cada una de ellas:

Asimétrica:
La quebrada de Gualarito/
es una quebrada de gracia/
quinchinchero lo tenia

Simétrica:
Yo con María me jugaba/
y ella con yo se reía/
y ella hacía lo que quería/
pero yo la respetaba.

Los ritmos musicales más conocidos y practicados en toda la provincia de Esmeraldas, tienen que ver mucho con su vida cuotidiana, sus costumbres y sus celebraciones familiares. Los más comunes y familiares son:

El chigualo, el término puede tener origen manabita, pero se lo utiliza en Esmeraldas, como forma de celebración navideña, el nacimientos, los villancicos y el velorio del Angelito.

El arrullo: Es un canto grave y dulce, que sirve para enamorar a las personas; al son de la marimba, el cununo, el guazá y las maracas, se dan serenatas en las noches.

El andarele: Es un género musical de carácter festivo: los músicos integrados por marimba, cununo, guazá y maracas, dan el ritmo afro, mientras los cantores contestan al solista en forma de estribillo.

El alabao: Igual es parte del cancionero afro esmeraldeño y pertenece al ritual de velorios cuando la muerte de un adulto. Es una contracción de “alabado” e igual se lo interpreta con los cuatro instrumentos típicos de Esmeraldas: la marimba, el cununo, el guazá y las maracas.

La caderona: Como las anteriores, pertenece al cancionero afro esmeraldeño, es interpretada por los cuatro instrumentos señalados en los otros ritmos. La diferencia está en que el solista inicia la estrofa, mientras el coro repite el estribillo.

Todas las canciones de la música afro afroecuatoriana, se bailan por grupos sueltos, hombres y mujeres frente a frente, en un largo y alegre coqueteo.